Ta importante es ser feliz que que esta es objeto de estudio en una de las universidades más prestigiosas del mundo. En la materia de Sicología Positiva se dan las pautas que compartimos a continuación.

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14 de enero de 2018, 17:23 PM
14 de enero de 2018, 17:23 PM

Cada vez parece más claro que la felicidad no tiene que ver con hacerse millonario ni con encontrar la fuente de la eterna juventud. El tesoro más codiciado de nuestros tiempos es un concepto abstracto, subjetivo y difícil de definir, pero está en boca de todos. Incluso es materia de estudio en la prestigiosa Universidad de Harvard.

Durante varios años, algunos de los estudiantes de Sicología de esta universidad americana han sido un poco más felices, no solo por estudiar en una de las mejores facultades del mundo, sino porque, de hecho, han aprendido a través de una asignatura. Su profesor, el doctor israelí Tal Ben-Shahar, es experto en Sicología Positiva, una de las corrientes más extendidas y aceptadas en todo el mundo y que él mismo define como “la ciencia de la felicidad”. De hecho, sostiene que la alegría se puede aprender, del mismo modo que uno se instruye para esquiar o a jugar al golf: con técnica y práctica.

Aceptar la vida tal y como es te liberará del miedo al fracaso y de unas expectativas perfeccionistas

Aunque por su clase de Sicología del Liderazgo (Psychology on Leadership) han pasado más de 1.400 alumnos, aún así cabría hacerse la siguiente pregunta: ¿Alguna vez se tiene suficiente felicidad? "Es precisamente la expectativa de ser perfectamente felices lo que nos hace serlo menos”, explica.

Estos son sus seis consejos principales para sentirse afortunado y contento:

1. Perdone sus fracasos. Es más: ¡celébrelos! Es imposible tratar de vivir sin emociones negativas, ya que forman parte de la vida. Aceptando las emociones negativas, conseguiremos abrirnos a disfrutar de la positividad y la alegría. Se trata de darnos el derecho a ser humanos y de perdonarnos la debilidad. 

 

2. No dé lo bueno por hecho: agradézcalo. Cosas grandes y pequeñas. Esa manía que tenemos de pensar que las cosas vienen dadas y siempre estarán ahí tiene poco de realista.

 

3. Haga deporte. Para que funcione no es necesario machacarse en el gimnasio o correr 10 kilómetros diarios. Basta con practicar un ejercicio suave como caminar a paso rápido durante 30 minutos al día para que el cerebro secrete endorfinas, esas sustancias que nos hacen sentir drogados de felicidad, porque en realidad son unos opiáceos naturales que produce nuestro propio cerebro, que mitigan el dolor y causan placer

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4. Simplifique, en el ocio y el trabajo. Identifiquemos qué es lo verdaderamente importante, y concentrémonos en ello. Es mejor centrarse en algo y no intentarlo todo a la vez. Y no se refiere solo al trabajo, sino también al área personal y al tiempo de ocio.

 

5. Aprenda a meditar. Este sencillo hábito combate el estrés. A largo plazo, la práctica continuada de ejercicios de meditación contribuye a afrontar mejor los baches de la vida, superar las crisis con mayor fortaleza interior y ser más nosotros mismos bajo cualquier circunstancia.

 

6. Practique una nueva habilidad: la resiliencia. La felicidad depende de nuestro estado mental, no de la cuenta corriente.  Los seres humanos hemos perdido de vista que el fracaso es en realidad una  oportunidad. Esto tiene mucho que ver con la resiliencia, un concepto que se ha hecho muy popular con la crisis. La resiliencia no es otra cosa que la capacidad de un material para recobrar su forma original después de someterse a una presión deformadora. En las personas, la resiliencia es la capacidad de un individuo para enfrentarse a circunstancias adversas, condiciones de vida difíciles, o situaciones potencialmente traumáticas, y recuperarse saliendo fortalecido y con más recursos.