20 de junio de 2023, 4:00 AM
20 de junio de 2023, 4:00 AM


En las acepciones del oriente boliviano y la terminología camba, se acostumbra llamar así al atrevido, insolente, irrespetuoso y provocador.

Tal título deviene de las declaraciones vertidas por el Sr. Luis Arce C. en un acto con sus afines colonizadores -llamados interculturales-, donde afirma que en el oriente no hay ideas, valores ni un norte, expresando que “no hay proyecto ni horizonte para el departamento para discutir, y se van a las manos. Nosotros repudiamos estas actitudes.

Que tengan la valentía y el coraje de sentarse en una mesa y discutir quién tiene la mejor idea para construir Santa Cruz ... hay abuso y matonaje... Aquí en Santa Cruz no quieren discutir políticamente... no hay ideas, principios, ni valores para discutir”..! Página Siete, sáb. 17 de junio.

Bueno, ¡por poco nos dice que somos unos cavernarios sin rumbo! En su desprecio anticruceño, no pierde oportunidad de agredir despectivamente a todo lo que represente esta región, utilizando cualquier hecho para endilgar acciones deleznables a nuestros representantes, con la habilidad maquiavélica de victimizarse y obviar causas, acciones y antecedentes provocadores que llevaron a determinada reacción. La satanización y sindicación generalizada tergiversando casos aislados, son su modo de actuar, al pretender embarrar personas e instituciones, creando e inventando enemigos para luego perseguirlos con el martillo judicial, pero sobre todo envidiando al que prospera contra y sin esperar la limosna del Estado. Ése es su modelo y forma de gobernar, interviniente, centralista, cizañero, divisionista y persecutor, totalmente alejado de la ética y servicio públicos.

Pero el colmo de la insolencia, es que un comunista delirante que sueña con dar el “salto cualitativo” hacia el socialismo comunitario donde todos se convierten en pobres y dependientes del Estado; que recibió y gastó los frutos de décadas de exploración hidrocarburífera de gobiernos liberales y que en su deficiente administración tiene al país sumido en contrabando, narcotráfico y corrupción, con la economía en decadencia y endeudándonos hasta el jopo; se atreva a cuestionar y sindicar de matones y abusivos a los cruceños y su modo de vida libre. 

¿Con qué moral se atreve a vertir semejantes barrabasadas? Recordar que en los dos días de paro previos y los 36 días en protesta por el censo, enviaron grupos de choque que conjuntamente con la Policía han apaleado, quemado, gasificado y abusado a mansalva de cruceños y cruceñas que protestaban. Incluso recientemente Carlos Mesa fue vilmente agredido en el aeropuerto de Tarija sin motivo alguno, por el matonaje masista; pero seguro lo antiético de su ser no rechazara dichas acciones, sobre todo cuando el ilícito es cometido contra quienes considera enemigos se justifican los golpes y agresiones.

Recordar que Santa Cruz se construyó a punta de iniciativa privada y lucha por las regalías, valorizando las instituciones y soportando las imposiciones del Gobierno central, por lo que basta ver la constante migración del occidente buscando las oportunidades que ofrece el modelo productivo cruceño, para constatar su éxito y así tener un poco de respeto por este modo de vida y su gente. 

No se confunda presidente, no sea liso; desorbitado de poder no se da cuenta que no somos los cruceños quienes emulamos una turba de avasalladores pretendiendo quitar la tierra ajena a punta de pistola, secuestrando periodistas y pateando policías; eso, es abuso y matonaje, sino asociación delictuosa y organización criminal.

Es que es mucha lisura, pretender denigrar un modelo que tanto sacrificio nos ha costado, con errores y aciertos pero es la historia de este pueblo que respira libertad y con su modelo productivo fruto de trabajo privado quiere sentirse orgulloso de ser boliviano, por lo que ansía el día en que esa libertad plena se irradie a todo el país y su modelo de progreso ayude a hacer más grande la patria; sí, esa patria donde solo exista en su diversidad interna un solo pueblo, “el pueblo boliviano”, con un Estado reducido que se limite a cumplir la CPE, a darnos seguridad y nos facilite las oportunidades, pero sobre todo ¡que nos deje vivir en paz!

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