A las 17:00 de Bolivia se inicia la entrega de los premios Goya, de España, donde el corto documental Tribus de la Inquisición, de Lozano, compite por un galardón

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3 de febrero de 2018, 8:00 AM
3 de febrero de 2018, 8:00 AM

Llegó el día para Tribus de la inquisición, el cortometraje documental dirigido por la española Mabel Lozano, con base en la crónica del mismo título del periodista boliviano Roberto Navia, competirá hoy por ser el mejor trabajo en esta categoría en los premios Goya, cuya ceremonia se realizará esta tarde (hora boliviana) en España.


Tribus de la inquisición tiene como rivales a Los desheredados, de Laura Ferrés; La primavera rosa en México, de Mario de la Torre, y The fourth kingdom, de Adán Aliaga y Álex Lora. 


La directora Mabel Lozano dijo que si gana sería un gran reconocimiento al trabajo periodístico de Roberto Navia, y un buen homenaje a la familia Ángel Antezana, ya que uno de los miembros de este núcleo fue víctima de los linchamientos en Ivirgarzama (Cochabamba) que aparecen en el documental.


¿Cómo ha visto el recorrido que ha tenido el documental desde su estreno hasta ahora? ¿Cómo ha sido la respuesta de la gente en los distintos festivales?
Pues, yo creo que Tribus de la inquisición ha hecho un magnífico recorrido. Ha estado en muchos y buenísimos festivales de Latinoamérica, pero también ha estado mucho por Europa, por lo cual creo que se ha mostrado mucho y el debate siempre es la incredulidad, sobre todo en Europa, que genera las imágenes que se ven tan fuertes de los linchamientos.


 Y respecto a la jornada de hoy en los premios Goya, ¿cuáles son sus expectativas? ¿Qué importancia tienen estos premios para usted?
Los premios Goya tienen muchísima importancia, porque son premios que concede el colectivo cinematográfico, y es un colectivo que incide mucho.


  No te olvides que el cine influye en el imaginario de las personas. Estar nominada, en mi caso que hago cine social, sirve para visibilizar lo que está pasando con los linchamientos, que no solo suceden en Bolivia, sino también en muchos otros países. También es una llamada de atención a la ciudadanía, a la importancia de creer en la justicia, y eso significa que la gente no tenga que recurrir a ella por propia mano. Los Goya dan muchísimo altavoz. Nosotros hemos hecho este documental para sensibilizar, aquí y también en Bolivia. Para decir una y otra vez, alto y claro, que todo el mundo tiene derecho a la vida. Es una de las mayores vulneraciones de los derechos humanos que muestra este documental. La gente tiene que tener derecho a un juicio justo. Eso es lo que estamos pidiendo, algo que es universal. Muchas personas en el mundo nacen desnudas de derechos. No te pueden matar en una plaza del pueblo mientras unas personas miran todo comiendo papas fritas. 


¿Qué recuerda ahora de cuando le llegó la crónica de Roberto Navia a sus manos? ¿Cómo decidió llevarla al documental?
Más que la crónica me llegó Roberto Navia. Él me buscó porque vino a mi país a a recibir el Premio Rey de España por su crónica Tribus de la Inquisición, y él me había localizado a mí a través de internet y quería hacerme una entrevista sobre un documental que había hecho que se llamaba Chicas nuevas 24 horas, que es contra la trata de mujeres y niñas. Nos reunimos, nos contó de su crónica y en ese momento decidimos que íbamos a a hacer este documental, algo que hicimos un año más tarde. Pero en ese momento se produjo la amistad, la hermandad entre Roberto y yo. 


¿Esperaba que el documental tuviera tanto éxito?
No. Que un corto esté nominado a los Goya es muchísimo más complicado que ningún otro formato. Porque cortos documentales, igual que cortos de ficción, se hacen muchísimo más que largometrajes. La proporción es brutal. En España se deben hacer unos 3.000 cortometrajes al año. En cambio los largometrajes no llegan a 100. Para que tu corto pueda optar a los premios Goya tiene que haber estado en tres festivales de primera y segunda categoría. Una vez que tu corto ha estado en la competición oficial de al menos tres de esos festivales, recién opta, junto con muchos otros trabajos, a ser preseleccionado para los Goya, que de por sí ya es un acontecimiento. Estar nominado en los Goya ya es un premio en sí mismo.


¿Qué significaría para usted ganar el Goya?
Pues el Goya a mí me encantaría ganarlo por Roberto, que es un periodista maravilloso, comprometido. Yo creo que es uno de los periodistas latinoamericanos más importantes y va creciendo más. Pero, sobre todo, es un premio que a mí me gustaría muchísimo dedicar a la familia de Ángel Antezana, que vio cómo quemaban vivos a sus hijos, y a tantas otras familias de hombres y mujeres denudos de derechos.  Quiero lanzar ese  mensaje del derecho a la vida, por encima de todo.