Carlos García Juliá estuvo casi 20 años oculto en San Pablo. Vivió en Bolivia y huyó por Chile, Argentina y Venezuela. Participó del atentado contra cinco personas en 1977

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8 de diciembre de 2018, 4:00 AM
8 de diciembre de 2018, 4:00 AM

El español Carlos García Juliá, detenido en San Pablo por su participación en el atentado de 1977 contra un despacho de abogados en Madrid, vivía en Brasil desde hacía casi dos décadas, era conductor de Uber y se escondía bajo una identidad falsa venezolana.

García Juliá, quien cumplió en España 14 de los 193 años de prisión a los que fue condenado, fue arrestado el miércoles por las autoridades brasileñas cuando salía de su casa, en el barrio de Barra Funda, y no ofreció resistencia, según explicó la Policía Federal brasileña en una rueda de prensa conjunta con representantes de la Policía Nacional de España.

El español llegó a Brasil en 2001 por Pacaraima, una empobrecida ciudad del estado brasileño de Roraima y fronteriza con Venezuela, pero tan sólo solicitó su registro de extranjero en 2009, cuando se presentó como Genaro Antonio Materán, de nacional venezolana.

Las autoridades brasileñas, sin embargo, comenzaron a desconfiar después de que no renovara sus documentos, una pista que llevó a su detención a las puertas del domicilio de su pareja.

Las autoridades españolas solicitaron entonces su detención con fines de extradición y su arresto fue autorizado por el Tribunal Supremo de Brasil (STF), pero la petición de entrega por parte de España todavía no fue presentada formalmente, de acuerdo con el comisario español José Luis Borgés Fernández.

“Ha sido un trabajo laborioso, con mucho método y mucho sistema. Teníamos noticias de que podía estar en algún país de Latinoamérica y que estaba usando una identidad falsa. Estuvimos cruzando datos con diversos países. Tuvimos la suerte”, agregó el comisario español Marcos Frias Barbens.

El comisario explicó que, a pesar de la detención de García Juliá, las investigaciones proseguirán para averiguar qué es lo que el condenado ha estado haciendo todos estos años en los que se ha mantenido prófugo de la justicia española y si contó con la ayuda de posibles cómplices.

La pareja de García Juliá aseguró que desconocía su verdadera identidad y que siempre creyó que era venezolano. El antiguo militante de Fuerza Nueva cumplió 14 de los 193 años de prisión a los que fue condenado en 1980 por cinco asesinatos y cuatro intentos de homicidio en el despacho laboralista de Comisiones Obreras, en el número 55 de la calle Atocha

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