Como salida a la crisis, la Iglesia católica, mediadora en un diálogo entre el gobierno y la Alianza, propuso adelantar los comicios de 2021 a 2019, pero Ortega no aceptó

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13 de julio de 2018, 22:37 PM
13 de julio de 2018, 22:37 PM

Al menos dos muertos -un civil y un policía- dejó este viernes un ataque de fuerzas del gobierno en el barrio Monimbó, en Masaya, cuando el presidente Daniel Ortega presidía un acto público en otro sector de esa combativa ciudad del sur de Nicaragua.

"En este momento se registran dos muertos, uno es un policía", declaró Alvaro Leiva, representante de un grupo local de derechos humanos, mientras que un dirigente opositor de Monimbó confirmó a la AFP ese balance de víctimas.

"Nos están hostigando, Monimbó está terriblemente bajo ataque", dijo a la AFP un vecino de esa ciudadela, vía telefónica.

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"Es urgente que cesen de inmediato los ataques que en este momento suceden en Monimbó, Masaya, contra estudiantes de la UNAN y la Iglesia de la Divina Misericordia", escribió en Twitter la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas.

El secretario general de la OEA, Luis Almagro, pidió a las autoridades dejar entrar a la Universidad a expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
   

El "camino a la paz"    
A bordo de una camioneta blanca rodeada de escoltas, Ortega, junto a su esposa Rosario Murillo, participó en una caravana de sus seguidores desde Managua a la rebelde Masaya, 35 km al sur, para contrarrestar un paro laboral de la oposición que, con negocios cerrados y calles medio vacías, exige su salida del poder.

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"Invitamos a todos (...) a que tomemos el camino de la paz que es el único que nos va a dar tranquilidad", exhortó Ortega frente a la estación de policía de Masaya, fuertemente custodiado entre antimotines encapuchados y policías, con quienes se tomó fotografías.

La caravana conmemoró el histórico "repliegue", una gesta guerrillera previa al triunfo de la insurrección popular que, encabezada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), derrocó al dictador Anastasio Somoza en 1979.

Los opositores consideraron una derrota para el gobierno haber postergado el festejo, hacer caravana y no caminata, y no poder entrar al combativo barrio indígena Monimbó.

Los opositores reclaman justicia, y elecciones adelantadas o la renuncia de Ortega, a quien acusan de desatar una feroz represión contra las protestas y crear una dictadura con su esposa, marcada por la corrupción y el nepotismo.

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En Washington, la Organización de los Estados Americanos (OEA) sesionó sobre la grave situación de Nicaragua. Siete países presentaron un proyecto de resolución que exhorta al gobierno de Ortega a apoyar elecciones anticipadas en acuerdo con la oposición.

Como salida a la crisis, la Iglesia católica, mediadora en un diálogo entre el gobierno y la Alianza, propuso adelantar los comicios de 2021 a 2019. Pero fue descartado por Ortega, exguerrillero sandinista de 72 años que gobierna desde 2007 por tercer periodo consecutivo.