Se sometió a un tratamiento de radioterapia a causa de un tumor. Junto a su madre decidieron hacer donaciones a las mujeres que sufren por la caída de cabello. Explican que coordinan la colecta con el hospital para evitar susceptibilidades

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25 de febrero de 2018, 4:00 AM
25 de febrero de 2018, 4:00 AM

En octubre de 2014, Giovana Flores se sometió a un duro tratamiento de ocho meses de radioterapias y de consumo de pastillas de quimioterapia oral. Un tumor que resultó benigno y la sospecha que podía padecer de cáncer cérvico uterino la llevaron a experimentar la angustia que siente cualquier paciente que padece de un tipo de cáncer, un momento especialmente traumático para una mujer por lo que representa la caída del cabello.

Giovana junto a su madre Yanette Arteaga, más conocida como Negrita, son propietarias del atelier Negrita's desde hace más de 20 años, por lo que en medio del tratamiento y el contacto con las demás pacientes, las peluqueras de profesión decidieron hacer una promesa: si la joven se recuperaba iban a donar unas 50 pelucas por año a las pacientes del hospital Oncológico Santa Cruz.

Así pasó y así lo hicieron. Cada tres meses o cuando se reúne la cantidad de cabello suficiente, ambas comienzan la confección de pelucas sin costo, las que en otros salones se cobran entre Bs 1.500 a 3.500.

Para elaborar una peluca se requiere entre siete a 10 metros de cabello, lo que significa que se combina los recortes de al menos cuatro personas diferentes. Las estilistas deben darse a la tarea de seleccionar los tipos de cabellos más parecidos entre sí, a la vez de comenzar con un metódico bordado. La confección de una de estas pelucas tarda medio día, aunque Giovana aclara que el trabajo lo realizan en el transcurso de sus horas libres, para que no afecte a su labor. 

Es la quinta campaña que realizan en dos años. En enero entregaron 10 pelucas solidarias y esperan entregar otras 25 para el 27 de mayo. Comenzaron entregando pelucas para niños con cáncer pero se dieron cuenta que ellos la utilizan menos e incluso les incomoda, por lo que decidieron dedicarse a las mujeres, que quedan más vulnerables y caen en depresión.

Según la trabajadora social del Oncológico Rocío Penas, si bien existen algunas iniciativas colectivas para realizar aportes, el atelier es el único que realiza de manera particular un trabajo sostenido y coordinado con este centro de salud.

“Conocimos a Giovana en el hospital y nos narró su historia, por esa época coincidió con una iniciativa que impulsaba el colegio Santo Tomás de Aquino, para ayudar a mujeres con cáncer, así que los juntamos a ambos y terminamos armando un equipo solidario”, destacó.

El mecanismo solidario consiste en que las estilistas del salón consultan a sus clientes si quieren aportar con su cabello al Oncológico, si la respuesta es positiva les entregan sus recortes y les piden que los lleven al hospital, y desde allí los devuelven al salón cuando se alcanza una cantidad adecuada para la elaboración de pelucas, a la vez que depende de la lista de espera y la urgencia de las pacientes.

Una vez los cabellos son devueltos al salón las colegiales ayudan en la separación por tipo de cabello y posteriormente las estilistas comienzan a bordarlos.

“Elaboramos una lista con las pacientes del hospital y priorizamos a las que se encuentran en una situación económica más apremiante”, añadió la trabajadora social del Oncológico.

 

En el momento más difícil

Teresa Saavedra Molina (35) no conoce a las estilistas que elaboraron su peluca, pero si las viera les daría las gracias por ayudarla a salir a la calle.

Teresa fue una de las beneficiadas de la entrega de pelucas a inicios de este año, un beneficio que viene esperando desde mayo del año pasado, cuando comenzó a sentir los efectos de la quimioterapia.

“Para las mujeres que se nos cae el cabello es una ayuda muy grande, porque sentimos que la gente tiene prejuicios. Se escapan de nosotros y creen que el cáncer es algo que se les puede contagiar en cualquier momento, lo cual no es así”, dijo.

En marzo le detectaron de manera tardía un cáncer de mama, por lo que incluso los especialistas creyeron que no lograría recuperarse, pero tras un año su cuerpo mostró una reacción favorable a la medicina.

 

Falsas campañas

Cabellos Solidarios es una organización dedicada a esta labor desde hace cinco años, su presidenta Ana María Rengel, reconoció que desconocía la labor de Giovana, a la vez que advirtió que en años anteriores hubo salones que utilizaron el nombre de esta institución para recolectar cabellos para pelucas que al final no entregaron y terminaron vendiendo.

Aseveró que trabajan con varios salones, además de voluntarios de Tigo y la Utepsa y adelantó que en mayo realizarán igualmente una campaña para mujeres del Oncológico.

Para las administradoras de Negrita’s, la clave de la solidaridad está en la empatía, es decir, en la capacidad que tienen las personas de ponerse en el lugar del otro y darle una mano en un momento de necesidad.

“Vamos a continuar con la ayuda desinteresada e invitamos a que más gente se sume”, añadió la joven estilista.

 

El momento duro

El impacto sicológico

La trabajadora social Rocío Penas cuenta que en su trabajo le ha tocado encontrase con un sinnúmero de problemas que comienzan con el factor económico; incluso si se trata de una familia de clase media los recursos llegan a agotarse y pone en aprietos a la familia. “En este contexto se dan los abandonos por parte de la familia y de amigos, que comienzan a ver el paciente como una carga, a la vez que ellas pierden la esperanza porque son mal informadas y creen que se van a morir”, dijo.

 

Datos oficiales

Según el Registro Nacional de Cáncer, cada año en Bolivia se diagnostican a 7.276 mujeres y 3.918 hombres con un tipo de cáncer. Los más frecuentes en mujeres son: cérvix de cuello uterino (24%) y de mama (17%); y en hombres es la próstata (17%) y de estómago (8%).