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Mercados: reordenar, trasladar o planificar

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21 de noviembre de 2017, 4:00 AM
21 de noviembre de 2017, 4:00 AM

Después de varios años de espera, los cruceños estamos ansiosos y pendientes de que un problema tan antiguo y que se ha dejado crecer tanto, pueda por fin ser enfrentado y resuelto. Todos estamos de acuerdo en que es una situación insostenible la que se da en La Ramada, en el Abasto, en Los Pozos y en la rotonda del Plan 3.000 y celebramos de que por fin la actual gestión  municipal lo enfrente.

El problema de los gremiales que venden en las calles, junto con el del transporte público y el de los boliches no son más que la expresión de la dimensión y complejidad de la economía informal en nuestro medio, como expresión de un país que no logra crear las condiciones para que se genere empleo. Toda esa población que llega, sin recursos, sin capacidades y sin apoyos, se dedica en gran porcentaje a la venta callejera, en una proporción que va mas allá de lo que la ciudad necesitaría, generándose lo que se llama el desempleo disfrazado. Entran a formar parte de un sistema que hace daño a la ciudad pero beneficia a muchos.

Se trata sin duda de un problema socioeconómico y político muy complejo, pues se ha conformado un sistema informal que ha tejido profundas y estrechas relaciones entre sus varios actores: productores, transportistas, intermediarios, minoristas, carretilleros, funcionarios municipales y muchos más. Este tema, si se desea cambiarlo debe ser estudiado y encarado en su totalidad, es decir como un sistema, incluyendo a todos sus actores mediante un plan de abastecimiento que defina objetivos y proponga los proyectos que se deben desarrollar para lograr esos objetivos, proyectos que deben estar, todos  concatenados unos con otros. Solo así se puede tener éxito.

Nuestra preocupación es que este enorme problema no ha sido enfrentado con esa seriedad: no se ha estudiado y diagnosticado en  profundidad el tema como para producir un verdadero plan de abastecimiento urbano, el cual debe tener como cabeza un mercado mayorista, conectado con los mercados distritales, con un sistema secundario de transporte de menor tonelaje para abastecer a esos mercados distritales a todos con los mismos precios, evitándose así que la población deba recorrer largas distancias para ir a los mercados, buscando los mas baratos que son los que hoy funcionan también como mayoristas. 

Por el contrario, de manera muy fragmentaria se  ha elaborado y trabajado sobre una lista de acciones: Ramada, Abasto, Plan 3000, sin llegar a conocer las complejas relaciones entre los varios actores de ese ‘misterioso’ mundo informal: “Si se van los camiones nos vamos con ellos”…
“No sabemos dónde nos mandarán, cada día nos dicen otra cosa”. “Los que se han ido han dejado a sus parientes en los puestos”, “Soy productor, pero no me han dejado lugar, se los han dado a los intermediarios”, y así van las expresiones de centenares de gremialistas y productores desorientados y perplejos.

No hay la respuesta clara porque no se ha seguido un plan bien estructurado con una clara estrategia y acciones bien coordinadas en el tiempo y en el espacio. Actuar de acuerdo a un plan ampliamente conocido y apoyado por la sociedad civil es una condición fundamental para que estas arriesgadas acciones municipales puedan generar los frutos que todos esperamos. 

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