El vicepresidente de Desarrollo Comercial de La Boliviana Ciacruz mantiene vigente el legado familiar. Ve con optimismo la evolución del mercado de seguros en el país

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26 de mayo de 2019, 4:00 AM
26 de mayo de 2019, 4:00 AM

El apellido Bedoya es emblemático en el mundo de los seguros. La tradición familiar empezó cuando el patriarca Gonzalo Bedoya fundó su propia compañía –La Continental de Seguros– en sociedad con el Grupo Hansa, a principios de la década de los 70. Su hijo, Rodrigo Bedoya Díez de Medina, relata que en ese tiempo su padre tenía los ojos puestos en una compañía que ya era referente en el sector de seguros de aquella época: era la firma La Boliviana, de capitales peruanos.

“Con el correr de los años, La Continental crece y llega a un punto en que se siente en condiciones de hacer una oferta por La Boliviana al Gobierno peruano”, recuerda Rodrigo. “Finalmente se materializa la compra; la empresa chica adquiere a la grande del mercado y la ‘bolivianiza’, por así decirlo”, agrega.

Así, la familia Bedoya ponía su sello a una empresa de amplia trayectoria. Pero el patriarca no se detendría allí. En 1993, se acercó a los accionistas del Banco Santa Cruz de aquel entonces, en busca de una fusión con la Ciacruz, que era la compañía de seguros del banco. De esa negociación surgió La Boliviana Ciacruz (LBC). En la década de los 2000, el Grupo Zurich aportaría su experiencia a la sociedad, hasta que finalmente, en 2011, LBC volvería a ser una empresa netamente boliviana, con la familia Bedoya como su accionista mayoritario.

De esa manera Rodrigo Bedoya, quien ahora funge como vicepresidente de Desarrollo Comercial de LBC, bosqueja los 73 años de operaciones ininterrumpidos de la empresa. Dialogamos con él sobre la situación actual del negocio y sus proyecciones, mientras degustábamos un desayuno servido en la galería de arte del hotel Los Tajibos.

El mercado de seguros

La Boliviana Ciacruz tradicionalmente ha sido muy fuerte en el segmento corporativo, afirma Rodrigo. Eso se debe –explica– a que el segmento de los seguros individuales recién empezó a desarrollarse de manera importante en los últimos 20 años.

En la década de los 80, por ejemplo, el mercado boliviano de seguros estaba representado por cuatro cuentas emblemáticas: el LAB, La Fuerza Aérea, YPFB y Comibol. Estas cuentas significaban al sector una facturación de 25 millones de dólares. “Yo recuerdo ver a mi padre -consumido- compitiendo por esas cuatro licitaciones”, relata Rodrigo. “Terminaba una y tenía que preparar la siguiente; eran épocas en que no se contaba con las herramientas tecnológicas que hoy tenemos, e incluso él tenía que viajar con frecuencia a Londres para manejar el tema del reaseguro”.

Ahora, en cambio, Bolivia es un referente en el desarrollo e implementación de los denominados microseguros, según Bedoya. “El país ha crecido, ha habido un desarrollo importante de la clase media, que ha empezado a adquirir bienes y vehículos, y a formar empresas”, afirma, lo cual coincide con una mayor toma de conciencia de la importancia del seguro.

El ejecutivo sostiene que los seguros corporativos siguen teniendo una importancia muy grande, pero que hoy en día el enfoque está puesto en el desarrollo de los seguros individuales.

Un futuro promisorio

Ese ascendente comportamiento del mercado boliviano ha sido destacado en el ámbito internacional por el propio Bedoya, en su calidad de presidente de la Asociación Boliviana de Aseguradores (ABA). En el reciente congreso latinoamericano del sector, realizado en Argentina, el representante nacional señaló que el mercado de seguros personales en Bolivia ha estado creciendo a un índice de doble dígito. Si bien en 2016 y 2017 hubo una pequeña desaceleración en el ramo de los seguros generales, los índices superiores al 10% volvieron en 2018. Él espera que esta tendencia se mantenga en los próximos meses, aunque un crecimiento cercano al 7% todavía sería positivo.

La implementación de nuevas tecnologías también impulsa ese crecimiento. “Como LBC, estamos invirtiendo en la digitalización de la empresa; hemos adquirido software y contratado consultorías, con lo que esperamos reducir a su mínima expresión el papeleo: (es mejor) tener toda la información en pantalla que en el file físico”, dice Rodrigo.

A nivel de mercado, una de las deficiencias que se detecta es la imposibilidad de tranzar digitalmente en materia de seguros. Basta mencionar que la norma boliviana todavía exige la entrega de una póliza en físico y la firma de recepción del asegurado, cuando ambas cosas se podrían realizar en plataformas digitales.

Algo se está haciendo al respecto. Como presidente de ABA, nuestro entrevistado informa que se gestiona –de manera conjunta con la entidad reguladora– la implementación de tecnología y asesoramiento necesarios. “En un lapso de dos años prevemos tener implementada la norma que nos permita tranzar digitalmente” dice. Bedoya considera que la consecución de este objetivo revolucionará el mercado de los seguros en el país.