Cada cuatro segundos muere una persona por sepsis en el mundo. El 70% de la internación en UTI es por este mal

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10 de diciembre de 2018, 4:00 AM
10 de diciembre de 2018, 4:00 AM

Ariel Vaca (28 años), empleado en una fábrica de parabrisas, estuvo a punto de perder la vida debido a la sepsis. Estuvo cinco meses con baja médica y más de dos semanas en terapia intensiva donde recibió tratamiento contra este mal mortal, que presentó a consecuencia de una infección. Si bien el seguro social cubrió el tratamiento de su enfermedad, su familia tuvo que comprar algunos medicamentos que la entidad no tenía.

En el mundo, unas 10.000 personas pierden la vida cada día a causa de la sepsis, enfermedad que registra un crecimiento anual del 13%.

La sepsis se puede considerar una de las peores enfermedades producidas por un estado crítico de una infección generalizada en el paciente, ocasionada por los efectos en todo el organismo de reacciones catastróficas del sistema inmune. Es desencadenado por otros seres vivos como bacterias, virus, hongos y parásitos, explica el doctor Mauricio Martínez Zarzuri, especialista en medicina crítica y terapia intensiva. “Hay muchos síntomas que engloba la sepsis, es una enfermedad a la que hay que tenerle mucho respeto porque mata”, explica. Es tan grave y mortal que cada cuatro segundos muere una persona y, según estadísticas, cada año 20 millones de personas padecen sepsis en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud.

En el caso de la capital cruceña, donde los servicios de terapia intensiva atienden pacientes con distintas patologías, alrededor del 70% del total de internación corresponde a pacientes con sepsis.

Con mayor frecuencia son víctimas las personas que poseen algún antecedente, como diabetes, enfermedades neoplásicas y pulmonares. Sin embargo, es posible evitar este mal, si se detectan a tiempo los síntomas y si el paciente recibe un manejo oportuno y adecuado. En ese contexto, esta enfermedad constituye una de las principales causas de morbilidad y mortalidad a escala mundial, por lo que representa un problema complicado y complejo no solo para el sistema público de salud, sino también para los familiares de los pacientes que lo padecen, expresa Martínez.

Se trata de una enfermedad en la que es fundamental un diagnóstico y tratamiento rápido y adecuado, caso contrario, es difícil que el paciente pueda revertir el cuadro y salvar su vida. Las señales de alerta pueden ser: frecuencia cardiaca más acelerada, alteración en el estado de conciencia, disminución súbita de la presión arterial, cansancio y somnolencia, o que la persona duerma mucho tiempo

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