El peligro de creerse sus mentiras
Para nadie es desconocido que el proyecto masista forma parte de uno mayor de orden mundial, en el que confluyen gobiernos de países que, juntos, combaten los sistemas democráticos y liberales del planeta. Se presume que ellos son liderados por Rusia, China, Irán, Corea del Norte y Siria, entre los más emblemáticos.
En nuestro continente, están alineados gobiernos de países como Cuba, Nicaragua y Venezuela, y líderes como Cristina y Cía., Lula, Correa y Evo. Todos amparados y alimentados ideológicamente por el Foro de San Pablo y algunas estructuras políticas socialistas europeas. Los populismos de izquierda del S. XXI son parte de esta organización.
Solo por ser parte de dicha estructura se entiende el respaldo de Rusia y China a Venezuela, así como los apoyos “incomprensibles” de Evo, Lula, Cristina y otros a los regímenes autoritarios y decadentes de Venezuela y Nicaragua. Se trata de una férrea y encubridora solidaridad.
El enemigo común de todos ellos es el sistema democrático y la libertad, porque allí no pueden reproducir el poder. Sus métodos son absurdamente antiéticos, inescrupulosos y criminales, por lo que jamás podrían ejercer el poder en democracia, de ahí el propósito de destruirla.
Aclarado este contexto, veamos como Evo y el MAS han construido su proyecto sobre la base de mentiras, muy bien divulgadas con un extraordinario equipo de publicidad a su servicio.
Pregonan la democracia de dientes para afuera. En la práctica, destruyeron toda la institucionalidad democrática de Bolivia. Coparon sistemáticamente al Poder Judicial (Constitucional) y al Poder Electoral. Con prebendas y “apoyos especiales”, tienen a sus pies a las FFAA y la Policía. Toda esa nueva institucionalidad “Plurinacional” la manejan para su exclusivo beneficio de reproducirse en el poder a cualquier costo.
La gestión pública es absolutamente cuestionable, pues los datos e información que se divulgan son manipulados. Los mejores ejemplos son los del INE y el Banco Central.
Los gastos dispendiosos y absurdos en proyectos sin justificación, han puesto en riesgo la economía nacional en época de bajos ingresos por la venta de gas y minerales, con una estrepitosa caída de las Reservas Internacionales y un crecimiento incontrolable del déficit fiscal.
Los impresionantes casos de corrupción y abuso de poder, en los que se ha visto involucrado el mismo Morales, se tapan inescrupulosamente, sancionando, para guardar apariencias, a funcionarios de bajo nivel jerárquico.
Pero veamos lo más reciente: una flagrante violación a la CPE por el desconocimiento a una consulta popular el 21 de febrero de 2016 y el fraude en las elecciones del 20 de octubre de 2019.
En ambas situaciones el masismo perdió. Sin embargo, no lo reconocieron. A partir de ello, desplegaron una estrategia de sustitución de la verdad y así como en febrero de 2016, hoy avanzan inamovibles con su mentira.
Mienten orgánicamente, la mentira se disemina en todas partes y a todo nivel, en especial en los medios de comunicación locales e internacionales. No se inmutan al mentir y hacer el ridículo (ej.: más patético, Susana Rivero en CNN), pero mienten con solemnidad y en todos los tonos.
Pero esta banal mentira ya superó los límites de lo aguantable y entró al foso profundo de lo irracional y peligroso. Insistir en su mentira ya es patológico, porque se la han creído y eso solo puede significar violencia y muerte.
Evo y su entorno deben admitir que hoy su enemigo no es la “derecha”. No es un partido político ni una cara visible.
Hoy tienen en contra a más del 60% de los bolivianos; es decir, hoy su enemigo es el pueblo que valora la democracia en su verdadera dimensión.
Admitan que sus mentiras ya no convencen; es más, ya hasta molestan y el pueblo no está dispuesto a tolerarlas. 14 años son suficientes. Se les dio más de dos oportunidades para que hagan las cosas en el marco de la legalidad y la democracia real, pero las desaprovecharon.
Pudo más su amarre ideológico internacional a esos esquemas populistas y neoestalinistas, que admitir el apego a los valores democráticos y la libertad que seduce a los bolivianos.
Paren su impostura, no representan a la mayoría del pueblo boliviano ni tienen su apoyo. Dejen de mentirnos y de mentirse, por la paz de nuestra patria