Los sondeos indican que Bolsonaro, con el 35 %, y Haddad, con el 22 %, serán los dos más votados este domingo, pero que, como ninguno conseguirá más de la mitad de los votos, tendrán que medirse en una segunda vuelta.

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6 de octubre de 2018, 14:01 PM
6 de octubre de 2018, 14:01 PM

Los 147,3 millones de electores brasileños escogerán este domingo al nuevo presidente del país en medio de una pronunciada polarización que el ultraderechista Jair Bolsonaro y el socialista Fernando Haddad insistieron en llevar hasta las vísperas de los comicios.

Los dos favoritos a ganar las elecciones más imprevisibles y polarizadas desde que Brasil recuperó su democracia en 1985 aprovecharon las redes sociales para, en plena jornada de reflexión, poder extender la campaña este sábado con nuevos ataques.

Haddad divulgó un video en el que aseguró que Bolsonaro, consciente de que perderá en un eventual balotaje si tiene que participar en debates, decidió pedir el "voto útil" de los votantes de otros candidatos para intentar garantizar su elección este domingo sin necesidad de una segunda vuelta, que será necesaria en caso de que ninguno consiga más de la mitad de los votos.

"El otro lado está desesperado porque saben que si Bolsonaro es obligado a participar en debates (para la segunda vuelta), su liderazgo va a derretirse", afirmó Haddad en el video que grabó durante su visita este sábado al nordeste de Brasil, en donde decidió terminar su campaña en un intento por frenar la subida de Bolsonaro en la recta final.

El sucesor del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva como candidato del Partido de los Trabajadores (PT) cambió su agenda a última hora y decidió pasar el sábado en el nordeste, fortín electoral de Lula, para reforzar su favoritismo entre los más pobres en una disputa en que la mayoría de los más ricos optaron por el ultraderechista.

Los sondeos indican que Bolsonaro, con el 35 %, y Haddad, con el 22 %, serán los dos más votados este domingo, pero que, como ninguno conseguirá más de la mitad de los votos, tendrán que medirse en una segunda vuelta.  Ésta se llevaría a cabo el 28 de octubre, y en ese escenario Bolsonaro aparece con una ligera ventaja (44 % contra 43 %) aunque técnicamente estaría empatado con Haddad. El ultraderechista, polémico por ser defensor de la dictadura militar (1964-1985) y por sus declaraciones de tinte machista, racista, homofóbico y xenófobo, hizo el viernes un llamado al "voto útil" para intentar ganar las elecciones ya en la primera vuelta.

Para Haddad, esa estrategia obedece a que Bolsonaro, que pasó hospitalizado la mayor parte de la campaña tras haber sido acuchillado el 6 de septiembre, quiere evitar los debates necesarios para la segunda vuelta porque sabe que no lo favorecerán. "Si el pueblo y Dios nos permiten ir a la segunda vuelta, con todo respeto a los demás candidatos, Brasil tendrá la oportunidad de comparar dos proyectos, uno que incluye y defiende derechos y otro que sólo habla de cercenarlos", afirmó el candidato socialista.

Bolsonaro, que ha preferido limitar su campaña a las redes sociales, divulgó en su cuenta en Twitter en los últimos días mensajes en que refuerza su perfil como el candidato "antiLula", "antiPT", "anticorrupción" y "anticriminalidad", estrategia que le ha permitido canalizar el voto de los millones de brasileños insatisfechos con la crisis política, económica y social del país.

En su mensaje de este sábado prometió combatir con rigor la criminalidad, un discurso que le ha garantizado muchos votos en un país que el año pasado registró un récord de 63.880 homicidios. El polémico diputado también reforzó su perfil como el candidato que puede derrotar al PT, lo que le ha servido para atraer a los electores insatisfechos con los escándalos de corrupción que salpicaron en los últimos años al partido liderado por Lula.

El laborista Ciro Gomes, tercero en los sondeos con un 11 %, volvió a presentarse este sábado como alternativa tanto para quienes no quieren a Bolsonaro como para quienes no quieren el regreso del PT, y como una salida para ponerle fin a la polarización y unir al país.

"Bolsonaro usa la rabia contra el PT para alimentar el odio. En una nación movida por la rabia y alimentada por el odio, no se construirá el pacto social que Brasil tanto merece y necesita", afirmó el laborista igualmente en un vídeo en su cuenta en Twitter.

"Aún tenemos tiempo para encontrar el camino del equilibrio, desmontar esa bomba y permitir que Brasil no caiga en ese abismo del fascismo provocado por un antipetismo que no entiende que lo que el país necesita es paz y diálogo", agregó.