Se cumplió un año desde el inicio de las protestas. Los muertos llegan a 325. Exigen la salida del presidente Daniel Ortega y de su esposa. Ambos son gobernantes.

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20 de abril de 2019, 4:00 AM
20 de abril de 2019, 4:00 AM

La policía nicaragüense dispersó ayer con bombas de estruendo y gases lacrimógenos a manifestantes que aprovecharon la masiva procesión de la Sangre de Cristo para demandar la salida del presidente Daniel Ortega, a un año del estallido de las protestas antigubernamentales.

Los opositores se colaron en la procesión religiosa y llegaron hasta el atrio de la catedral de Managua gritando consignas contra el gobierno de Ortega, al que culpan de la muerte de más de 300 nicaragüenses durante la represión a las protestas el año pasado.

“Estamos demandando la salida de Ortega, estamos cansados, ya nos hartamos”, afirmó la estudiante de ingeniería María Alonso, durante la procesión.

Al finalizar la actividad religiosa, los manifestantes se dirigieron a una de las calles adyacentes de la catedral para seguir protestando, pero fueron reprimidos por la Policía.

Ante la agresión, los opositores se defendieron lanzando piedras y en una rotonda cercana dispararon cohetes artesanales mientras agitaban banderas de Nicaragua, replegándose a los patios de la iglesia.

El incidente, que no dejó heridos ni detenidos, se produjo después de que miles de feligreses católicos participaron en la procesión de la Sangre de Cristo para cumplir promesas y pedir por la paz en Nicaragua. La Policía informó en un comunicado que “un grupo de personas armadas con piedras, morteros y algunos con armas de fuego quisieron manipular el vía crucis” del Viernes Santo.

Los opositores dijeron que se sumaron a la procesión para conmemorar el primer aniversario de las protestas, debido a que las últimas marchas que intentaron realizar en la capital no fueron desautorizadas por la policía. “¡Democracia sí, dictadura no!”, “¡De que se van se van!”, vitorearon los opositores durante el viacrucis, en cuyo trayecto la Policía se abstuvo al principio de intervenir por la presencia de miles de feligreses. Al concluir la procesión, los manifestantes se quedaron en los predios de la iglesia. Algunos familiares con hijos muertos en protestas previas pidieron con cruces en las manos castigo para los responsables de la represión.

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