Se agrava la crisis migratoria en Europa y el norte de África. Una embarcación naufraga en las costas de Libia.

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29 de junio de 2018, 10:03 AM
29 de junio de 2018, 10:03 AM

Mientras la Unión Europea (UE) acuerda la apertura de refugios para migrantes en suelo europeo, una embarcación naufraga con más de un centenar de personas en las costas de Libia.

Los cuerpos de tres bebés han sido encontrados y un centenar de personas están dadas por desaparecidas tras el naufragio el viernes de una embarcación de migrantes en las costas de Libia, informaron supervivientes y guardacostas.

Alrededor de 120 migrantes viajaban a bordo de la lancha neumática cuando ésta naufragó a seis kilómetros de las costas libias, afirmaron a la AFP varios supervivientes trasladados a la región de Al Hmidiya, a 25 kilómetros al este de la capital, Trípoli.

En total, 16 personas han sido rescatadas, todas hombre jóvenes, constató un corresponsal de la AFP.

La embarcación zarpó de madrugada de la ciudad costera libia de Garabulli, a unos 50 kilómetros al este de Trípoli, explicaron supervivientes a la AFP.

Unas horas más tarde, se produjo una explosión a bordo y el motor prendió fuego. La embarcación empezó a arder y los migrantes intentaron aferrarse a una parte de la embarcación o a bidones de carburante que cayeron al agua.

Según los guardacostas, varios pescadores los localizaron y alertaron a la marina.

Testigos explicaron que numerosas familias marroquíes iban a bordo, así como yemeníes. Entre los desaparecidos figuran dos bebés y tres niños de 4 a 12 años, y entre 10 y 15 mujeres.

En poco más de 10 días, la marina libia rescató a cientos de migrantes.

Para miles de migrantes africanos, Libia es un país de destino y tránsito hacia las costas europeas.

 

Centros para migrantes

 

Los mandatarios de la Unión Europea (UE) acordaron in extremis en la madrugada del viernes la creación voluntaria de centros para migrantes en suelo europeo, pero ya empiezan a surgir interrogantes sobre qué países estarían dispuestos a acoger estas estructuras.

 "Los centros europeos funcionarán sobre una base voluntaria en los países en primera línea. Son esos países quienes dirán si son o no candidatos", señaló el presidente francés, Emmanuel Macron, uno de los artífices del acuerdo, al llegar al segundo día de cumbre en Bruselas.

 El acuerdo surgió tras nueve horas de complejas negociaciones entre los 28 y bajo presión del gobierno populista italiano de Giuseppe Conte, que había amenazado con boicotear la declaración conjunta de los líderes si estos no respondían a sus demandas de mayor solidaridad en el reparto de los migrantes.

 "Italia ya no está sola", celebró Conte tras el acuerdo alcanzado hacia las 04H30 (02H30 GMT) de la madrugada. Su país, a donde llegaron casi 500.000 migrantes por mar desde 2015, se había sentido abandonada por sus socios europeos en la gestión de la reciente crisis migratoria.   Para responder a sus inquietudes, los europeos acordaron la creación voluntaria de "centros controlados" en suelo europeo, adonde serán trasladados los migrantes rescatados en aguas europeas para su selección entre los que pueden optar al asilo y quienes deberán ser devueltos a sus países.

 El canciller austríaco, el conservador Sebastian Kurz, calificó estos centros como una "muy buena idea", pero rechazó claramente la creación de este tipo de estructuras en su país. "No somos un país con una frontera externa, no somos un país en primera línea, excepto si la gente salta en paracaídas", dijo.

 Austria, que asumirá la presidencia pro témpore de la UE en julio, estaba alineada con el grupo de Visegrado, un conjunto de países de la ex órbita soviética y que celebraron que la acogida de los refugiados identificados en los "centros controlados" se hará también de forma voluntaria.

 "Fue una gran pelea, el grupo de Visegrado [Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia] se unió y logramos nuestro objetivo. Es un gran éxito", aplaudió el primer ministro checo, el multimillonario populista Andrej Babis, a su llegada a la segunda jornada centrada en el Brexit y la reforma de la zona euro.

 El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, que acudía a su primera cumbre europea, dijo por su parte que "no es el mejor de los acuerdos", pero lo justificó en la realidad diferente en cada país. "Cada país tendrá que decidir qué política o qué respuesta da".

 

'Plataformas de desembarco'

 

El catálogo de propuestas, tres años después de la mayor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial y en un contexto de reducción drástica de las llegadas de migrantes, también pasa por una mayor protección de fronteras y cooperación con los países de origen y tránsito, sobre todo en África.

 En sus conclusiones, los mandatarios urgen a las instituciones comunitarias a "explorar rápidamente el concepto de plataformas regionales de desembarco", en cooperación con terceros países, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

 Estas plataformas situadas fuera de la UE acogerán a los migrantes rescatados en aguas internacionales, entre los que también se hará una selección, todo esto "respetando plenamente el derecho internacional", reza el acuerdo. Ningún país se ha ofrecido por el momento a acoger estas plataformas e incluso Marruecos ya anunció su oposición.

 La cumbre debía inicialmente lograr un "consenso" sobre el Reglamento de Dublín, que establece que el país europeo que un migrante pisa primero es el responsable de gestionar su solicitud de protección internacional, algo insostenible para los países mediterráneos que reclaman más ayuda en la gestión.

 Tras dos años de negociación sin conseguir sacar adelante su reforma, los líderes reconocieron simplemente la necesidad de llegar a un consenso en base a "un equilibrio de responsabilidad y solidaridad" entre los socios y urgieron a concluir los trabajos "lo antes posible".

 Las advertencias de los riesgos para el porvenir de la UE en caso de una falta de acuerdo, en boca de dirigentes como el presidente de la Eurocámara Antonio Tajani, parecen alejarse, así como la amenaza que pesa sobre el gobierno de coalición de la canciller alemana Angela Merkel.

 Su ministro del Interior amenazó con impedir de manera unilateral la entrada de solicitantes de asilo procedentes de otros países de la UE a Alemania, principal destino de los refugiados que llegaron a las costas europeas en los últimos años, algo que hubiera cuestionado el espacio de libre circulación europea.   La jefa del gobierno alemán se mostró "optimista" con el texto, que urge también a adoptar "todas las medidas legislativas y administrativas" internas para frenar este fenómeno conocido como "movimientos secundarios", pero reconoció que todavía "queda mucho trabajo por hacer".