Los opositores reclaman el adelantamiento de las elecciones generales tal como propone la Iglesia católica durante el diálogo

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14 de julio de 2018, 4:00 AM
14 de julio de 2018, 4:00 AM

Mercados, bancos, tiendas, gasolineras y pequeñas ventas de comida no abrieron sus puertas ayer en ciudades y pueblos de Nicaragua, en un masivo paro de actividades convocado por la oposición para presionar la salida del presidente Daniel Ortega, quien, en contraofensiva, movilizará a sus seguidores.

Muchos negocios permanecen cerrados por apoyo al llamado opositor pero también por temor a saqueos o asaltos, en medio de una desbordada violencia que deja unos 270 muertos en tres meses de protestas contra el gobierno.

“Estoy trabajando por necesidad. Pero el paro es un arma para presionar al gobierno, porque a esta situación no se le ve fin. Los pobres somos los que estamos muriendo”, dijo a la AFP Adolfo Díaz, limpiabotas de 67 años, en un pasillo solitario del mercado Huembes, en el este de Managua, donde hay 4.500 negocios.

El paro de 24 horas convocado por la opositora Alianza Nacional por la Justicia y la Democracia, que aglutina a grupos de la sociedad civil, comenzó a las 00:00 locales, respaldado por la cúpula empresarial.

Los bancos, colegios y centros comerciales cesaron actividades en varias ciudades, como León y Granada. Solo las gasolineras estatales Petronic están abiertas, y hay poca afluencia de pasajeros en las paradas de autobús.

Según seguidores de la oposición, el paro se cumple en 90%, aunque medios oficialistas reportan normalidad en algunas zonas de comercio. En Mercado Oriental, el más grande -de unos 20.000 negocios-, está a oscuras y prácticamente cerrado.

El paro, el segundo tras el del 14 de junio -que dejó cuatro fallecidos-, se realiza un día después de una gran marcha en Managua y manifestaciones en otras ciudades, con saldo de cuatro policías y un civil muertos en un municipio del sureste.

En la tercera jornada de presión de la Alianza, los opositores irán el sábado en caravana de vehículos por los conflictivos barrios orientales de Managua.

Los opositores reclaman justicia, elecciones adelantadas o la renuncia de Ortega, a quien acusan de desatar una feroz represión contra los opositores.