Se trata de Julio César Méndez Cabrera (22), el estudiante de Artes y Ciencias de la Computación que en mayo egresará de esta afamada casa de estudios. En agosto comienza como desarrollador de software en Microsoft. Su familia relata el esfuerzo

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7 de febrero de 2018, 4:00 AM
7 de febrero de 2018, 4:00 AM

En mayo cuando la primavera termine en los Estados Unidos, el cruceño Julio César Méndez Cabrera (22) se graduará como Bachelor of Arts in Computer Science de la universidad de Harvard en Boston. Su familia se había trasladado a este país a fines de los 90 empujada por la inestabilidad económica y política que ya se respiraba en Bolivia. 

Su padre Julio Méndez y su madre Goldwyn Cabrera, viajaron con visa de turista al país del norte, con la intención de buscar trabajo y retornaron a Santa Cruz de la Sierra cuando Julio César cumplió los 12 años, con excepción de la madre que se quedó en Virginia, tramitando la tarjeta de residencia permanente por trabajo, más conocida como green card.

La residencia permanente tardó 14 años en concretarse y la obtención de la misma coincidió con el acceso a una beca académica en Harvard por parte de Julio César, que le establecía el pago preferencial de $us 500 el semestre, un monto mucho más económico con relación a cualquier otra universidad en el estado de Washington. 

“Julio salió del colegio obteniendo solo ‘A’ (la calificación más alta) y nunca una más baja”, aseguró con orgullo su madre.

El cruceño estudió en el Centreville High School de Virginia, además de cursar un año con calificaciones igualmente destacadas en el colegio Británico de Santa Cruz. “Aunque en realidad él y su hermano menor (Alexander, 21) extrañaron pronto a su madre y sus amigos en los Estados Unidos y pidieron retornar”, contó el padre.       

El largo camino a Harvard

Para el joven Julio César, Harvard parecía una meta casi imposible pero por la que valía la pena luchar. Por esto se aplicó desde el secundario en obtener altas calificaciones para aspirar a una beca en esta casa de estudios, a la vez que organizó su tiempo para aprender nuevos idiomas y concretó algunos viajes.

“En la secundaria estudié duro porque sabía que de otra manera no tendría los fondos para ir a la universidad. Tenía las notas más alta en todas mis clases y a veces hacía tareas hasta las 22:00, descansaba un poco y me volvía a despertar en la madrugada para terminar”, narró el joven.

Paralelamente su madre se desempeñó como Care Giver (al cuidado de personas con una discapacidad) y su padre como contratista independiente. Ambos coinciden en que la beca de la afamada casa de estudios de Boston después de superar todas las entrevistas de rigor y las evaluaciones, son mérito suyo.     

“Nuestro mérito fue seguirle el ritmo. Apoyarlo cuando pedía libros, cuando quiso aprender a tocar un instrumento o cuando quiso viajar”, dijo su padre.  

Uno de los aspectos que se evalúo al otorgarle la beca fue si su familia realmente no disponía del dinero suficiente para pagar la universidad. “Mi familia ganaba menos de $us 65.000 al año, entonces Harvard me dio una beca que cubre casi todo”, recordó el universitario cruceño.

En un inicio se registró en la carrera de Economía pero posteriormente se decidió por la computación, influenciado además por otros jóvenes científicos que conoció en este centro.

Música, viajes e idiomas

Pero además de sostener las altas calificaciones, el joven desarrolló el gusto por los viajes y por el idioma; es por esto que aprendió cinco idiomas (inglés, español, chino, francés y portugués) y guarda preciados recuerdos de sus viajes a Brasil (dos semanas); un verano en París y de estadías en Roma y Barcelona.   

En su último año de secundaria retornó al país para apoyar en actividades solidarias en la ciudad de Cochabamba, a través de la ONG Refresh Bolivia.

El objetivo de Julio César es encontrar un equilibrio entre el trabajo y la vida personal, por lo que en su tiempo libre aprendió desde pequeño a tocar instrumentos musicales llegando a formar parte de la banda de su colegio y posteriormente de Harvard. 

El universitario cruceño toca el bajo y la guitarra, admira a la cantautora neozelandesa Lorde, al cantante de folk rock George Ezra y al guitarrista Ed Sheeran. 

Actualmente Méndez practica canto, aunque asegura que se trata simplemente de un pasatiempo y que su pasión es la ciencia. 

Su padre lo corrobora y cuenta que desde joven se destacó por ser versátil y tener una mirada madura de la realidad. 

De Harvard a Microsoft

Como profesional, el cruceño espera desarrollar un aporte a la sociedad. Es por esto que como trabajo final de la materia de Machine Learning (desarrollo de máquinas) en la universidad programa un “predictor de nivel fotovoltaico en secuencias de moléculas”, es decir, un aparato capaz de calcular en base a estadísticas el verdadero nivel fotovoltaico de las moléculas de los rayos del sol, lo cual permitiría aprovechar mejor su energía. 

“El punto es encontrar materiales fotovoltaicos que tengan una base de carbón y usarlos para generar energía del sol, debido a que en la actualidad se usan materiales basados en silicona, los cuales son difíciles y caros de producir”, explicó. 

Julio César se gradúa en mayo y para agosto ya estará trabajando en uno de los gigantes tecnológicos del mundo: Microsoft como desarrollador de software. 

Respecto a Bolivia afirma que le gustaría ver avances en educación, por lo cual destaca a los tutores de Clubes de Ciencia Bolivia, a los cuales tuvo la oportunidad de conocer en su universidad. “Nuestra economía se basa demasiado en materia prima y tenemos un modelo político populista”, concluyó.
 

El cruceño fue elegido entre cientos de aspirantes a la multinacional