El experto internacional dice que no existe un futuro, sino varios, y que gobiernos, universidades y empresas deben unirse para lograr el desarrollo tecnológico

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30 de septiembre de 2018, 16:00 PM
30 de septiembre de 2018, 16:00 PM

El experto mexicano alerta que los sistemas educativos de América Latina tienen que ponerse al día para generar profesionales vinculados a las nuevas tecnologías. Empoderar a los alumnos hacia una educación con más libertad y más competencias parece el camino para subirnos a la sociedad del futuro, que ya es presente. De esto se debatirá en la Semana del Futuro que organiza la Unifranz y Cainco, entre el 8 y 12 de octubre en Santa Cruz.

¿Qué hacer frente a la paradoja que profesionales se preparan para trabajos que ya no existirán en el mediano plazo y la necesidad de formar trabajadores para oficios y tecnología en pleno desarrollo?

Esta situación debe ser abordada de forma integral entre diferentes ámbitos y actores estratégicos, esto implica que cada institución y actor estratégico tome la responsabilidad y papel fundamental en la solución de cara al futuro: las universidades, el gobierno, los organismos internacionales, el sector privado y la sociedad civil.

En la educación media superior, es necesario establecer una estrategia para ese gran porcentaje de población que no tiene acceso a la educación superior a través de la oferta, en las universidades de programas para el mercado laboral técnico superior y con énfasis en tecnología y desarrollo de competencias para el trabajo.

En las universidades es necesario empoderar al alumno hacia una educación de mayor libertad, enfocada en las competencias que se demandarán en los próximos años y con habilidades de autoaprendizaje y educación para la vida. Para lograr esto, hay que considerar los estudios de futuro y, en específico, los de prospectiva laboral para ofertar las nuevas carreras que se demandarán, sobre todo con enfoque en las nuevas tecnologías. Una buena estrategia es crear un sistema de vigilancia estratégica o bien observatorio de las tendencias del trabajo y la tecnología, que nos permita contar con información útil y factible para tomar decisiones.

En países europeos se impulsa el trabajo de cuatro días a la semana. Francia, cuatro días; Alemania, 28 horas; mientras que en Latinoamérica el empleo informal le sigue ganando al formal. ¿Cómo ve el panorama laboral actual y cómo debe cambiar hacia el futuro?

Considero que la tendencia es hacia la reducción de las horas laborales y jornadas de mayor libertad, por varias razones, en algunos casos relativas a la productividad, a ocupar más fuerza laboral, al ahorro que implica para las empresas y trabajadores en cuestiones de movilidad, uso de energía y reducción del estrés.

En lo personal, estoy a favor de esta propuesta siempre y cuando se logre garantizar la calidad de vida no solo en el tiempo dedicado a actividades no laborales, sino el ingreso, en otras palabras, no sacrificar el poder adquisitivo. Por otro lado, es necesario adaptarnos también a estrategias que son funcionales, como el trabajo en línea, trabajo en casa y las redes colaborativas. Las facilidades están dadas, es hacer uso de la tecnología a favor del ser humano.

Referente al caso Latinoamérica, por una cuestión cultural, quizás nos puede tomar más tiempo, pero no podemos ir contra la tendencia, debemos adaptarnos. El cambio lo están dando los jóvenes emprendedores, las nuevas empresas nacen con mayor flexibilidad y adaptabilidad tecnológica.

¿En qué medida la robotización puede afectar al mercado laboral?

Existe un debate sobre la afectación de la robotización al mercado laboral, están los pesimistas que visualizan la robotización y uso de la inteligencia artificial casi total, desde las actividades laborales de tipo mecánico hasta actividades más especializadas, como telemarketing, actividades contables, financieras, operadores de transporte, etc. Y ante esta visualización pesimista, consideran que es necesario impulsar el autoempleo, y en casos garantizar la renta básica universal. El problema es que en este escenario no observo una visión de empoderamiento humano. Mi postura es opuesta, aquí me gustaría considerar algo importante, la inteligencia artificial, la robotización no deja de ser un negocio y de generar negocio para las empresas, tanto las que desarrollan como las que usan la tecnología, dependerá de nuestra capacidad por promover políticas y acciones que pongan al centro al ser humano, es la inteligencia artificial y la robotización centrada en mejorar la calidad de vida de las personas, tecnología inclusiva y ética. Las ventajas comparativas que han encontrado países con la aplicación de estas tecnologías van desde una mayor productividad y competitividad, ahorro de costos, simplificación, un mayor ingreso, el mismo que puede ser redistribuido ante la población que no obtiene un beneficio directo, así como facilitación de la propia dinámica de la vida.

El problema viene en los países donde por sus condiciones sociales y económicas la robotización puede abrir aún más las brechas sociales y tecnológicas. Por esto la razón de avanzar, pero considerar en todo momento las políticas que garanticen la inclusión.

No existe un futuro, existen varios, nuestro trabajo desde las universidades, gobiernos, empresas y demás actores consistirá en unirnos y colaborar para encontrar el escenario en el que se maximice el desarrollo económico, social, tecnológico y humano.

¿Nuestros hijos serán más pobres que nosotros?

No considero que vayan a ser más pobres que nosotros, lo que sí creo es que van a vivir en un mundo más equitativo e inclusivo social y tecnológicamente.

¿Qué debemos hacer?

En Latinoamérica hay que erradicar la pobreza extrema con políticas públicas adecuadamente focalizadas y generar facilidades económicas que permitan a la población utilizar recursos para el consumo, la producción y el intercambio. Es urgente y necesario reducir la brecha educativa y un mayor impulso de programas para el mercado laboral técnico superior. En el ámbito de las finanzas públicas hay que garantizar la transparencia, promover un sistema fiscal más progresivo y redistributivo y con mayor carga fiscal hacia el capital y el patrimonio. Es necesario apostar e invertir en la gente, esto es poner énfasis en el desarrollo de competencias para el trabajo y el emprendimiento, en TIC y colaborativas y generar las habilidades para el autoempleo en un futuro, y la capacidad para encontrar mercados en cualquier parte del mundo aprovechando la red.

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