Estuvo en Santa Cruz para dar un concierto en la Fexpo y aprovechó para hablar de su biografía autorizada, Yo soy Américo, que lo muestra con claros y oscuros

El Deber logo
18 de junio de 2018, 4:00 AM
18 de junio de 2018, 4:00 AM

No es su estampa lo que seduce de él, sino su sencillez.

Domingo Vega, más conocido como Américo, el cantante chileno que viene a Bolivia como por su casa, estuvo hace poco en el país y aprovechó para anunciar su primera biografía autorizada, titulada Yo soy Américo. Sus 40 años llegaron con esa honestidad que no se avergüenza de contar claros y oscuros de su vida, incluso que estuvo preso por vender discos piratas y que intentó acabar con su vida cuando tenía 18 años, pero luego superó ese momento crítico hasta convertirse en lo que es.

¿Por qué ahora la biografía?¿Querés luego tu serie?

Es un proyecto que tenía desde 2008, no por la oleada de series, que concretamos ahora porque ya quería sacarlo, estaba muy ansioso. Es un escenario en el que me aventuré a decir cosas que quizás la gente no se atreve, con ayuda de un gran periodista. El libro ya está disponible en su versión digital, en Amazon, Google Play, está también para Apple. Es un libro muy auténtico, lleno de cariño y de voluntad, y puede haber ahí alguna historia que llegue a alguien.

¿Por qué confesar que intentaste quitarte la vida?

Porque ojalá pueda servir a alguien para que no sea tan idiota como lo fui  yo, que lo intenté en plena juventud y con un mundo lindo por delante. Si me hubiese funcionado el plan, no podría estar viviendo hoy todo lo hermoso que he vivido, no hubiese tenido las hijas maravillosas que tengo, me hubiera perdido lo linda que es la vida. No creo que esa sea la solución para lo que sea que enfrentemos. 

Cuando uno expone esas cosas,  a esta edad es porque esa  historia es parte de otra gran historia que me trajo hasta aquí haciendo música  y muy feliz. Hoy voy de valiente por la vida, lleno de felicidad, pleno, y me quedo con eso.

Entre las paradojas de la vida, estuviste detenido por vender discos piratas y hoy vivís de tus propios discos.

Utilicé el libro para contar eso por primera vez, porque fue por necesidad. Era lo que tenía más a mano. Ya estaba en la música y era papá muy joven. Tenía muchas responsabilidades; todo eso me pegó muy duro y tuve que improvisar, pese a que salía de una agrupación en la que nos había ido muy bien.  Vendía música pirata de forma oculta y con mucha vergüenza, esperando que quienes me compraban no supieran que tenía una vida artística. Tristemente me pillaron, estuve detenido, lo pasé muy mal y prometí no hacerlo más, y gracias a Dios hoy vivo de otra realidad y de otra parte de la música.

¿Cómo explicás ser un chileno tan querido en Bolivia?  

Esto de venir constantemente a disfrutar del público y a hacer música, nos unen las canciones. Culturalmente, somos hermanos latinos y en este sector del mundo nos unen las armonías, el folclore, además de mucha sensibilidad. Nací en Arica, así que tengo una cercanía con Perú y Bolivia, que he ido poniendo en mis canciones, eso me ha permitido recibir cariño, ahí el aprovechado soy yo porque empecé a venir con más constancia y espero que no pare.

Las melodías unen, pero hay temas que quizás separen, como el mar ¿Te incomoda hablar de eso?                            

Sí, me incomoda, me paro y me voy; no, mentira (risas). Más que incomodarme, son cosas que uno siente a la distancia, cuando uno puede tener una mirada más objetiva. Espero que en estos temas se avance, que los encargados, en quienes uno deposita la confianza, resuelvan, porque se puede de maneras más pacíficas; antes se resolvieron en guerras que hoy sustentan demarcaciones y por ese lado no podemos olvidar que murió gente. Espero, no solamente por ese conflicto, sino en temas generales, vivir en un mundo más abierto, dejar cosas atrás y que esto tenga mejor sabor, que no sea un vehículo que sirva a ciertos sectores y personas para afectar el sentimiento de la gente. Lo que percibo es totalmente distinto a lo que aparece en la televisión, como que una vez al año hay que esperar que lo defina un tribunal lejano, donde no hay una sensación de lo que la gente siente. Tengo un tránsito mucho mayor y puedo ver el amor con que he sido recibido, he visto también cómo en Chile recibimos a la gente de Bolivia, Perú, también de Venezuela, que ha salido en éxodo buscando alternativas mejores, y en eso la gente se manifiesta, no la política.

¿Cómo administra un cantante casado el excesivo entusiasmo de sus fans?

(Risas) La verdad es que yo avanzo primero por la música y después viene todo lo que es su consecuencia, ya sea la exposición. Hay una fanaticada y entre ellos hay una fanaticada intensa que se manifiesta con mucho cariño, pero hay que saber controlarla o mostrar cierto perfil desde el inicio. Se puede llevar esto con mucha paz y el público entiende de qué tipo de artista se trata.