Opinión

El peligro de creerse sus mentiras

2 de noviembre de 2019, 3:00 AM
2 de noviembre de 2019, 3:00 AM

Para nadie es desconocido que el proyecto masista forma parte de uno mayor de orden mundial, en el que confluyen gobiernos de países que, juntos, combaten los sistemas democráticos y liberales del planeta. Se presume que ellos son liderados por Rusia, China, Irán, Corea del Norte y Siria, entre los más emblemáticos.

En nuestro continente, están alineados gobiernos de países como Cuba, Nicaragua y Venezuela, y líderes como Cristina y Cía., Lula, Correa y Evo. Todos amparados y alimentados ideológicamente por el Foro de San Pablo y algunas estructuras políticas socialistas europeas. Los populismos de izquierda del S. XXI son parte de esta organización.

Solo por ser parte de dicha estructura se entiende el respaldo de Rusia y China a Venezuela, así como los apoyos “incomprensibles” de Evo, Lula, Cristina y otros a los regímenes autoritarios y decadentes de Venezuela y Nicaragua. Se trata de una férrea y encubridora solidaridad.

El enemigo común de todos ellos es el sistema democrático y la libertad, porque allí no pueden reproducir el poder. Sus métodos son absurdamente antiéticos, inescrupulosos y criminales, por lo que jamás podrían ejercer el poder en democracia, de ahí el propósito de destruirla.

Aclarado este contexto, veamos como Evo y el MAS han construido su proyecto sobre la base de mentiras, muy bien divulgadas con un extraordinario equipo de publicidad a su servicio.

Pregonan la democracia de dientes para afuera. En la práctica, destruyeron toda la institucionalidad democrática de Bolivia. Coparon sistemáticamente al Poder Judicial (Constitucional) y al Poder Electoral. Con prebendas y “apoyos especiales”, tienen a sus pies a las FFAA y la Policía. Toda esa nueva institucionalidad “Plurinacional” la manejan para su exclusivo beneficio de reproducirse en el poder a cualquier costo.

La gestión pública es absolutamente cuestionable, pues los datos e información que se divulgan son manipulados. Los mejores ejemplos son los del INE y el Banco Central.

Los gastos dispendiosos y absurdos en proyectos sin justificación, han puesto en riesgo la economía nacional en época de bajos ingresos por la venta de gas y minerales, con una estrepitosa caída de las Reservas Internacionales y un crecimiento incontrolable del déficit fiscal.

Los impresionantes casos de corrupción y abuso de poder, en los que se ha visto involucrado el mismo Morales, se tapan inescrupulosamente, sancionando, para guardar apariencias, a funcionarios de bajo nivel jerárquico.

Pero veamos lo más reciente: una flagrante violación a la CPE por el desconocimiento a una consulta popular el 21 de febrero de 2016 y el fraude en las elecciones del 20 de octubre de 2019.

En ambas situaciones el masismo perdió. Sin embargo, no lo reconocieron. A partir de ello, desplegaron una estrategia de sustitución de la verdad y así como en febrero de 2016, hoy avanzan inamovibles con su mentira.

Mienten orgánicamente, la mentira se disemina en todas partes y a todo nivel, en especial en los medios de comunicación locales e internacionales. No se inmutan al mentir y hacer el ridículo (ej.: más patético, Susana Rivero en CNN), pero mienten con solemnidad y en todos los tonos.

Pero esta banal mentira ya superó los límites de lo aguantable y entró al foso profundo de lo irracional y peligroso. Insistir en su mentira ya es patológico, porque se la han creído y eso solo puede significar violencia y muerte.

Evo y su entorno deben admitir que hoy su enemigo no es la “derecha”. No es un partido político ni una cara visible. 

Hoy tienen en contra a más del 60% de los bolivianos; es decir, hoy su enemigo es el pueblo que valora la democracia en su verdadera dimensión.

Admitan que sus mentiras ya no convencen; es más, ya hasta molestan y el pueblo no está dispuesto a tolerarlas. 14 años son suficientes. Se les dio más de dos oportunidades para que hagan las cosas en el marco de la legalidad y la democracia real, pero las desaprovecharon. 

Pudo más su amarre ideológico internacional a esos esquemas populistas y neoestalinistas, que admitir el apego a los valores democráticos y la libertad que seduce a los bolivianos.

Paren su impostura, no representan a la mayoría del pueblo boliviano ni tienen su apoyo. Dejen de mentirnos y de mentirse, por la paz de nuestra patria



Tags