El estadounidense tenía 85 años y fue un eterno candidato a recibir el premio Nobel de Literatura. Deja un gran legado literario

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23 de mayo de 2018, 8:58 AM
23 de mayo de 2018, 8:58 AM

La muerte del estadounidense Philip Roth a los 85 años en un hospital de Manhattan deja el mundo de las letras sin uno de los grandes narradores del siglo XX, candidato "eterno" al Nobel que, sin embargo, nunca consiguió.

De origen judío, Roth, cuyos textos reflejaban su curiosidad por la identidad personal, cultural y étnica, y la creación artística, estaba considerado como uno de los escritores contemporáneos más importantes de Estados Unidos.

Nacido en Newark (Nueva Jersey) el 19 de marzo de 1933, pertenecía a la segunda generación de una familia judía emigrada de la región europea de Galitzia (Polonia/Ucrania).

Roth se licenció por la Universidad de Bucknell (Pensilvania) y obtuvo el posgrado en literatura inglesa por la Universidad de Chicago, en la que ejerció de profesor de escritura creativa.

También enseñó en las universidades de Iowa, Pensilvania y Princenton (Nueva Jersey).

Su primera obra, "Goodbye Columbus", publicada en 1959, después de un año de trabajo como administrativo en el Ejército, es un libro compuesto por cinco relatos cortos sobre la vida de los judíos en EEUU que obtuvo el National Book Award y lo situó en el primer plano del mercado editorial. Fue además la primera de sus obras llevadas al cine, en 1969.

"Letting go" (1962) fue su primera novela propiamente dicha, en la que narra la agonía de un joven catedrático que se debate entre razón y sentimientos, conflicto que constituye una de las claves de su producción literaria, a la que siguió "When she was good" (1967).

Pero fue con la publicación de su tercera novela, "Portnoy's complaint" en 1969, cuando Roth alcanzó el éxito literario.

Trata de las aventuras sexuales de Alexander Portnoy, contadas por éste a su psiquiatra y en la que el protagonista vive atormentado por los remordimientos y por su obsesión por el sexo, algo que el autor interpreta como el producto de la severa mentalidad judía.

Desde aquel hito, cada obra suya fue un éxito editorial y objeto, la mayoría, de escándalo e impacto en la sociedad estadounidense. Su relevancia fue tal que finalmente tuvo que abandonar la docencia en 1992 para dedicarse por entero a la literatura.

El escritor estadounidense se sirvió de un personaje, Nathan Zuckerman, considerado su alter ego y recurrente en muchas de sus novelas, para analizar con fino humor las desesperanzas y fantasías de sus compatriotas.

Criticada por judíos y feministas, su obra recibió la práctica totalidad de premios excepto el Nobel. Medalla de Oro 2001 de Narrativa, el más alto galardón que concede la Academia Norteamericana de las Artes y de las Letras, y Medalla Nacional de las Artes, obtuvo además el premio Man Booker International en 2011.