Uno de sus socios mató a más de 150 personas. La prensa reclama por restricciones a la información durante el proceso

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9 de diciembre de 2018, 4:00 AM
9 de diciembre de 2018, 4:00 AM

Los detalles sobre los asesinatos y el derramamiento de sangre que los testigos han divulgado durante el primer mes del juicio de Joaquín “el Chapo” Guzmán Loera superan incluso a los casos más violentos de la mafia.

En las primeras cuatro semanas de testimonios, los testigos han relatado historias escalofriantes sobre personas que fueron apuñaladas en la cara, que fueron baleadas en la puerta de sus casas y a las que casi les arrancaron la cabeza. Pero aunque al menos una veintena de asesinatos ya han sido discutidos, muchas más historias oscuras, y muchas más pruebas espeluznantes, no han sido escuchadas por los jurados.

El juez Brian Cogan, quien preside el juicio en la Corte del Distrito Federal en Brooklyn, ha mantenido un control estricto sobre los hechos de sangre, en un intento por equilibrar lo que es necesario escuchar para transmitir la dura realidad de los cárteles de la droga en América Latina y lo que, literalmente, son exageraciones.

Milagros y secretos

Un supuesto “milagro”, una batalla de la prensa contra el secretismo y un sinfín de apodos para identificar a los narcos: no han faltado detalles pintorescos y escabrosos en el primer mes de juicio del capo mexicano Joaquín “Chapo” Guzmán en una corte de Nueva York.

Estos son algunos de los hechos más inusuales desde que comenzó la selección del jurado, el 5 de noviembre. Se espera que el juicio del exjefe del cártel de Sinaloa, considerado el mayor traficante de droga jamás juzgado en Estados Unidos, dure unos cuatro meses.

La frase aparece en casi todos los documentos de la corte ligados al juicio del Chapo: ni la prensa ni el público tienen acceso a gran parte de las mociones o comunicaciones legales entre los fiscales, los abogados defensores y el juez.

La fiscalía justifica parte del secretismo en la protección de los testigos, presuntos blancos de aliados del Chapo, y presenta mociones para limitar los contrainterrogatorios, por ejemplo sobre supuestos sobornos del narco a los últimos dos expresidentes de México.

El juez ha apoyado gran parte de las mociones del gobierno, y ha negado varios pedidos de la prensa para tener un mayor acceso a los documentos.

La joven esposa

Emma Coronel, de 29 años, es desde hace más de una década la esposa del Chapo, de 61, y la madre de sus hijas mellizas de siete años nacidas en Estados Unidos.

Una curvilínea exreina de belleza de largo cabello negro que gusta vestir ropa ajustada y vertiginosos tacones, asiste cada día al proceso, mira sin cesar a su marido desde el banco del público y le sonríe. También le lleva sus trajes, uno de ellos un Hugo Boss.

Desde la extradición del Chapo a Estados Unidos hace casi dos años, Coronel, que es mexicana-estadounidense, no puede visitarlo ni tocarlo. Su uso del teléfono celular de un abogado defensor en la cafetería de la corte causó un revuelo hace unos días, pero el juez Brian Cogan minimizó el incidente. Está prohibido entrar a la corte con teléfonos u otros dispositivos electrónicos.

El santo de los narcos

Los abogados del Chapo informaron que una pequeña estatuilla del “santo de los narcos” Jesús Malverde, un bandido nacido hacia 1870 en el estado mexicano de Sinaloa, cuna del Chapo, y que supuestamente repartía lo robado entre los pobres, apareció misteriosamente en la sala adjunta a la corte utilizada por la defensa.

Pero pocos días después, la estatuilla del bigotudo bandido venerado por el acusado desapareció. “¿Dónde está Jesús Malverde?”, tuiteó entonces el abogado del Chapo, Eduardo Balarezo.

Los tuits de Balarezo siembran la polémica. Uno de ellos fue el link a la ranchera “Un puño de tierra”, una de las canciones favoritas del Chapo, que según Miguel Angel “Gordo” Martínez, un testigo del gobierno, le tocaron toda la noche fuera de su prisión antes de intentar asesinarlo por cuarta vez.

La fiscalía interpretó el tuit como una amenaza a los jurados y testigos y pidió regañar a Balarezo.

El abogado también provoca regularmente por Twitter a los últimos dos expresidentes mexicanos, con mensajes como “Tic... toc...”, o preguntando a Enrique Peña Nieto si ahora lamenta haber extraditado al Chapo a Estados Unidos.

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