Un trabajo periodístico del diario La Nación desencadenó la apertura de una investigación judicial que ha dejado doce detenidos y varios citados a declarar, acusados de integrar una "asociación ilícita".

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2 de agosto de 2018, 8:00 AM
2 de agosto de 2018, 8:00 AM

La expresidenta de Argentina Cristina Fernández deberá acudir a declarar el próximo 13 de agosto en un caso en el que se investigan los pagos de millones de dólares en efectivo que supuestamente hicieron varios empresarios de obra pública a miembros de los gobiernos kirchneristas (2003-2015).

Un trabajo periodístico del diario La Nación desencadenó la apertura de una investigación judicial que en las últimas horas ha dejado doce detenidos y varios citados a declarar, acusados de integrar una "asociación ilícita" con la que distintas sociedades se beneficiaban de contratos gracias al pago de coimas.

Decisivas para destapar el escándalo fueron las anotaciones que durante más de una década tomó supuestamente el chófer de uno de los colaboradores más cercanos al entonces ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, encargado de las áreas de obras públicas, energía y vivienda y uno de los imputados.

En varios cuadernos escolares, Óscar Centeno, que está entre los arrestados, fue apuntando con todo detalle cómo con su automóvil acudía a los puntos donde se recolectaba el dinero, como hoteles, oficinas o domicilios, y cómo luego, solo o acompañado, llevaba esos montos a un apartamento para después derivarlo a sus destinatarios.

Según La Nación, entre los supuestos beneficiados están, no solo para quien trabajaba como chófer, el subsecretario de Coordinación y Control de Gestión del Ministerio de Planificación Federal, Roberto Baratta -quien supuestamente coordinaba los pagos-, sino también De Vido y los propios Néstor Kirchner y su esposa Cristina Fernández.

No obstante, entre la multitud de anotaciones de las libretas de Centeno están viajes con dinero hasta la residencia presidencial o al apartamento particular de la familia Kirchner en Buenos Aires. "Nunca vi nada parecido. Una cosa así tan completa, esta bitácora nunca lo vi y tengo casi 40 años en tribunales", expresó el fiscal del caso, Carlos Stornelli, quien declinó explayarse en los detalles al regir el secreto de sumario.

Además de los exfuncionarios y empresarios detenidos, entre ellos de las empresas Iecsa -que fue propiedad de Ángelo Calcaterra, primo del actual presidente, Mauricio Macri- y Electroingeniería, se busca a otros imputados como Juan Carlos Goycoecha, que era titular de la filial local de la española Isolux Corsá.

Asimismo, además de Fernández -que como actual senadora tiene fueros y no podría ser detenida- el juez Claudio Bonadio llamó a declarar a de Vido -ya en prisión preventiva por presunta corrupción desde 2017-, al exsecretario general de la Presidencia Oscar Parrilli y al exjuez federal Norberto Oyarbide. La exjefa de Estado, viuda tras la muerte de Néstor Kirchner en 2010, cuanta con cinco procesamientos judiciales, la mayoría por operaciones con adjudicatarios de obra pública.

Aunque hoy declinó dar declaraciones sobre el escándalo, su tradicional postura y la de sus colaboradores es que es víctima de una persecución impulsada por el actual Gobierno para que no se hable de otras cuestiones como la situación económica del país.

Uno de los abogados de la exmandataria, Gregorio Dalbón, afirmó en Twitter que Fernández "no tiene nada que ver" en la investigación de Bonadio, y consideró que "la espectacularidad del operativo" busca "ganar tiempo" por parte del Ejecutivo de Macri, cuyo partido político está siendo investigado por presunta financiación ilegal. "No importa quién cae, sino que se haga justicia. Esto ayuda a dejar atrás una etapa de corrupción estructural como la que vivió nuestro país en los últimos años", opinó este miércoles el ministro de Justicia, Germán Garavano.

Valoró también que por primera vez hay un proceso "que nunca se vivió" en el país gracias al "compromiso institucional" del Ejecutivo con la "independencia judicial". Stornelli defendió su actuación al remarcar que "nunca" se ha ajustado a "ningún momento político" y adelantó que está dispuesto a conceder a Centeno el beneficio de la figura de "arrepentido" si se presta a colaborar con la Justicia.

En sus papeles, y según la investigación periodística, el chófer hizo una pausa entre octubre de 2010, tras el fallecimiento de Kirchner, y 2013.
 "Pensé que después del fallecimiento no se haría más el Valijero.

Pero sí, disminuyó la propia frecuencia (...) No quise anotar más por temor a que me descubran y quede sin trabajo. Pero decidí hacerlo porque en una reunión que tuvo el ministro De Vido, Baratta y la Sr. Presidenta Cristina F. Kirchner los instruyó para que sigan recaudando de las empresas para las próximas campañas electorales", remarcó.