El 29 de junio de 2017, el papa Francisco otorgó al cardenal George Pell un permiso  para que pudiera defenderse de las acusaciones

El Deber logo
26 de febrero de 2019, 10:01 AM
26 de febrero de 2019, 10:01 AM

Apenas terminada hace dos días la inédita cumbre en la que la Iglesia ha prometido responsabilidad a la hora de responder a los casos de abusos sexuales a niños, ahora el Vaticano tiene la obligación de dar ejemplo tras la condena al cardenal australiano George Pell por violar a dos menores.  

Pell, uno de los hombres que ha tenido más poder en la Curia vaticana durante este pontificado, fue considerado culpable por un Tribunal de Melburne el pasado 11 de diciembre de violar a un niño de un coro de 13 años en la década de 1990 y molestar sexualmente a otro de la misma edad en el prestigioso colegio St Kevins, aunque sólo hoy se publicó el veredicto por decisión del Tribunal, que desde mañana deliberará sobre qué pena aplicar.

El Vaticano informó hoy que desde que el cardenal Pell se trasladó en Australia para afrontar el proceso se le había "prohibido, de manera cautelar, el ejercicio público del ministerio (sacerdotal) y, como es norma, el contacto de cualquier manera y forma con menores de edad".

Según la nota del Vaticano, el papa Francisco se limitó a reiterar estas medidas cautelares en espera de que se comprueben definitivamente los hechos, es decir que haya una sentencia firme, ya que también se anunció que Pell va a presentar una apelación.

Más que un permiso, se entendió como que el pontífice argentino obligó a Pell a acudir al juicio y no valerse, como podría haber hecho, de su inmunidad diplomática como miembro de la Curia vaticana.

Desde entonces el cardenal no ha podido cumplir con sus responsabilidades como prefecto de la Secretaría de Economía.

Un cargo del que se cumplieron los 5 años establecidos justo el pasado 24 de febrero, y la Santa Sede no se ha encargado de aclarar si aún Pell sigue siendo prefecto o no.

La única certeza es que en el comunicado el Vaticano expresa que se espera "el resultado del proceso de apelación", recordando que el cardenal Pell ha reiterado su inocencia y "tiene el derecho de defenderse hasta el último grado" y se refiere al purpurado solo como "cardenal" y no como "prefecto". El Vaticano no ha aclarado aún este punto.

Desde su imputación, el cardenal, que cumplirá 78 años en junio, solo ha sido apartado y "por motivos de edad" en diciembre pasado del Consejo de Cardenales (el llamado C9), el grupo encargado de ayudar al papa en sus reformas.

El caso de Pell se tiene que comparar inevitablemente con el del cardenal y arzobispo emérito de Washington Theodore McCarrick, que recientemente ha sido expulsado del sacerdocio por las graves acusaciones de abusos sexuales y de poder.