Fue supervisora del guion de la serie Me Chama de Bruna y participó en el desarrollo de una temporada de Um Contra Todos

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22 de octubre de 2018, 3:00 AM
22 de octubre de 2018, 3:00 AM

Vino a Bolivia invitada por la organización del XVIII Festival Internacional de Cine de Santa Cruz, a dictar un taller sobre estructura de los guiones para series de TV e internet, debido a su experiencia como gerenta de contenido original en Fox Brasil.

En viajes a otros países, Julia Priolli ha abordado la relevancia de la presencia femenina en el mundo de la pantalla chica, y desde su rol creativo, lucha por contrarrestar historias estereotípicas e innecesarias, como la de la prostituta brasileña.

 ¿Cómo incide la presencia femenina en un guion?

Le pone toda la sensibilidad, cambia todo, pone más peso en el personaje femenino, en conflictos más reales, no en que siempre esté loca o hablando de hombres, sino de cosas que sí hablan las mujeres, no tan básicas. Pone más sensibilidad a la historia misma, la pone más interesante, una mujer siempre hace mucha diferencia.

 ¿Qué tal va la mujer en la industria de los audiovisuales?

Es aún muy incipiente, estamos empezando.

 ¿Qué tan valorado es el trabajo de guionización?

En las telenovelas, en Brasil el guionista es el rey, el dios de la historia, la misma cosa que hace el showrunner (autor-productor). El que escribe la historia y decide quién será el protagonista, quiénes los directores. Con la Red Globo teníamos una valorización muy grande de los autores, pero en lo demás, que es el cine o las series de TV de los canales de cable, no ocurre lo mismo. Se dice mucho de que faltan guionistas en Brasil, que no hay buenos, pero creo que faltan condiciones de trabajo para ellos, que es muy distinto, como ganar suficiente y tener tiempo hábil para escribir porque si das $us 500 a un guionista para decirle que escriba una pieza maestra en una semana, saldrá mal, y después dirán que es culpa del guionista. Aún estamos en estadios muy precarios en Brasil.

 Es difícil imaginar esa realidad brasileña.

Tenemos semejanzas, nuestra industria es aún principiante, hay la ley del cable que obliga a los canales de cable a hacer contenido original, tiene cinco años, estamos aprendiendo todos.

 ¿Cómo afectan a los canales las plataformas de streaming?

En Brasil afecta porque los canales de cable tienen que recoger un impuesto, que es lo que hizo que nuestra industria exista. Hay un dilema porque si uno obliga a Netflix a que pague este impuesto, de repente Netflix se va, y si se va tampoco es bueno para nosotros porque viene a este país y desarrolla como 20 proyectos o series, entonces fomenta nuestra industria a su manera, pero tampoco es justo con los demás canales que pagan.

 ¿Son una amenaza?

No, todo va cambiando. Cuando llegó la TV dijeron que la radio acabaría, y nunca acaba.

 ¿Cómo ha evolucionado la TV brasileña?

Las novelas son algo que en Brasil habrá siempre, tenemos un canal dominante que es Globo, que tiene una estructura muy clara. Las series han provocado muchos cambios con historias un poco más profundas y sensibles. No veo más novelas y crecí viéndolas, pero no aguanto porque me aburren, me interesan las narrativas más disruptivas y elaboradas.

 ¿Qué cambió?

La gente se acostumbra a ver cosas mejores. Vimos telenovelas por 30 años que era lo único que había, y estaba bien así, pero llegaron cosas mejores y queremos verlas.

 ¿Cómo trabaja Fox Brasil?

Tenemos adquisiciones como Simpson y Walking Dead. En la producción original brasileña queremos narrativas distintas a todo lo que se ha visto, pensamos en productos premium, que puedan viajar por todo el mundo. Y yo, en una búsqueda personal por una protagonista femenina que no sea prostituta, porque las historias femeninas en Brasil son así. Hay una de HBO, hay en TNT, hay la nuestra en FOX, la prostituta brasileña vende superbien y esto me enoja mucho.

 ¿Cómo ayuda o no al marketing nacional una historia?

Tenemos la tradición de Favela Movie, todo lo que hizo suceso en Brasil, como Ciudad de Dios, Tropa de élite. Son historias de las que hay que hablar porque en Río de Janeiro estamos viviendo en una situación que es igual a la de hace 20 años, con la Policía y los narcos peleando. Es una ciudad donde te pueden pegar un tiro si sales a la calle, no tenemos mucho cómo cambiar estas cosas, nos duelen todavía.

 ¿Influye lo comercial?

Bastante, pero cuando hacemos la programación premium tenemos a los que pagan y hay que hacer algo muy bueno, con historias que no se hubieran visto.

 ¿Qué prolonga las series?

Siempre bromeamos con eso, el departamento de programación quiere audiencias, yo quiero Emys, aunque vean tres personas, con eso estoy contenta.

 ¿Cómo ves a Bolivia?

Saben mucho y tienen mucho repertorio, tienen más historias que nosotros, saben más de sus indígenas y viven cambios políticos, pero al Gobierno le falta saber qué es importante, un país sin cultura no es país, una industria cultural es fundamental.

Engalanó los días de Fenavid al compartir sus conocimientos con estudiantes y profesionales del ámbito de los audiovisuales. Es experta en guionización y trabaja para un grande de la TV por cable

Tengo una búsqueda personal por una protagonista que no sea prostituta”.

En las telenovelas el guionista es el rey, pero es distinto en el cine o los canales por cable”.