Brasil. Pese a que la deforestación en la región amazónica ha caído al nivel más bajo en seis años, las autoridades y organismos que velan por el hábitat en general, buscan mecanismos para controlar la pérdida de la zona boscosa que repercute en gran medida en el cambio climático a nivel mundial

1 de octubre de 2023, 10:00 AM
1 de octubre de 2023, 10:00 AM

Cuando una motosierra se encienda para derribar un árbol en un lugar remoto de la Amazonía, “Curupira” lo oirá y alertará a las autoridades en tiempo real. Este aparato de IA es un nuevo “guardián” contra la deforestación en la mayor selva tropical del planeta.

A simple vista, este dispositivo desarrollado por la Universidad del Estado de Amazonas parece un discreto módem de internet inalámbrico amarrado a la corteza de un árbol. Pero es mucho más.

Posee un sensor con Inteligencia Artificial, un programa informático entrenado para “reconocer el ruido de una motosierra, un tractor, o lo que pueda causar deforestación en la selva”, explica Thiago Almeida, gerente del proyecto.

El aparato es capaz de identificar así una amenaza y enviar en tiempo real la información a una central de alertas.

El objetivo es “complementar otros sistemas de vigilancia” ya existentes, como el control de deforestación por imágenes de satélite, explica el investigador Raimundo Cláudio Souza Gomes, coordinador del Laboratorio de Sistemas Embarcados de la Universidad, al frente del proyecto.

Mientras que las imágenes satelitales detectan la superficie ya deforestada, el sistema de IA podrá avisar “cuando se esté iniciando el proceso de daño”, ayudando a prevenirlo, sostiene.

El proyecto fue bautizado en honor a “Curupira”, un ser de la mitología indígena conocido por su astucia para engañar a los cazadores y combatir a quienes destruyen la naturaleza. Esto es, un guardián de la selva.

La fase piloto del proyecto, financiada por la empresa local Hana Electronics, puso a prueba diez prototipos en las afueras de Manaos, capital del estado de Amazonas (norte), en regiones boscosas que permitieron simular las condiciones de los lugares más remotos de la selva.

Según Gomes, los estudios preliminares para que estos sensores funcionen en cadena en la transmisión de información y cubran así grandes distancias “son muy prometedores”.

IA contra la deforestación
Un técnico coloca el dispositivo en un árbol. Detectará ruidos de tractores, motosierras y otros

Mediante una conexión inalámbrica que no requiere internet, cada curupira se mostró capaz de comunicarse con los demás sensores a una distancia de un kilómetro.

Dispuestos a modo de malla por la selva, explica, serán capaces de identificar las amenazas y hacer llegar las alertas hasta cualquier punto con conexión satelital.

Por eso sus creadores ahora están buscando financiamiento para fabricar y colocar en campo entre cien y mil sensores.

También desarrollarán nuevos “curupiras” que identifiquen focos de incendio con detectores de humo y termómetros infrarrojos.

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha prometido poner fin a la deforestación en la Amazonia para 2030, después de que esta se disparara bajo el mandato del ultraderechista Jair Bolsonaro, con un aumento promedio anual del 75% con respecto a la década anterior.

En la región amazónica, “el delito se instala en las tinieblas. Cuando arrojas luz, lo tornas más difícil”, apunta Gomes.

‘Made in Brasil’

Países como Canadá, Estados Unidos e Indonesia también han implementado sistemas de vigilancia por sensores de audio, pero en general involucran costosas conexiones, o grandes antenas para la transmisión de datos, según Gomes.

El proyecto creado en Manaus, en cambio, podría escalarse a un bajo costo.

Los sensores, -cuyo costo de fabricación ronda los 200 a 300 dólares por unidad- ya traen incorporada la tecnología que procesa los datos y genera las alertas, lo cual facilita el envío de información, y por su diseño, funcionan con muy poca energía.

“El prototipo inicial es alimentado por una batería común, con la cual tiene una autonomía de un año”, ilustra.

En la selva, esa energía puede obtenerse de fuentes tan diversas como “el balancear de los árboles, diferencia de temperatura, o diferencia de acidez de la savia de un árbol”, explica Gomes.

Implementada a gran escala, la plataforma podría usarse con diversos fines públicos y privados, sostiene el profesor, desde tareas de seguridad, hasta como “auxiliar fiscal” en el incipiente mercado de créditos de carbono, permitiendo a un propietario demostrar que está preservando, por ejemplo.

“Estamos intentando romper paradigmas, mostrando que aquí también hay ciencia, inteligencia, capacidad”, se enorgullece Gomes.