El sahumado de puestos comerciales se realizó desde temprano en los comercios de la urbe. Se trata de un rito que preservan las nuevas generaciones

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14 de febrero de 2018, 4:00 AM
14 de febrero de 2018, 4:00 AM

Las ofrendas a la Pachamama comenzaron desde temprano en el mercado Mutualista. En el puesto de Josefina Salazar y José Laveran se prendieron las brasas alrededor de la 6:00 y se hizo con religiosidad la quema de incienso y de koa (madera aromática) para comenzar la challa. Se trata de una tradición que trajeron desde La Paz hace 12 años y que conmemoran en Santa Cruz para atraer más clientes. 
“Primero se adorna el puesto con serpentina y papel picado, porque es como si fuera su aniversario; después se prende el carbón y se prepara la brasa para añadir el incienso y rociar el alcohol que puede ser vino o cerveza”, explica doña Josefina.


Cada año esta familia le pide a la madre tierra por tres deseos: clientela, trabajo y salud. La vendedora destacó que el objetivo es atraer la buena suerte y ahuyentar los malos deseos. 


Para otros, la challa representa una oportunidad para bendecir la adquisición de un automóvil, una casa u otro bien material. 


Para darle mayor valor a la ofrenda algunos consiguen un sullo de llama (feto) al que dejan arder con la brasa de la challa y le piden deseos a su alrededor. 


Es el caso de Mauricio Chejo y familia, comerciantes en la zona de Los Pozos, que desde hace 10 años se reúnen con compadres y amigos sobre la calle Aroma, para compartir un plato de comida y de bebida como previa a la challa que realizan posteriormente en su domicilio.  


Don Mauricio invita a los músicos de la fraternidad Illimani unos vasos de cerveza y a cada uno le pregunta que les ha parecido el sabor: “Dicen que si el sabor de la cerveza es bueno es porque será un buen año, pero si es amargo es porque se viene un año difícil”, explicó.


Don Mauricio compró el sullo en el mercado La Ramada, asegura que tiene un valor entre Bs 50 y 150, dependiendo del tamaño, y lo considera un buen augurio para proteger su negocio. 
 
Hay un día para cada challa
La challa es un ritual andino prehispánico de origen rural que se trasladó posteriormente a las áreas urbanas. Es una forma de relacionamiento entre el Jache (la persona) y la Pacha (la madre Tierra). Es una parte fundamental de las creencias del mundo andino, en el que la naturaleza y el hombre deben mantener un fuerte contacto.


Para el librero alteño y gestor de la librería y editorial, Sobras Selectas, Alexis Argüello Sandoval, esta práctica andina tiene un carácter de tributo o agradecimiento y a la vez de solicitud a la Pachamama, que se ha enraizado de tal manera en El Alto y La Paz, que en Carnaval se realiza en días escalonados. 


“Hay los viernes de challa de oficinas, el domingo se realizan challas en ferias como la 16 de Julio; los lunes se challan camiones y camioneros y los martes son para las casas”, indicó. 


El librero precisa que para challar (ch'allar) se usa flores, globos, banderines, cohetillos, alcohol y vino de tierra, y diferenció que la gente challa no solamente en Carnaval, sino además en fechas significativas, como la compra de muebles o inmuebles nuevos.


Argüello añadió que la proliferación de los festejos en todo el país y el extranjero, se explica por la identificación cultural, pero además como un ejercicio de poder, ya que al realizarlo se apropian del espacio público.


“Es como si mudaran un árbol, pero con las raíces fijas. Sin embargo, tales prácticas mutan y se hacen más por costumbre que por otra cosa cuando se migra. No se sabe por qué se sigue practicando en generaciones posteriores, pero el ejercicio existe y se propaga”, agregó. 


Una encuesta reciente de Captura Consulting en cuatro ciudades del país, desveló que el 32,7% de la población disfruta el martes de challa, una cifra que la convierte en la festividad más aceptada en la época de Carnaval.

Ofrenda y solicitud

Challa
Es una palabra aimara que significa rociar. Es reconocida por la RAE como la “acción de rociar el suelo con licor en homenaje a la madre tierra”.


Anata
El rito prehispánico ligado a la siembra de papa, del que surge la challa como un acto de reciprocidad con la naturaleza.   


Estadísticas
Según encuesta, en El Alto la celebran un 44%, en La Paz un 36%, en Cochabamba un 34,5% y en Santa Cruz un 23,3%.