Dos de ellos viven en una cárcel militar y gozan de privilegios como bibliotecas o gimnasios. Sin embargo, ya no pueden tener comunicación directa entre ellos

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8 de mayo de 2018, 11:28 AM
8 de mayo de 2018, 11:28 AM

Casi 670 días sin pisar la calle, sin salir a fiestear juntos ni contarse sus 'hazañas' por WhatsApp. Su vida dio un cambio a raíz de un crimen que indignó a la sociedad española.

Los cincos jóvenes acusados hace unos días, fueron condenados a nueve años de cárcel por abusar en grupo a joven de 18 años en España, durante las fiestas de San Fermín en Pamplona, en julio de 2016. Han estado dos años en prisión y sus vida ahora toma otro rumbo.

Lo único que tienen en común es que están entre rejas, privados de libertad y sin comunicación directa entre ellos, aunque tienen 50 minutos para hacer llamadas semanalmente.

Están dividios en dos centros penitenciarios: tres están en la cárcel de Pamplona y otros dos en la prisión militar de Alcalá Meco (Madrid).

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Ni siquiera salieron de la cárcel para conocer su sentencia, la vieron por video conferencia, aunque sí todos tienen televisores en sus celdas, de acuerdo con el reporte de la red televisiva La Sexta.

El considerado líder de 'La Manada', José Ángel Prenda, ya perdió casi 30 kilos (pesaba 107) a causa del estrés y los ejercicios que realiza en la prisión, según su abogado, quien defiende también a otros tres de los encarcelados.

Este hombre ve que su condena es excesiva y está en campaña repartiendo fotocopias de su sentencia en la prisión en la que está recluida buscando limpiar su imagen.

De acuerdo con el reporte, Prenda goza en Pamplona de un gimnasio, un espacio para jugar frontón y una piscina, al igual que ángel Boza y Jesús Escudero.

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Se levantan a las ocho de la mañana y desayunan media hora más tarde. En torno a las 13 horas comen y descansan un rato en sus celdas. Hacia las 20 horas cenan y para las 21 horas todos se encuentran ya en sus celdas a la espera de que al día siguiente vuelva a amanecer, según el diario ABC de España.

Mientras Alfonso Jesús Cabezuelo, militar, y de Antonio Manuel Guerrero, guardia civil, disponen de una biblioteca y un economato (lugar donde adquirir productos a precios bajos). sin embargo, estos pueden perder sus respectivos trabajos.

Pese a su carácter militar, en este centro penitenciario se lleva una vida muy similar a las de las cárceles civiles.

Durante este tiempo, Antonio Manuel Guerrero fue padre de una niña. Ángel Boza volvió a estudiar y terminó el colegio. Prenda también optó por la educación y aprende Euskera, el idioma del país vasco.

Mientras no exista una sentencia firme, estos cinco hombres no podrán solicitar permisos ni cambiar de grado penitenciario.

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