Diversos sectores critican al pontífice católico y le reclaman medidas más concretas contra los abusadores de menores

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23 de agosto de 2018, 4:00 AM
23 de agosto de 2018, 4:00 AM

Elegido hace cinco años para hacer cambios en una Iglesia en crisis sacudida por los escándalos, el primer papa latinoamericano de la historia encara las críticas internas de obispos y cardenales para que tome medidas concretas más firmes contra la pedofilia y sus encubridores.

“El reloj nos está marcando la hora a todos los dirigentes de la Iglesia, los católicos están perdiendo la paciencia, la sociedad civil perdió la confianza en nosotros”, advirtió en una declaración escrita el cardenal estadounidense Sean O’Malley, arzobispo de Boston.

El influyente purpurado, presidente de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, figura en la lista de prelados que piden al papa Francisco medidas “claras, transparentes y concretas” contra curas, obispos y cardenales acusados de abusos sexuales a menores o de encubrirlos.

Después de los desaciertos del papa durante su viaje a inicios del año a Chile al haber puesto en dudas las denuncias contra el cura Fernando Karadima, acusado y condenado por abusos sexuales, el papa argentino sigue recibiendo denuncias de todo el mundo contra prelados.

El abuso de más de mil menores por parte de 300 religiosos durante siete décadas en Estados Unidos, denunciado esta semana, generó de nuevo críticas y malestar contra el máximo líder de la Iglesia por sus flaquezas ante un fenómeno que tanto ha desprestigiado a la milenaria institución.

El llamado cáncer de la pederastia en la Iglesia será seguramente el tema central de la primera visita de un papa en casi 40 años este fin de semana a Irlanda, país donde estallaron los primeros escándalos.

En una reciente homilía dominical, el arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, pidió al papa que “destruya” los mecanismos que permitieron que se encubrieran por décadas los abusos sexuales en las escuelas católicas.

“La rabia de la gente no es sólo por los abusos, sino porque la Iglesia fue autoritaria, despótica y autoprotectora. Los escándalos de abusos han provocado un resentimiento enorme entre los creyentes”, resumió durante la homilía.

“No basta con decir simplemente ‘lo siento’. Las estructuras que permitieron o facilitaron el abuso deben ser destruidas”, indicó.