Las propuestas de actores de la cultura local incluyen los árboles del primer anillo, la caminata a Cotoca, los trajes de Carnaval, casonas, festivales, los sabores del Mercado Nuevo y platos regionales

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7 de septiembre de 2019, 4:00 AM
7 de septiembre de 2019, 4:00 AM

“Monumento al ladrillo” fue la crítica fácil que se endilgó a las torres del parque urbano, diseñadas a mediados de los 90 por el arquitecto suizo Mario Botta. El concepto, que incluye un rayo láser, fuentes de agua y un arbolito en cada torre, tiene que ser declarado patrimonio municipal, según propone la artista plástica Ejti Stih.

“No podemos tenerlo como urinario”, comenta. Si se afina más la mirada, se verá que los Aljibes están a tiempo de ser salvados.

El que está en la esquina de la Manzana 1 escapó de la irrefrenable labor de una motoniveladora gracias a la hoy desaparecida Dirección del Centro de Patrimonio Histórico, que dirigía Jery Dino Méndez.

El arquitecto considera que el edificio de la Universidad puede considerarse para una declaratoria “dentro del movimiento moderno”. Es el caso de la Ex Terminal, diseñada por Sergio Antelo. Casonas como el lugar donde funciona el restaurante El Aljibe, la casa de Melchor Pinto y la casa Bonino (donde funcionaba el restaurante Leonardo) deben ser consideradas por el municipio.

El gestor cultural Marcelo Araúz coincide con Stih: el edificio donde funcionaba el colegio Santa Ana tiene que ser patrimonio municipal, y además, albergar el museo de etnografía del oriente y el museo del carnaval, con los trajes de reina y la indumentaria que lucieron los esposos Dabdoub. Las pocas habitaciones donde se apiñan los tesoros del Museo Catedralicio merecen su declaratoria y otro lugar más amplio.

El Paseo de las Esculturas, que pronto será enriquecido con obras realizadas por mujeres, es otro lugar que propone Stih para su preservación.

Populares

El gestor Juan Pablo Sejas Solano incluye en su lista al Mercado Nuevo de la Sucre, al colegio Nacional Florida, la plazuela Callejas, “todos los árboles que Noel Kempff plantó en el primer anillo, el edificio de la Brigada Parlamentaria, el Jardín Botánico, la plaza de armas del Plan Tres Mil, La Ciudad de la Alegría y el Zoológico”.

No olvidó incluir al delicado y precioso Curichi La Madre, humedal urbano con flora y fauna típicas que siempre resulta olvidado. Sejas propone que, entre los patrimonios intangibles se incluya la caminata a Cotoca, El festival de música barroca urbana y el festival de teatro callejero ‘Periférica’ que 

organiza San Isidro. El investigador Mario Suárez Riglos propone incluir al Día de la Tradición. Cecilia Kenning y Marcelo Araúz, impulsores del repunte cultural cruceño desde los 80, mencionan a Artecampo y su museo como una iniciativa encomiable.

Nació como Centro de Investigación, Desarrollo Artesanal y Comercialización Cooperativa (Cidac), después de una investigación que hicieron Ada de Vaca y Laura Zanini en 1976. Esa investigación determinó el estado de la artesanía en todo el departamento. Se rescataron diseños que estaban en la memoria de las abuelas y pasaron a las manos de las jóvenes. Hoy son un

patrimonio autóctono y popular muy apreciado. “Bien merecido lo tienen”, comenta Kenning, que además plantea el mismo estatus para la caricatura El duende y su camarilla, de Óscar Barbery.

Culinaria

La gestora considera merecedora de una declaratoria similar a la labor realizada en la culinaria popular por Mario Cortéz Suárez, el conocido Mario Hígado.

Una Comisión de Patrimonio Gastronómico, en la que está Carmen Sandoval como subdirectora municipal de turismo, además de investigadoras en gastronomía, trabaja para determinar cuál puede ser el plato bandera de Santa Cruz.

Se está investigando el majao y el pan de arroz. También se buscará rescatar sabores como el de la sopa de leche de gallina.