Tendencia. La desaceleración de China, Alemania y el Reino Unido, además de datos preocupantes en el sector industrial en EEUU, encendieron las alarmas en los mercados

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18 de agosto de 2019, 4:00 AM
18 de agosto de 2019, 4:00 AM

Wall Street cierra una turbulenta semana que ha llevado al Dow Jones a su peor día del año, con el mercado presa de una volatilidad alimentada por el conflicto comercial entre Estados Unidos y China, y por una inversión en la curva de los tipos de la deuda que muchos consideran una señal de recesión.

Agosto no suele brillar por sus resultados debido al bajo volumen de negociación, y tras la montaña rusa en la que se ha convertido la Bolsa de Nueva York los últimos cinco días, todo apuntaba a que los principales índices se despedirían con notables pérdidas semanales.

Pese a que la jornada del viernes en el parqué neoyorquino fue positiva y se recuperó algo de terreno, el Dow Jones de Industriales acumuló un retroceso del 1,53 %, el selectivo S&P 500 del 1,03 % y el índice compuesto Nasdaq del 0,79 %.

El mercado siguió con temor la evolución de los bonos del Tesoro y vio caer los papeles a 30 años a un mínimo histórico inferior al 2 %, pero la alarma saltó con el descenso de los títulos a 10 años, de referencia para los préstamos hipotecarios, que arrastró a las principales firmas del sector financiero.

En general, impera la sensación de alarma desde que se activó el indicador de recesión, aunque hay división entre los expertos sobre la credibilidad que debe dársele a la curva invertida, comenzando por la expresidenta de la Reserva Federal Janet Yellen.

“Históricamente ha sido una señal bastante buena de recesión, pero (...) en esta ocasión puede ser una señal menos buena”, dijo en el canal Fox Business la economista, que apuntó a que hay “factores ajenos a las expectativas del mercado respecto a la futura senda de los tipos de interés” presionando a la baja los rendimientos a largo plazo.

Hay más escépticos, como el analista Ed Yardeni, presidente de Yardeni Research, que atribuyó la “histeria” a algoritmos con la orden de “vender acciones ante titulares pesimistas” y señaló que la curva invertida no “causa” una recesión, sino que “predice crisis crediticias causadas por un endurecimiento” de la Reserva Federal.

En cambio, otros urgen a los “optimistas” a tomarse en serio el mercado: “(Decían) que nadie debería preocuparse porque la curva de rendimiento a 2 y 10 años no se había invertido. Ahora que sí lo ha hecho (brevemente), se fijan en los 10 y 30 años y dicen que las curvas de rendimiento no son infalibles”, escribió en una nota el estratega jefe de Gluskin Sheff, David Rosenberg.

En ese sentido, el economista jefe interino del banco Wells Fargo, Jay Bryson, vaticinó que la expansión económica que dura ya 10 años seguirá “al menos hasta finales del próximo”, aunque influye en este plazo la “incertidumbre” que generan las tensiones comerciales EE. UU.-China, las protestas en Hong Kong o el brexit.

“Podríamos, posiblemente, acabar ‘convenciéndonos’ de que hay una recesión”, concluyó Bryson, que remitió al mito de la profecía autocumplida con unas palabras del expresidente Franklin D. Roosevelt: “Lo único que debemos temer es el miedo en sí mismo”.