Iturralde es arquitecto de profesión, pasó por la industria de los ingenios y ahora preside un grupo empresarial de cementerios. 

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18 de noviembre de 2018, 11:00 AM
18 de noviembre de 2018, 11:00 AM

Nació hace 69 años en la casa de su abuela, de la calle Buenos Aires, en la capital cruceña. Es hijo del arquitecto paceño Luis Iturralde, que se crió en Francia. En 1936 su padre volvió a Santa Cruz, donde conoció y se enamoró de Dora Moreno Velasco, con quien tuvo dos hijos. En 1939 fundó un ingenio que produjo en 1944 el primer tipo de azúcar cristalizada blanca. El emprendimiento duró hasta 1964. Como su padre, él también es un arquitecto formado en Francia. Luis Iturralde Moreno preside el grupo empresarial Kantutani, propietario de cementerios jardines en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. En una mesa del restaurante La Terraza del Hotel Los Tajibos, sostuvo un ameno diálogo en Un Desayuno con…EL DEBER.

“Volví de Francia a trabajar en una empresa que no estaba bien. Me quedé aquí en Santa Cruz ocho años, con familia y casado. Me pude reponer con algunos trabajos. En 1990 retorné a La Paz, donde ya había sido creada la inmobiliaria Kantutani, pero los proyectos de la constructora de mi padre me ocuparon más. Su empresa ha construido 39 edificios, entre los que están la Torre de Las Américas y el Alameda en La Paz. Luego de tratar de arreglar su compañía, me quedé con Kantutani, que fue creada en 1983. Después de unos diez años vinimos a Santa Cruz, donde iniciamos el cementerio Las Misiones y, más tarde, el parque de La Concordia en Cochabamba”, recuerda este arquitecto que salió bachiller del colegio Alemán de La Paz.

Especialista en cementerios

Cuando habla de sus inicios en la implementación de cementerios, dice que lo hizo por casualidad. “Apareció un señor que me habló del proyecto y a él solo le interesaba dar trabajo a sus maquinarias. Me comentó de cerros interesantes para estas cosas y ahí quedó la idea. Este hombre falleció a los seis meses y me fui a investigar el desarrollo de parques en EEUU, Colombia y Venezuela. En La Paz empezamos con poca gente, porque vendíamos para emergencias. Allí tenemos dos parques, uno con una cruz de 45 metros en la subida a El Alto. En Santa Cruz creamos Las Misiones y Montesacro. Estamos con un proyecto aprobado en La Guardia y en Cochabamba hicimos el parque de La Concordia. También tenemos las salas de velatorios en La Paz, en el segundo y en el cuarto anillo de Santa Cruz y un proyecto en Montero. Tenemos capacidad de expansión porque hay una demanda importante, con créditos de 5 a 6 años”.

Su compañía tiene un directorio presidido por él y tres gerentes regionales en los departamentos donde están. Además cuenta con el área de sistemas, que ha desarrollado un software hace 18 años, con 15 módulos integrados para la toma de decisiones empresariales.

Sobre su estilo de liderazgo, afirma que siempre busca un buen relacionamiento con los empleados, a los que la empresa apoya con canchas de racquet, espacios para zumba y premios. “Un buen liderazgo tiene que ver con lo emocional. Esto genera unos resultados más estables”, remarca.

Un negocio diversificado

Sobre la situación de la economía boliviana, opina que pudo manejarse mejor y las inversiones gubernamentales no han sido tan productivas para tener mayor impacto a futuro. Además, sostiene, existe demasiada dependencia del gas. “El negocio donde estoy se basa en créditos a largo plazo, con cuotas menores. Depende más de nuestro manejo que de una crisis que afecte al sector inmobiliario. El tiempo me ha mostrado que el crecimiento se da por una capacidad de manejo nuestro, de motivación, incentivo y contacto con la gente”.

Además de estar en los cementerios jardines, el grupo Kantutani diversificó sus negocios con inversiones en varios edificios de departamentos. “En este momento he hecho una pequeña pausa porque creo que hay una sobreoferta. He vendido departamentos en Las Palmas, Equipetrol y en otras zonas, pero la venta se ha puesto un poco más difícil y estamos un poco más cautelosos”.

Al haber estabilizado su compañía, Luis Iturralde decidió crear la Fundación Kantutani, ya que su deseo era darle sentido social a sus acciones empresariales. “Había un grupo de voluntarios que hacían operaciones de cataratas y señores mayores que caminaban un día entero para llegar a recuperar la vista. Por el 2012 se empezó formalmente la fundación y en 2014 empezamos a operar con equipos en Cochabamba, La Paz y Santa Cruz. Las movilidades iban a provincias y se contactaban con pequeños municipios. Hacíamos mediciones y a los 15 días el mismo equipo volvía para entregarle lentes. Hemos apoyado a la gente abandonada”.

Tras ocuparse inicialmente de los adultos mayores, la fundación ha ingresado con más fuerza a la medición de lentes en colegios de niños de 6 a 12 años. “En este momento estamos en La Guardia atendiendo colegios. Hacemos que los profesores hagan un examen de vista a los niños. En el altiplano la sequedad del viento, los rayos solares, hacen que tengan una vista más irritada. De cada 100, 25 necesitan lentes. En Santa Cruz de cada 100, 12 necesitan lentes. Estamos negociando para hacer operaciones de cataratas”.

Está casado con Tatiana Aponte, que se dedicó al cine y fue una conocida presentadora de televisión. Tiene tres hijos. El mayor, de 35 años, maneja un teatro en la zona sur de La Paz y le está cambiando la cara a las actividades de actuación, danza y música. “El siente que le está yendo bien en las artes y artistas de aquí han ido a presentar allá sus obras”.

Su hija estudió administración de empresas, pero está más dedicada a la medicina alternativa y a un proyecto de ayuda con veterinarias a perritos de la calle. El último de sus hijos vive en Buenos Aires y ha participado en concursos de equitación.

“Normalmente voy todos los días a montar a caballo, desde las 7 o 7:30 de la mañana. Soy un gran aficionado a la equitación y sigo concursando en diferentes eventos. Hace unos seis años he pasado unos obstáculos de unos dos metros en caballo. Me gusta hacer deporte, un poco de gimnasio a diario”.

Sobre lecturas, ha repasado libros de historia y recurre cotidianamente a leer artículos para actualizarse en temas empresariales. En materia de gastronomía, su plato preferido es una carne con salsa que sirven en el restaurante La Suisse. “Tengo poca vida social, pero me reúno con amigos de colegio. Somos unas tres o cuatro parejas que nos juntamos todos los domingos a ver películas francesas, libanesas, que no están generalmente en las salas. Esa es una gran afición”.

Habla francés y lee inglés. Ha jugado fútbol durante varios años y es hincha de los clubes Bolívar, Barcelona y el PSG.