Opinión

El librepensador y filósofo mártir

27 de octubre de 2021, 5:00 AM
27 de octubre de 2021, 5:00 AM

Giordano Bruno nace en Nápoles, Italia, en 1548. A la edad de 17 años, ingresó a la Orden de Los Predicadores (Dominicos). Dedicándose a estudiar Teología, Humanidades y Filosofía.

Vivió en un periodo en el que la filosofía estaba en pleno proceso de divorcio de la religión, y se erguía el pensamiento racional.

En esa época, se prestaba excesiva reverencia a las enseñanzas y doctrinas de Aristóteles. A la cual se le tributaba una autoridad “incuestionable”. Lo cual Bruno rechazó e incluso el mismo Aristóteles ha debido revolcarse en su tumba, al saber que sus enseñanzas fueron dogmatizadas. Siendo que este filósofo -Aristóteles- fue el padre de la lógica.

No era a Aristóteles y sus brillantes obras las que rechazaba Bruno, sino la autoridad que se les otorgaba, siendo “incuestionables”. Bruno pensaba que algo debe ser creído porque ha sido empírica y científicamente probado y no porque Aristóteles o alguien más lo afirmaren. Estudió las enseñanzas de Copérnico, quien sostuvo que la Tierra no era el centro del Universo y menos del Sistema Solar. Lo que contradecía a la “ciencia oficial” de la época. Lo que le trajo antipatías y, peor aún, cuando este demostró que el Sol es más grande que la Tierra. Escribió en su libro, (De la Causa, Principio y Unidad): “Este planeta entero (la Tierra) y las estrellas, ni nada en el universo, está sujeto a la muerte, a la disolución ni a la aniquilación. Lo cual es imposible en la naturaleza. Ya que la misma se renueva de forma periódica, solamente cambiando y alternado sus partes. No existe un absoluto arriba, ni un absoluto abajo. Como Aristóteles enseñó. No existe una posición absoluta en el espacio. Ya que la posición de los cuerpos es relativa en comparación con los otros y dependiendo desde el punto de vista de un observador. En todas partes el cambio es constante e incesante, y es este mismo observador, el que está en el centro de las cosas y las percibe según su punto de vista, ideas y percepciones. Ninguna figura es absolutamente exacta, enteramente regular, y lo que prima es la materia. Siendo, la naturaleza, la misma potencia divina y el orden impreso en todas las cosas”.

Bruno sostuvo la idea del eterno retorno, tan preciada por el filósofo alemán F. Nietzsche; “siendo el universo múltiple, lleno de vida, hay un eterno retorno, como compensaciones mediante las cuales los contrarios se equilibran, estando los astros mismos sin duda abocados a la muerte, pero sin una catástrofe cósmica, pues otros les sucederán entonces, si es verdad que a toda influencia corresponde una nueva confluencia”. Lo que hace que reflexionemos acerca de las teorías sobre el origen del universo, que plantean el Big Bang, seguido del Big Crunch y de nuevo el ciclo se repetiría, de forma incesante,

Bruno criticó fuertemente la ignorancia, la superstición y acuñó la frase: “Libertad Filosófica. El derecho a pensar y filosofar libremente, sin ataduras ni dogmas”.

Posteriormente, Bruno, es acusado por el infame Tribunal del Santo Oficio (la Inquisición). Fue encarcelado y torturado durante seis años, y en repetidas oportunidades se le ofreció que si se retractaba de sus ideas, se le perdonaría la vida. Pero Bruno rehusó retractarse y fue sentenciado a morir en la hoguera (quemado vivo), en el año 1600.

Mientras se preparaban para quemarlo, Bruno pronunció un célebre discurso en contra de la intolerancia, y en favor de la libertad de pensamiento, el cual es célebre.

Giordano Bruno es, tal vez, uno de los más grandes librepensadores de toda la historia, puesto que tuvo la osadía y valentía de ser él mismo, remar contra la corriente y exponer abiertamente sus ideas. A tal punto que murió por ello, condenado por el fanatismo, la ignorancia y la superstición, los tres grandes criminales y enemigos de la humanidad.

Agustín Saavedra Zambrana es Abogado

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