Entre 2009 y 2019, 18 países de la región registraron caídas en el respaldo popular a las administraciones. Gobiernos de izquierda y de derecha son afectados por el mismo fenómeno. Falta resolver la agenda social

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17 de marzo de 2019, 5:00 AM
17 de marzo de 2019, 5:00 AM

Tras el declive con los gobiernos de izquierda, los electorales latinoamericanos dieron un giro a la derecha en la mayoría de los países de la región. Sin embargo, el malestar con los gobernantes de turno se mantiene mientras crece la desilusión con una democracia que no ha resuelto los problemas estructurales: desigualdad social, la corrupción y la inseguridad.

Esa es la principal conclusión del último informe del Latinobarómetro para 2018, la encuesta más prestigiosa de América Latina sobre la democracia que revela que la aprobación de los gobiernos latinoamericanos cayó un 30% en los últimos 10 años en 18 países de la región.

“Desde 2009 cuando el promedio de aprobación de gobierno alcanzó 60% que viene bajando de manera sostenida sin pausa alcanzando 32%, el promedio más bajo de aprobación de gobierno obtenido desde 1995 en 23 años”, aseguró el estudio.

EL DEBER habló con la directora de la entidad con sede en Santiago de Chile, Martha Lagos, y la principal conclusión es que ni los presidentes de izquierda ni los de derecha han logrado revertir la brecha social que divide a la región.

“La baja en la aprobación de los gobiernos en América Latina comienza en 2010. Desde 2009 hasta 2018, en promedio, pierden un 30% de respaldo. En ese momento había entre 6 o 7 presidentes que tenían 60 o 70% de aprobación, hoy no queda ninguno”, explicó Lagos.

“Esto demuestra que no es un problema de la izquierda o de la derecha. Los nuevos presidentes de derecha: Iván Duque, Sebastián Piñera, Mauricio Macri, incluso Jair Bolsonaro, también les pasa lo mismo. No porque haya habido una alternancia en el poder se produjo un alza de la aprobación de gobierno”, indicó la especialista.

De esta forma, la alternancia desde la izquierda hacia la derecha, como se produjo en los últimos cinco años en la región, no generó una mejora en el humor de los latinoamericanos con sus gobiernos.

Problemas de fondo

Según Lagos, “este es un problema mucho más de fondo. Los Gobiernos están agotando su capacidad de responder a las demandas sociales y políticas de los latinoamericanos”.

“Hace 30 años, la democracia llegó a la región con la promesa que, como decía Raúl Alfonsín, con la democracia se come, se educa y se cura. Los gobiernos en América Latina han tenido muchos éxitos y han impulsado todo tipo de reformas, pero al menos uno de cada dos latinoamericanos todavía está en una situación de precariedad”, destacó.

“La baja aprobación de gobierno en América Latina es un buen indicador del declive de la democracia. No estamos hablando de un gobierno, sino de gobiernos de 18 países que sufren el mismo mal, cual es que América Latina no ha podido desmantelar la desigualdad ni la pobreza, a pesar del crecimiento económico y de la movilidad social de un segmento de la población que ha permitido la existencia de una nueva clase media”, señala Lagos.

“A este descontento ciudadano con la desigualdad social se les agrega los nuevos problemas de la democracia como es la corrupción y la delincuencia”, señaló.

No por casualidad, según cifras de Latinobarómetro, el apoyo a la democracia en la región ha perdido ocho puntos en menos de diez años: de 61 por ciento en 2010 a 53 por ciento en 2018.

Los últimos en caer en las encuestas fueron los mandatarios de la centroderecha. Sebastián Piñera, a un año del inicio de su segunda gestión en Chile registra un rechazo del 44% de los encuestados por Cadem. También registran bajos índices de aprobación Mauricio Mala permanencia de Morales en el poder ha perjudicado ese éxito. Este proceso no ha sido inequívoco. Y los intentos de permanencia opacan los logros porque centran el problema en la persona y no en las políticas públicas”, explicó.

Esto ocurre de la misma forma en toda América Latina. “Cualquier presidente que quiera quedarse más tiempo en el poder, por las buenas o por las malas, no resiste el escrutinio de la población. La alternancia en el poder fue creada para eso. El tiempo de Evo ya se acabó. La evaluación histórica es positiva, pero el proceso se personalizó demasiado y eso es lo que termina echando a perder los logros”.

No ocurrió lo mismo con Rafael Correa, en Ecuador, que según la experta “se retiró a tiempo tras visualizar que el ciclo de la izquierda bolivariana se había agotado como modelo político”.

¿Cómo revertir este proceso?

Más allá de los mandatarios, el malestar con los gobiernos está directamente relacionado con el desencanto con la democracia como sistema que no logra resolver los problemas de fondo. “América Latina tiene un desafío fundamental con la transparencia y la defensa de los valores republicanos. Una gran parte de los latinoamericanos , un 70% de la encuesta, cree que los políticos trabajan para ellos y no para la mayoría”, destacó.

“Si los gobiernos de la región no logran recuperar la imagen de que los gobiernos deben trabajar para el bien común y para las mayorías, no podrá hacer mucho”. Desde luego, “esto implica un combate real y directo a la corrupción, que no se solo la corrupción del dinero sino también la corrupción del abuso del poder y de los privilegios”, finalizó la directora del Latinobarómetro.

Análisis | Los que suben y los que bajan

José Rafael Vilar, analista político

Esta semana, un sondeo —no encuesta— de aprobaciones presidenciales hecho por Consulta Mitofsky (México), una de las empresas de investigación de opinión pública y de mercado más prestigiosas de Latinoamérica, dio resultados interesantes de la percepción de los mandatarios en la Región. (Recordemos que el sondeo de opinión es un instrumento de investigación de mercado muy empleado para recoger información específica, ya sea una opinión o percepción; aunque muy útil para complementar la información obtenida en encuestas, a diferencia de éstas usualmente no es estadísticamente confiable.)

En el sondeo mencionado, de 20 mandatarios regionales, López Obrador (México: 67%) y Vizcarra (Perú: 63%) ocupan los dos primeros lugares mientras en los dos últimos aparecen Jimmy Morales (Guatemala: 16%) y Maduro (Venezuela: 15%); Morales Ayma ocupa el lugar 14 con 29%. (“Curiosamente”, Ortega aparece cuarto con 55%, restando credibilidad.).

Es interesante cruzar esta información con la que publica la Corporación Latinobarómetro. Un interesante artículo de su Directora Marta Lagos (“El fin de la tercera ola de democracias”) previene cómo «las acusaciones de corrupción, los presidentes presos, las empresas corruptas, las migraciones masivas más altas de la historia» han contribuido a fragmentar la democracia latinoamericana.

Dicho esto, se entenderá cómo el apoyo a la democracia en Bolivia entre 2009 y 2018 cayó de 71% a 53% (entre 2003-2005 era de 46%); en ese mismo período, la aprobación del gobierno bajó de 57% a 47% (2003: 24%). La Iglesia es la mejor puntuada (64%, sobre el promedio regional), seguida de lejos por las FFAA (32%) y, en la cola, los partidos políticos (12%).

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