El ingeniero biomédico colombiano es impulsor del primer laboratorio de cocreación en un centro estatal en Latinoamérica. Dictará un taller en Bolivia en enero de 2018

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6 de noviembre de 2017, 9:51 AM
6 de noviembre de 2017, 9:51 AM

En el Hospital General de Medellín se vive una verdadera revolución tecnológica con la implementación de un laboratorio de cocreación, donde se desarrollan dispositivos médicos a través de la participación activa de profesionales en salud y de ingenieros que intercambian ideas con las que luego desarrollan sus propios instrumentos. 

El ingeniero biomédico Sebastián Torres Montoya visualizó el proyecto mientras realizaba sus prácticas en un hospital universitario en el que comprendió a base de la experiencia el concepto de ruralidad.

“Hace siete años nos quedamos 15 días sin oxígeno porque la carretera estaba bloqueada debido a un conflicto armado. Muchos pacientes de un estrato social de bajo ingreso económico quedaron afectados lo que evidenció un problema”, relató. 

En  2011 ya en el Hospital de Medellín el ingeniero colombiano encaró un proyecto para la reutilización de dispositivos médicos en el que tras previo estudio se dio con que el 83% de los dispositivos que se utilizaban eran importados y solo el 17% eran de tecnología nacional. Su objetivo fue cerrar esa brecha tecnológica.

“Para la implementación de la primera fase del laboratorio de cocreación se evidenciaron 74 problemas, categorizados por áreas de innovación, de los cuales se priorizó la elección de los dos más importantes”, indicó. 

En 2013 con la implementación de cuartos de aislamiento para pacientes con enfermedades contagiosas en la torre sur del centro, se llegó a la conclusión de que se estaba desperdiciando material que por descuido se arrojaba junto a otros desechos del hospital. 
“El proyecto como tal lo propuse en 2015, en 2016 se materializa y a partir de 2017 comenzó a funcionar”, explicó.

Según Torres, para implementar el laboratorio tomaron como modelo el MakerHealth del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), para lo cual invitaron a científicos de Boston para que explicaran los principios a los médicos y a las enfermeras. La otra iniciativa es el Instituto Karolinska, una institución médica universitaria situada en Solna, cerca de Estocolmo, Suecia. 

El primer dispositivo elaborado a base de impresores de tercera dimensión (3D) fue un contenedor para guantes de plástico que permitiera optimizar su uso, para que posibilite la salida de un solo guante y no de varios como ocurre con las cajas de cartón. 

Un sistema tan simple como este le ahorró al hospital público unos cinco millones de pesos colombianos, un equivalente a $us 40.000 al año. Por pedido del equipo médico, se desarrolló también un dispositivo electrónico que alerte sobre la higiene de manos con alcohol que tienen que hacerse quienes se ponen guantes para entrar a estas salas. 

El segundo dispositivo fue un contenedor rígido para esterilización, en el que habitualmente se utilizaban telas, lo que significó el ahorro de unos 100 millones de pesos colombianos al año.

En enero de 2018, el investigador colombiano visitará Bolivia para dictar un taller en Clubes de Ciencia, en el que expondrá su conocimiento sobre reconstrucción de imágenes médicas, parametrización de modelos virtuales y de construcción de anatomías reales, además de compartir la experiencia del centro en Colombia.

Torres buscará también conocer los avances en cuanto al desarrollo de implementos en base a tecnología 3D en Bolivia.  

“Mientras más personas hagan lo mismo se genera más competitividad, se mejoran los productos y gana el consumidor”, agregó.

La democratización de la tecnología y su aplicación en la salud es una de las lecciones que este ingeniero colombiano ofrece a través de la práctica. 

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