Diez niños, cuya epilepsia no cede con medicamentos clásicos, reciben medicación con principios activos de esta planta en Santa Cruz. Experto dice que hay resistencia para hablar del tema y recomienda reglamentar su uso médico en Bolivia

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23 de noviembre de 2017, 7:00 AM
23 de noviembre de 2017, 7:00 AM

El uso de la marihuana con fines médicos está asomando la cabeza en Bolivia pese a las restricciones legales debido a indicios positivos sobre sus propiedades terapéuticas contra algunas enfermedades, sobre todo neurológicas. En Santa Cruz, por ejemplo, diez menores de edad víctimas de epilepsia están recibiendo tratamiento en el centro Neurocenter, con fármacos dotados de principios activos de la planta cannabis sativa como alternativa a los medicamentos clásicos, que ya no les hacen efecto.

Empero, hablar de marihuana en el país es hablar de delito, pues su cultivo es ilegal al igual que el tráfico, comercialización y expendio, conforme a preceptos de las leyes 1.008 y 906. 

No obstante, en Cochabamba se ha hecho visible un movimiento promovido por padres de familia de niños epilépticos y por Fernando Salazar, un docente de la Universidad Mayor San Simón, que considera que las instancias gubernamentales de salud deben reglamentar el ingreso del cannabis medicinal en atención al creciente número de personas que demandan este tipo de tratamiento que a la fecha ya existe en países limítrofes, como Argentina, Perú, Chile y Uruguay.

Traen fármacos del exterior
Wálter Mario Camargo Villarreal, presidente de la Sociedad Boliviana de Neurología y médico de los niños pacientes en Neurocenter, manifestó que el gran estigma del uso de la marihuana es por su poder alucinógeno, pero aclaró que: “En situaciones muy puntuales, en que varios neurólogos expertos en epilepsia se reúnen y discuten el caso se aplica el tratamiento con cannabinoides. Los cannabinoides son varios productos que tiene la hoja de marihuana, algunos de ellos con poder alucinógeno (que se usa para diversión), pero hay otros productos que no son alucinógenos y estos son los que se pueden usar como medicina”.

El cannabis medicinal no está legalizado en Bolivia, como muchos otros medicamentos. Por lo tanto, familiares de los pacientes afectados los traen de los países vecinos respaldados con informes de los médicos locales que hacen los respectivos contactos con los centros de epilepsia extranjeros para que ayuden a disponer de los mencionados fármacos.

“Dichos medicamentos son introducidos al país con un informe del centro de epilepsia que los ha proporcionado y los familiares no han tenido problemas porque son pacientes críticos, que tienen cuatro o cinco crisis por día y no se los puede controlar con fármacos convencionales. Además, son pacientes que han cumplido con todos los pasos de diagnóstico y tratamiento”, explicó Camargo.

El neurólogo señaló que entre las personas epilépticas un 70% puede dejar de tener crisis con la medicación clásica. Al otro 30% no les va muy bien con  dicha medicación, pero tienen diferentes opciones: una de ellas es la cirugía,  otra es con aparatos estimuladores y otra es el uso del cannabis. 

“Dentro de ese 30% están los que padecen de epilepsia refractaria. Nosotros tenemos 10 pacientes  usando marihuana medicinal para controlar las crisis”, afirmó Camargo.

Control oficial

El docente investigador Fernando Salazar reveló que hablar de cannabis en Bolivia está censurado, pero cree que ya no es posible callar porque la presión de pacientes epilépticos empuja a hablar del tema y, por tal razón, se han realizado un par de talleres.

“Nos hemos arriesgado porque es un tema de narcotráfico, pero es tanta la presión que tenemos en relación con la salud pública que ya no es posible callar. Hemos organizado dos seminarios en Cochabamba. El Gobierno, a través de una diputada, envió un delegado para controlarnos, para escuchar absolutamente todo lo que decíamos; por eso nadie quiere hablar, ni siquiatras ni abogados”, expresó Salazar.

El docente dijo haberle recomendado a la delegada enviada por la diputada elaborar un reglamento para autorizar el ingreso de estos fármacos que mitigan el efecto de varias enfermedades y también le sugirió iniciar la industrialización de la marihuana sujeta a todas las normas, puesto que, a decir del catedrático de la UMSS, Bolivia importa cannabis médica por valor de $us 50 millones.

William Herrera, exfiscal de distrito y abogado penalista, señaló  que las manifestaciones que están saliendo a la luz son la ruta correcta, pues servirán para explorar y explotar esta vertiente de salud que no es nueva, ya que existe en otros países.

Herrera recordó que en Perú, la semana pasada, el Congreso aprobó por mayoría una ley que regula el uso medicinal y terapéutico del cannabis y sus derivados. “No sé hasta dónde puede impedirse el uso medicinal de esta droga; posiblemente haya resistencia al principio en el país, pero me parece inevitable que en algún momento tenga que autorizarse su uso masivo si se comprueba científicamente que es útil y necesario para la salud”, subrayó el exfiscal.