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27 de abril de 2022, 4:00 AM
27 de abril de 2022, 4:00 AM

El comportamiento corporativo es la suma de los comportamientos individuales y de las interacciones de quienes forman parte de una organización, su integridad y reputación dependerá cada vez más de los principios y de la moral de quienes la gestionan. Al final las empresas no son robots, son ecosistemas de personas con fortalezas y vulnerabilidades..

Estamos ante el reto de que la misión y los valores corporativos no solo se declaren y sean el fondo de pantalla de los colaboradores, sino que se practiquen en el día a día en sus relaciones con el entorno más cercano (proveedores, clientes, grupos de interés) y en la cultura corporativa de las compañías. Que la ética no solo se predique, sino que se practique.

¡Se trata de vivir la integridad!, cuidando cada comportamiento, cada detalle y haciendo las cosas no solo desde el mínimo legal sino desde lo éticamente admisible ¿Pero cómo medir este compromiso? ¿Cuál es el verdadero impacto de la ética en la competitividad del negocio?

Las organizaciones que están avanzando hacia la construcción de una auténtica cultura de la integridad, están adoptando instrumentos de autorregulación  como códigos de Ética o de Conducta, normativas que mitiguen el riesgo de incumplimiento de la ley y prevenga la comisión de delitos (Compliance) pero esto no es suficiente, se deben implementar canales independientes a través de los cuales los trabajadores, clientes, proveedores, socios pueden hacer denuncias que sean investigadas de manera que resguarden lo mas grande que hoy en día tiene una organización, que es la Reputación Corporativa.

Existen ecosistemas con una apuesta decidida por gestionar la integridad corporativa, es el caso de Chile que a través de la Fundación Generación Empresarial ha implementado el Barómetro de Valores e Integridad Organizacional, el mismo que a través de una encuesta mide la definición, vivencia y comunicación de valores empresariales; el conocimiento de las herramientas de prevención de conductas antiéticas; la presencia de conflictos éticos; el compromiso de la alta dirección con la integridad al interior de las instituciones; y sus impactos sobre la competitividad.

Siendo la ética una convicción y no una tendencia, cada vez más empresas se han sumado a la medición y los resultados en 2020, año de la pandemia, en la que la ética se pone a prueba, son alentadores, casi un 80% de los encuestados dijo que en sus empresas se guían por principios y valores para lograr sus metas y  un 1% de los trabajadores afirman haberse sentido presionados a trasgredir los valores y principios.

La frase del filosofo griego Sócrates “Si quieres gozar de una buena reputación preocúpate por ser lo que aparentas ser”, cuánto sentido cobra.

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