El comunicador y gestor cultural presenta hoy, a las 20:00,  el libro en el que compila sus columnas en EL DEBER 

El Deber logo
28 de febrero de 2018, 4:00 AM
28 de febrero de 2018, 4:00 AM

Todos los viernes, desde 2016, Alfonso Cortez disecciona situaciones, personajes y hechos de la vida cotidiana del país y del mundo a través de su columna semanal en el diario EL DEBER.         

Lejos de haberlo convertido en un púlpito en el cual exponer sus propias ideas o demandar desde una superioridad moral de la que algunos ‘opinadores’ abusan, Cortez ha hecho de Desde mi barbecho un espacio en el que deja traslucir su veta de reportero agudo y de gran observador.

Eso es lo que deja traslucir en sus más de 60 columnas reunidas en el libro que ha bautizado con el mismo nombre de su columna semanal y que esta noche, a las 20:00, presentará en la Casa Melchor Pinto (Sucre 50) y que ya se encuentra en las principales librerías de la ciudad.

“Entrevisto gente, hago investigación hemerográfica, bibliográfica, consulto expertos. En algunas columnas más que en otras vas a encontrar muchos datos que obviamente no los tengo en la cabeza, que ahora el internet te permite acceder a ellos, pero siempre hago una doble verificación, con una llamada, con una entrevista... quizás lo que hago es un híbrido entre columna y  reportaje”, reflexiona Cortez acerca de la manera rigurosa con la que encara sus entregas semanales y que delatan que es un cazador de buenas historias, aquellas que va anotando en sus diversas libretas de notas y que no deja escapar, aunque eso le cueste salir de su rutina y seguir la rutina de un cantante de micros o adentrarse en el mundo de los adivinos para desentrañar esos mundos y a través de ellos entender un poco mejor lo que nos  pasa y le pasa al país.

“Intento que la pasión por el periodismo escrito se note, además que lo disfruto mucho. Quizás en muchos  casos estoy apostando al minirreportaje y me salgo de lo que es el género. Por eso es muy difusa esa línea que tiene Desde mi barbecho”, explica Cortez, que hace del humor y la ironía algunos de sus ingredientes preferidos en sus escritos. Ejemplo de ello es la comparación de Santa Cruz de la Sierra con la Sucupira creada por Dias Gomes y que se hizo popular en el país por la telenovela El bien amado.

“Esa historia, que era de realismo mágico, se ve en nuestras calles, están presentes en nuestra realidad y las características de Odorico Paraguazú con Percy Fernández son muy semejantes. Es tan real que parece ficción. Tanto en sus declaraciones como en sus acciones”, bromea el comunicador.  Reconoce que algunas de sus columnas han molestado a algunas personas y se lo han hecho saber a través de comentarios y cartas. “Puedo estar equivocado, pero si hay una reacción es que hay un tema ahí que no está resuelto”, opina, pero también admite que son muchas las personas que reciben de manera positiva sus columnas “Las palmaditas en la espalda digitales no las creo mucho, pero sí cuando encuentro alguien conversando, se acuerdan del tema. No de los amigos ni de los familiares, sino de aquellos extraños que te comentan de lo que has escrito y eso vale la pena para seguir escribiendo”, sostiene Cortez.