Lo último contra la enfermedad. Test genético, terapias dirigidas e inmunoterapia son las nuevas alternativas para afrontar este mal. Como con buena parte de las innovaciones, los sistemas de salud no están preparados para aplicarlos por sus costos, pero es necesario saber que existen

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21 de julio de 2019, 4:00 AM
21 de julio de 2019, 4:00 AM

El cáncer no duele. Es la primera enfática aclaración de los expositores presentes en lo que ya es casi una cumbre de la salud, el Roche Press Day, que este 2019 alcanzó su octava versión en San Pablo (Brasil), con invitados académicos y medios de prensa de Latinoamérica, entre ellos EL DEBER.

La necesidad de decirlo tenía que ver con la importancia de que la gente sepa que cuando duele, quizás ya sea tarde. Por eso la búsqueda constante de apelar a los periodistas para que difundan las innovaciones que pueden dar pelea a esta enfermedad.

Test de diagnóstico genético, terapias dirigidas e inmunoterapia fueron los principales temas abordados desde la perspectiva médica, pero también desde la realidad latinoamericana en cuanto a las facilidades o dificultades para su implementación.

La inquietud surge de las cifras publicadas por distintos estudios, entre ellas que el cáncer es la segunda principal causa de muerte en América Latina, que cobró la vida de aproximadamente 672.000 personas el año pasado, que el 70% de los decesos ocurre en clases económicas medias y bajas y que entre 60 y 70% de los casos se diagnostican en etapa avanzada.

Precisión, ante todo

Sobre el test genético, Clara Horsburgh, gerente médica de Roche en Argentina, explica que, a diferencia de otros diagnósticos, este perfilado genómico integral que detecta las mutaciones de los tumores, estudia cientos de genes a la vez, ahorrando varias biopsias y pérdida de tiempo, pero aclara que no es aplicable para todos los tipos de cáncer. “La relación costo-eficiencia es alentadora, estos tests tienen una tasa de 90% para encontrar anomalías”.

Las terapias dirigidas contra este mal son fármacos u otras sustancias que bloquean el crecimiento y la diseminación del cáncer al interferir en moléculas específicas o blancos moleculares que participan en su crecimiento. Es lo que se denomina medicinas de precisión, a diferencia de la quimioterapia, pero puede aplicarse junto a esta.

Una de las limitaciones de la terapia dirigida es que las células cancerosas pueden hacerse resistentes a ella.

La inmunoterapia, también denominada terapia biológica, es un tipo de tratamiento para el cáncer que estimula las defensas naturales del cuerpo a fin de combatir la enfermedad. Utiliza sustancias producidas por el cuerpo o fabricadas en un laboratorio para mejorar o restaurar la función del sistema inmunitario. Puede detener o retrasar el crecimiento de las células cancerosas, impedir que el cáncer se disemine a otras partes del cuerpo y ayudar al sistema inmunitario para que funcione mejor a la hora de destruir las células cancerosas.

Las terapias dirigidas son un concepto revolucionario porque ponen el foco en una alteración puntual, los tumores, y evita la toxicidad en las células sanas. “Hay casos de recaída y entonces aparece la inmunoterapia, cuando el cuerpo ataca lo extraño, pero por algún motivo el cuerpo no estaba atacando a los tumores; la ciencia descubrió que esos tumores tenían un mecanismo para apagar la respuesta inmune, entonces encontraron cómo volver a encenderla, la inmunoterapia tiene unos resultados y una eficacia donde habían fallado los otros tratamientos”, describe Clara. “Y estos últimos avances han sido posibles gracias a que podemos conocer íntimamente los tumores y su composición genómica. Con toda esa información vuelve al paciente de una manera útil para él, de tal modo que se puede saber qué tratamientos son los más adecuados y cuáles no van a funcionar”, agrega.

Pero las innovaciones no bastan per se, el principal desafío, en el que coincidieron los expositores del Roche Press Day 2019, es que los sistemas de salud no están preparados para afrontarlas “por los altos costos y las inequidades que obstaculicen que lleguen al paciente. A veces parece que en vez de que el foco sea el enfermo, es el proceso. La burocracia ha ido en aumento, tenemos que reformular los sistemas de salud para que sean sustentables y vuelvan a poner la mirada en el paciente, que la innovación sea posible y llegue a todos. Es una tarea posible pero titánica que requiere de muchísimos actores: sector público, gobiernos, sector privado, pacientes, organismos internacionales y periodistas, que tienen un rol irreemplazable en la comunicación”, reflexionaron.

Los bajos niveles de concientización, diagnósticos tardíos, infraestructura deficiente, mala administración de recursos financieros y la fragmentación de los sistemas de salud de la región constituyen algunas de las barreras para la implementación de estrategias efectivas para el control del cáncer y se interponen con las innovaciones que buscan aumentar los números positivos cuando se presenta esta enfermedad.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se necesitan programas eficaces y asequibles para el diagnóstico temprano, la detección, el tratamiento y los cuidados paliativos, además de políticas nacionales de control del cáncer para reducir la carga de la enfermedad en el mundo.

Wilson Merino, coordinador nacional del Acuerdo contra el Cáncer de Ecuador, que participó en la octava edición de Roche Press Day, cree que “las crecientes tasas de incidencia del cáncer y otras enfermedades no transmisibles están vinculadas con el rápido envejecimiento de la población. Por ello, los gobiernos deben preparar sus sistemas de salud mediante la asignación de los recursos necesarios para garantizar el acceso equitativo a la atención médica de calidad hoy y en el futuro”, enfatizó.

Un par de panelistas sugirió a los sistemas de salud, a modo de medida preventiva, considerar que hay factores relacionados con el estilo de vida que inciden en la prevalencia del cáncer, como el exceso de peso, el sedentarismo, el alcoholismo, tabaquismo, etc., y que un modo inteligente de ahorrar recursos al Estado es atacar estos hábitos antes de que se conviertan en un mal mayor, pero desde una mirada macro, de políticas públicas.

La era de los datos

Además de las investigaciones científicas relacionadas al cáncer y de las novedades, como el test genómico, las terapias dirigidas y la inmunoterapia, los expositores, especialmente los del ámbito académico, reflexionaron sobre la importancia de los datos en estos tiempos digitales. Rubén Torres, rector de la universidad Isalud y ex gerente de Sistemas de Servicios de Salud de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), cuestionó que todavía exista una brecha tan grande en materia de información. “Esa desigualdad se relaciona directamente con el acceso a la salud. A veces las innovaciones llegan a los más ricos, las mismas inequidades se producen no solo entre países, sino entre zonas urbanas y rurales dentro de un mismo país, hay un montón de desafíos para políticas de salud”.

Horsburgh cree que hay obstáculos, pero sobre todo que con los avances científicos y con la era de la información existe la posibilidad de dar el próximo salto cualitativo. “Por primera vez en la historia estamos frente a una gran cantidad de datos, podemos conocer el perfil genómico único de cada tumor, pero esos no son los únicos datos que tenemos disponibles, cada vez se están usando más historias clínicas electrónicas, tenemos entonces enormes volúmenes de perfiles clínicos de los pacientes”.

El cruce de esa información a niveles de políticas públicas magnificaría la capacidad de alimentar la colaboración multisectorial para derribar las barreras de acceso a la salud en la región, antes mencionadas, ayudaría a propagar las últimas innovaciones en el tratamiento del cáncer de mama (el de las cifras más alarmantes) y en otros tipos de cáncer y podría encaminar el futuro de la medicina personalizada. Soñar no cuesta nada y la ciencia va por buen camino.