Las actividades nocturnas cambian las funciones inmunológicas de las personas, lo cual influye en la salud. Por esa razón, el Estado garantiza un recargo económico al empleado

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2 de junio de 2018, 17:45 PM
2 de junio de 2018, 17:45 PM

Los trabajadores nocturnos o los alumnos que estudian de madrugada corren un mayor riesgo de sufrir diabetes y cáncer por cambios en los niveles de proteína en la sangre, según un estudio difundido por la Universidad estadounidense de Colorado en Boulder.
El estudio indica que las actividades nocturnas modifican los niveles de proteína en la sangre, lo que, a su vez, modifica el metabolismo y las funciones inmunológicas de las personas, cambiando entonces los patrones de sueño y de alimentación.
El problema tiene amplias repercusiones a nivel global, ya que el 20% de los trabajadores del mundo (unos 600 millones) lo hacen de noche.
“Cuando experimentamos algo como descompensación horaria (‘jet lag’) o un par de noches de trabajo nocturno, rápidamente modificamos nuestra fisiología normal de una manera que, si continúa, será perjudicial para nuestra salud”, dijo Kenneth Wright, director del estudio en declaraciones preparadas.
El director del Laboratorio de Sueño y Cronobiología y profesor del Departamento de Fisiología Integrativa en la Universidad de Colorado en Boulder, dijo que el estudio se enfocó en 1.129 proteínas y encontró que 129 de ellas cambian si varía el momento de reposo o de alimentación de las personas.
Para llegar a esa conclusión, Wright y sus colegas examinaron a seis hombres sanos, todos ellos de poco más de 20 años, que pasaron varias noches en el hospital de la Universidad de Colorado en una situación controlada que simulaba trabajo nocturno. Los voluntarios ya padecían de efectos negativos en su salud en su segundo día de ‘trabajar’ de noche, señala la investigación.

Hormonas reaccionan a la luz
La endocrinóloga cruceña Rima Ribera explicó que el cuerpo humano funciona en base a un patrón de liberación de hormonas que responden a estímulos externos, como la luz o el estrés en periodos de tiempo nocturno o diurno. Es decir, todo está regulado por el ritmo circadiano, que es el reloj biológico humano que ajusta las funciones fisiológicas del organismo para que siga un ciclo regular que se repite cada 24 horas, y que coincide con los estados de sueño y vigilia.
“En el sueño profundo se liberan hormonas del crecimiento y, en el caso de las mujeres, prolactina (estimula la secreción de la leche); el cortisol es otra hormona que tiene ritmo nocturno y elevaciones a primeras horas de la mañana, pero tiende a disminuir durante el día. Si la persona cambia ese ritmo pueden producirse enfermedades metabólicas, a no ser que durante el día tenga un reposo similar al de la noche, que debe ser en espacios bien cerrados”, manifestó Ribera.
Las investigaciones sobre el riesgo del trabajo nocturno en las personas no son nuevas, pero la importancia de este estudio realizado en la Universidad de Colorado radica en que, ahora que se sabe que la sangre cambia con los cambios de horarios de trabajo, comidas o sueño, los hospitales pueden desarrollar nuevos procedimientos para extraer muestras de sangre en los horarios apropiados.
A su vez, el nuevo hallazgo permitiría que los médicos realicen mejores diagnósticos y que determinen con mayor precisión en qué momento un paciente debe recibir tratamiento o medicamentos.
Por eso, Kenneth Wright, director del estudio, anticipó el próximo desarrollo de tratamientos para “proteger a los trabajadores nocturnos de los peligros para su salud”.

Desgaste sin retorno
Según datos de la Organización Internacional del Trabajo un trabajador envejecerá prematuramente cinco años por cada 15 años que permanezca en horario nocturno. Aunque los problemas de salud empiezan a manifestarse después de cinco o 10 años de trabajo.
El organismo de los seres humanos está preparado para trabajar de día y descansar de noche. Por este motivo, durante la noche disminuyen las aptitudes físicas y mentales de las personas, y mantenerse despiertos y realizando una actividad que requiera concentración supone un mayor esfuerzo del que necesitarían durante el día para hacer lo mismo, conforme a la OIT.
Por esa razón, el Estado boliviano, por medio del Ministerio de Trabajo, reconoce un recargo económico al empleado por su esfuerzo nocturno, dijo Miguel Espechi, docente de Derecho Laboral de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno.
“Una secretaria o un guardia de seguridad desde ya tiene un 25% de recargo en su sueldo si trabaja de noche. Si el trabajo es pesado o riesgoso, se incrementa hasta un 50%. Los taxistas y otras personas que trabajan por cuenta propia, que calculo que son un 80% de la masa laboral, no tienen protección del Estado”, señaló Espechi.

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