El filme de  la danesa Lone Scherfig es protagonizada por Zoe Kazan,  Andea Riseborough y Tahar Rahim

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7 de febrero de 2019, 20:51 PM
7 de febrero de 2019, 20:51 PM

 La Berlinale abrió hoy con la película "The Kindness of Strangers", de la danesa Lone Scherfig, una dulzona visión de la huida de una madre de su esposo maltratador, en un festival ansioso de mostrar humanidad en tiempos oscuros.


  Una mujer perdida en Nueva York con dos hijos, sin dinero y con un coche que perderá, acosada por el marido policía y rodeada de desconocidos que buscan perdonarse sus errores: esa es la situación de partida de Scherfig, la primera entre las 17 aspirantes al Oso en la competición del festival.


  "Es una mujer entre extraños llenos de generosidad, ansiosos de ver su propia luz al final de un día oscuro", explicó la directora danesa, surgida de la escuela escandinava "Dogma", ganadora del Oso de Plata en 2000 con "Italian for Beginners" y presente en otras dos ocasiones en competición en ese festival.


  El objetivo declarado de Scherfig es mostrar un "happy end", como ella misma explicó ante los medios que siguen la Berlinale -"no siempre tiendo al final feliz, pero cuando me lo fijo no me aparto ya de él", dijo, sobre una película de propósito "esperanzador".


  Su protagonista es Clara (Zoe Kazan), que no tiene un plan B cuando le falla la única puerta a la que llamar -el mugriento apartamento de un suegro bebedor- y que cuenta con la complicidad de sus hijos, tan decididos a no volver con el maltratador como ella.


  Entre los extraños de Nueva York hay otras mujeres víctimas de la violencia doméstica, acogidas donde pueden ayudarlas o escondidas entre mendigos. También hay un alma buena, la enfermera y cooperante en una docena de causas Alice (Andea Riseborough), un hombre que nunca maltrató a nadie (Tahar Rahim), un restaurante que se hace pasar por ruso e incluso un abogado.


  Todos forman parte del puzzle confeccionado para que no falte ni una pieza, sea una silla que alguien tiró por la ventana y que acabó abandonada en la calle o un ser necesitado del calor del otro.


  El director de la Berlinale, Dieter Kosslick, había anunciado una selección de filmes abocada a la mujer para la que será su última edición del festival bajo su gestión -tras 18 años en el puesto-.
  Scherfig acudió con un tema poderoso, además de ser una de las siete incluidas en la sección a competición dirigidas por mujeres.


  La obsesión por el positivismo respecto a una lacra social -la violencia doméstica- extendida en todos los estamentos del llamado primer mundo no encajó bien en el pase a la prensa, donde se escucharon algunas quejas, entre aplausos de cortesía.


  "El cine debe ser humano. Y, cuando lo es, es también político" había afirmado la actriz francesa Juliette Binoche, en su presentación como presidenta del jurado internacional, para lamentar que el mundo "vive un momento muy egoísta", en que "se cierran fronteras", en lugar de abrir paso "a la Humanidad".


  La Berlinale, un festival con reputación de político, parece ansiosa de mostrar ambos elementos -las oscuridades del presente y la respuesta humana-, para lo que tiene por delante diez días consagrados al cine, sea a competición o en el resto del programa.


 
  En los diez días del festival se verán cerca de 400 filmes entre todas sus secciones y se rendirá homenaje a la actriz británica Charlotte Rampling, Oso de Oro de Honor, mientras que la directora franco-belga Agnès Varda recibirá una Cámara de Oro.
  Otras presencias esperadas será la de la diva francesa Catherine Deneuve, de quien se presenta fuera de concurso "L'adieu à la nuit", mientras que el brasileño Wagner Moura exhibirá "Marighela".