Agenda. El embajador ruso detalló que hay planes en marcha en los sectores de hidrocarburos, litio, automotriz, energía y agro para diversificar la economía boliviana

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29 de julio de 2019, 10:00 AM
29 de julio de 2019, 10:00 AM

Fuera de la formalidad, Vladimir Sprinchan, embajador de Rusia en Bolivia, se declaró un enamorado por el país y todos sus matices. En esta su primera misión diplomática hay varios temas en carpeta para contribuir y hacer de Bolivia una potencia energética en temas nucleares, así como otras aristas que se enfocan en la real diversificación económica.

¿Cuál es su análisis sobre la atmósfera de la relación económica entre Rusia y Bolivia?, ¿qué aspectos resaltan en la agenda bilateral?

En estos dos años uno de los eventos más importantes en mi trabajo de embajador fue la visita del presidente Evo Morales con mi presidente, Vladimir Putin. Cada visita y reunión de los jefes de Estado es un momento que genera trabajo hacia adelante para cumplir distintos acuerdos firmados. Ahora hay un gran interés entre ambos países por la cooperación en hidrocarburos.

Nuestra empresa Gazprom, la más grande del mundo, tiene varios proyectos en distintos continentes y trabaja en Bolivia desde 2008, en el último tiempo aparecieron iniciativas muy grandes y un ejemplo de ello es un contrato de exploración en la región de Vatiacua (Chuquisaca) por $us 900 millones.

¿Hay otros avances en materia de hidrocarburos?

Otro proyecto que tiene que ver con esta esfera es otra empresa rusa, Acron, que planea industrializar urea y fertilizantes en Brasil para nutrir a ese mercado y para ello, requerirá gas boliviano. Se firmó un contrato en Moscú (Rusia) para tener una empresa mixta junto a Bolivia, donde YPFB va a exportar 2,2 millones de metros cúbicos diarios por 20 años, es un contrato grande y de larga duración.

¿Qué condiciones deben darse para consolidar estos negocios? ¿Han percibido riesgos?

No vemos riesgos. Vemos oportunidades y beneficios para ambos países. Bolivia no solamente va a extraer su gas, sino también lo industrializará. Rusia propone construir plantas de gas líquido, que es ventajoso. Además, hay interés por levantar una planta para ensamblar vehículos rusos a base de motores de gas; entendemos que el mercado boliviano no es tan grande, pero vemos que el país puede convertirse en un centro regional de ensamblaje automotriz y distribuir a la región.

Otra idea para largo plazo es reconstruir el sistema de extracción de gas, porque lo que se utiliza es muy antiguo, tiene 30 o 40 años. La ciencia y la tecnología en Rusia se desarrolla muy rápido y eso será importante.

¿Qué otros acuerdos hay en carpeta sobre la industrialización y transferencia tecnológica?, ¿qué potenciales ven?

Otro acuerdo muy importante que se firmó es el entendimiento en la industrialización del litio. No solo en extracción, sino también en investigación, nuevas posibilidades de este elemento para el apoyo y utilización de energías nucleares en el marco de un centro de investigación que se construye en El Alto y que va a permitir a Bolivia estar en primera línea de los estados desarrollados.

Hay que aclarar que este centro de desarrollo de tecnologías nucleares no es una estación eléctrica o un lugar donde se prepara una bomba nuclear, sino que permitirá conocer nuevas posibilidades de materiales y avances en medicina, especialmente oncológica, para utilizar estos adelantos en tres hospitales de medicina nuclear que se construirán en el país (Santa Cruz, La Paz y El Alto). Estamos trabajando para concluir este proyecto pronto.

La energía nuclear también tiene otras aplicaciones, ¿están contemplando otros proyectos?

Sí, esas tecnologías se van a utilizar también en irradiación de alimentos lo que permitirá luchas contra bacterias e insectos y preservarlos por más tiempo sin afectar la salud de los consumidores. Además, el centro contribuirá a las esferas de la geología para investigar materias primas sin perforar la tierra o dañar el medioambiente y a su vez dará lugar a cambiar la estructura de distintos metales o materiales que pueden industrializarse en opciones que antes no existían.

