La camaleónica cantante abre su corazón y cuenta detalles de su vida revelados en su libro, hermanos

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2 de junio de 2019, 10:00 AM
2 de junio de 2019, 10:00 AM

María Graciela Galán Cuervo (58), conocida artísticamente como Lucía, y su hermano, Joaquín (63), desde muy pequeños supieron que la música los acompañaría toda la vida. Siempre cantaban en las reuniones familiares, alentados por sus padres, María Engracia Cuervo Álvarez (90) y Joaquín Galán (+), dos migrantes españoles. Soñaban con ser cantantes, pero nunca imaginaron que lo harían juntos y menos que formarían el exitoso dúo Pimpinela, que lleva ya 38 años recorriendo los más famosos escenarios el mundo, incluyendo el Madison Square Garden, de Nueva York.

De adolescentes se resistieron al consejo de su mamá de cantar a dúo. Ella insistía en que Joaquín dejara los grupos musicales que tenía a finales de los 70, y que Lucía cantara con él. A ellos les parecía un aburrimiento total.

No se veían cantando juntos. Él tocaba rock con la banda Luna de Cristal y Lucía estudiaba actuación y era corista con el grupo Montana y con Manuela Bravo. A futuro se veía como una actriz dramática. Con el tiempo Luis Aguilé, cantante y autor argentino de música romántica, los terminó de convencer de formar el dúo durante una de las visitas de la familia a España. La familia Galán solía pasar largas temporadas en la madre patria.

Y comenzaron las peleas...

En junio de 1981, aparecen estos hermanos con Las primeras golondrinas. Se dan a conocer por canciones en las que actúan y muestran situaciones que suceden entre marido y mujer. Ella le recrimina y él solo se defiende. Era algo raro en esa década mezclar la música con la interpretación, pero ellos crearon un estilo totalmente innovador.

Muchos pensaron que el dúo no iba a durar. Se equivocaron. Pimpinela resistió el paso del tiempo. Son casi cuatro décadas de éxitos y los aplausos no cesan. Editaron 25 discos, conquistaron el mercado latino, tienen más de 25 millones de placas vendidas en todo el mundo, recibieron 95 discos entre los de oro, platino y diamante, protagonizaron una novela, tuvieron su propio musical y, hace dos años, escribieron su autobiografía Hermanos, de Editorial Planeta, en el que cuentan la verdadera historia de Lucía y Joaquín Galán.

Ahora tienen en mente realizar una miniserie de sus vidas. “Aún no hay nada definido, estamos avanzando con el proyecto y las conversaciones para definir cómo será la serie en la que contaremos la historia de los Pimpinela. Estamos viendo en qué plataforma. La idea no es actuar, pero los productores quieren que la protagonicemos nosotros”, afirma Lucía.

Varias generaciones han crecido con sus letras que apelan a los sentimientos, al amor y al desamor, a encuentros y desencuentros, a la familia y a historias cotidianas, y a veces verídicas, que inspiraron a una variedad de canciones que se convirtieron en verdaderos clásicos, como Olvídame y pega la vuelta, A esa, Valiente, Dímelo delante de ella, Una estúpida más, Ahora decide, Querida amiga, La familia, Amor de hermanos, El amor no se puede olvidar, Por ese hombre, Me hace falta una flor, entre otros éxitos que forman parte de su repertorio.

Grabaron algunas canciones con varios cantantes como Dyango, Valeria Lynch y también con el reconocido exfutbolista Diego Armando Maradona, con quien Lucía sostuvo un idilio cuando solo tenía 23 años. La relación duró algunos meses. De esa situación la cantante ahora prefiere no hablar, porque es algo que sucedió hace 35 años y cree que no vale la pena volver al pasado.

Sin embargo, en una publicación pasada, había dicho que el Diego de ahora no es el mismo que conoció. “Maradona era una persona divertida, alegre y carismática. Ahora no lo reconocemos”, decía en una entrevista que le concedió al diario El Mundo de España, país en el que estuvieron de gira el año pasado.

Los hermanos Galán llegan a Bolivia, después de varios años para deleitar a su público en dos únicas presentaciones en el marco de su Tours Hermanos-grandes éxitos. El 7 de junio se presentarán en Santa Cruz en el salón Guarayos de la Fexpocruz, y el 8 en Cochabamba, en el Teatro al Aire Libre de la Feicobol.

Lucía Galán, más íntima

Lucía, la dulce pero potente voz femenina de Pimpinela, nació el 23 de mayo de 1961. Se define como una mujer que se ríe de cualquier cosa, muy apasionada por lo que hace, sensible, familiera y una madre abnegada y amorosa. En 1997, dejó el dúo para dedicarle tiempo a su matrimonio con el empresario Alberto Hazán, de quien luego se divorció, y para atender exclusivamente a su única hija, Rocío Luna Hazán (22), decisión que provocó un conflicto familiar.

Recuerda que su madre se molestó mucho porque consideraba que ella no tenía que ser extremista, que podía organizarse, atender a su familia y, al mismo tiempo, seguir trabajando. Al final entendió que no debió abandonar todo y tomó la decisión de continuar. Aprovecha para agradecerle su total apoyo, porque a pesar de sus más de 90 años, sigue animándolos y aplaudiendo sus logros.

Dice que con Rocío tienen una relación fantástica. Además de ser confidentes les encanta viajar juntas. “Ella es lo más importante que tengo en mi vida. No hay amor que se compare al de madre e hija. Es muy talentosa y ahora está comenzando a grabar a dúo con una amiga colombiana. Tiene todo mi apoyo y el de la familia”, remarca.

Además de cantar muy bien, Rocío toca el piano. Pasó clases de baile y actuación en la academia de Sebastián Mellino y, hace poco, se graduó del Berklee College of Music, la universidad privada de música más grande del mundo, en Boston. Sin embargo, primero la joven le hizo lance a su vocación y quiso estudiar Medicina, primero, y luego Sicología, situación que fue respetada por Lucía, quien nunca le impuso nada y siempre respetó las decisiones de su hija y cuando optó por la música el único consejo que le dio fue que debía dedicarse al ciento por ciento y prepararse. Desde hace 14 años Lucía tiene una relación con el actor Pablo Alarcón. Eso sí, cada uno vive en su casa. “Somos una pareja moderna, pero fuerte y consolidada”, asegura la camaleónica cantante que durante su carrera cambió su look constantemente.

En estos años han pasado por momentos buenos y malos, pero los supieron superar y, lo mejor de todo, es que pudieron ensamblar su familia, ya que Agostina, la hija de su pareja, y Rocío mantienen una excelente relación.

Los duros momentos

La historia del dúo argentino también tuvo lados oscuros detrás de los escenarios. Estos han sido expuestos en su libro autobiográfico, donde se abren y cuentan momentos no tanto de su vida artística y profesional, sino más bien de la familiar, de situaciones que les tocó vivir de su infancia, adolescencia y de cómo llegaron a convertirse en el exitoso dúo.

Uno de los capítulos tristes que escriben los hermanos es acerca de lo difícil que fue ver a su padre lidiar con el problema de alcoholismo. “Él siempre luchó, pero que finalmente esa debilidad lo llevó a la muerte y provocó muchas alteraciones en nuestro entorno familiar”, rememora.

Cuenta que a su papá le gustaba mucho la música y les transmitió esa pasión a sus hijos. No era músico, era un profesional de la gastronomía, pero tocaba muy bien la gaita, como buen asturiano.

“Crecí en una familia donde recibí mucho amor. Había días difíciles, pero todos los problemas los atravesábamos en familia, con respeto y cariño. La adicción de mi padre al alcohol no impedía que fuera un ser humano maravilloso, trabajador, luchador y papá amoroso, pero que tenía esa enfermedad, a la que no pudo vencer y que lo llevó a fallecer, en 1985, de un paro cardíaco. Lamentablemente estábamos en gira con Joaquín. Es de lo que más me arrepiento en mi vida”, recuerda con tristeza la cantante que actualmente funge como jurado de Genios de Argentina, en Showmatch. Destaca que su hermano siempre estuvo pendiente de ella y que luego de la muerte de su padre, siguió con su rol protector.

Otra situación que devela Lucía en su libro es que a sus 18 años tuvo una relación abusiva con un personaje oscuro que no solo fue su productor, sino que se convirtió en su pareja. “Caí en sus brazos de un día para otro: en ese estado de vulnerabilidad emocional, ese hombre se apoderó de mi persona. Logró, sin que yo me diera cuenta, hacerme un lavado de cerebro para que solo respondiera a sus mandatos... La única razón por la que estuve a su lado es muy simple: me sentía amada”, cuenta en Hermanos.

Y continúa: “Con este personaje siniestro, que consiguió enfrentarme a mi familia, tuve mi primera relación sexual, que terminó convirtiéndose en un trauma. ‘¡Qué horror! ¿Qué hice?’, pensaba... Recién ahora comprendo, a través de todas las cosas que me hizo, que fui una adolescente abusada y maltratada”.

Hermanos solidarios

Si no hubiese sido cantante Lucía afirma que sería una buena maestra, ya que le gustan mucho los chicos. Ese fue el motivo para que en 1996, los hermanos Galán abrieran el Hogar Pimpinela para la Niñez, donde les brindan comida, educación y acogida a niños abandonados, labor que les valió el reconocimiento de las autoridades bonaerenses.

Lucía está más al pendiente del albergue. En estos años, cerca de 500 chicos han sido dados en adopción. El lugar cobija a 25 niños de entre 1 y 9 años que sufrieron algún tipo de abuso o violencia doméstica y esperan ser reclamados por un pariente biológico o ser adoptados por otra familia.