Este desarrollo es muy raro en el mundo y gracias a ello Bolivia entrará a la era tecnológica avanzada con la energía nuclear. Ese mismo desarrollo se utilizará en caso de que Rusia gane licitaciones para construir hospitales en el país y así tener un equipamiento avanzado y capacitar a los médicos en nuestras universidades.

¿Están dadas las condiciones de seguridad para desarrollar este sector?, ¿sobre qué bases se contemplan estas propuestas?

Esto se plasmará en el largo plazo y tengo que subrayar que las medidas de seguridad son muy duras y son controladas por la Agencia Internacional de Energía Nuclear. No se puede firmar ningún contrato, proyecto o control sin la aprobación de esta agencia. Además, los países que incursionan en este sector tienen el compromiso y la obligación de garantizar esas medidas de seguridad.

Por ejemplo, los muros donde se instalará este reactor nuclear son de cuatro metros de espesor, tal reactor tiene una potencia pequeña y no es como una bomba (valga la redundancia). Incluso para traer combustibles será necesaria una base legislativa y la Agencia Boliviana de Energía Nuclear y el Parlamento deben crear esas normas para tener las condiciones adecuadas.

El Gobierno boliviano tiene planes de convertir a Bolivia en el corazón energético de Sudamérica, ¿qué oportunidades ven en materia de electricidad y energías alternativas?

Teniendo en cuenta la idea del presidente Evo, Rusia ofreció las propuestas de participar en la edificación de estaciones hidroeléctricas en ríos de Santa Cruz, Cochabamba y Tarija, donde hay potencial para el desarrollo. Tenemos una experiencia muy avanzada y empresas muy grandes que pueden cubrir todo el ciclo de construcción y equipamiento. No conozco más detalles con respecto a otro tipo de energías, pero ahora de lo que se habla es de la hidroenergía.

Por otra parte, Rusia está lista para ampliar la cantidad de becas educativas. Hoy son 65 y más o menos la mitad se están especializando para trabajar en el centro nuclear, ya que en Bolivia no hay esas carreras. Los proyectos que proponemos no solo atraerán inversión, sino que también crearán empleos y diversificarán a Bolivia. De esta manera podría haber un alejamiento de la dependencia de los hidrocarburos y materias primas, tal y como lo hizo Rusia, e industrializar su economía.

¿Qué expectativas hay en cuanto a la exportación de carne bovina boliviana y otros aportes que se puedan dar a Rusia?

El mercado ruso es muy grande y hay impresiones positivas sobre la calidad de la carne boliviana, pero hay condiciones obligatorias para la exportación de este y otros alimentos. Se están afinando detalles técnicos entre el Senasag y nuestro servicio de control, por lo que dentro de pocas semanas se emitirá el certificado para iniciar esa exportación.

El Gobierno ruso no tiene un plan económico de compra de alimentos, por lo que las negociaciones se harán entre el sector privado de ambos países y ellos establecerán precios, cantidades, logística y transporte. Sabemos que ya hay frigoríficos bolivianos en lista -Fridosa y Frigor- para exportar.

¿A que tipo de público estaría destinada la carne nacional?

Así como en Bolivia, la carne de res en Rusia es muy popular. Se conoce que el producto bovino de esta región es de buena calidad y ya se consume carne uruguaya y argentina. Tenemos un mercado grande y saludable, por lo que no hay un límite y dependerá de la parte de mercado que van a ganar los privados bolivianos.

Y en cuanto a Santa Cruz, ¿qué valoración hace del desarrollo agrícola?, ¿hay otros temas en agenda?

Tenemos nuestra cooperación bilateral y una comisión intergubernamental ruso-boliviana. En este marco hay una hoja de ruta donde las empresas rusas ofrecen a las bolivianas créditos para comprar equipos y técnicas agrícolas a cambio de materias primas como quinua, chía o carne.

Hay propuestas para hacer investigaciones en temas de agua potable. Por temas técnicos esto se retrasó, pero se estableció tener una reunión intergubernamental en Tarija en septiembre y se someterá a análisis. También se planea el avance de tecnologías de asfalto y alumbrado público.