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27 de enero de 2019, 7:25 AM
27 de enero de 2019, 7:25 AM

Su vocación es aprovechar los contactos mundiales para gestionar inversiones extranjeras en Bolivia. Así consiguió traer al Executive Forum, una plataforma que conecta y refuerza la formación de los accionistas y altos ejecutivos de influyentes compañías. Es su presidente y lidera, junto con Martin Rapp y Claudia Cronenbold, seis grupos de 90 propietarios y gerentes de las empresas top del país. Carlos Kempff Bruno, ingeniero civil formado en Chile, desayunó con EL DEBER en una de las suites del club ejecutivo del hotel Los Tajibos.

Nació el 16 de agosto de 1964 en Santa Cruz y tiene seis hijos. Dos de ellos son de su segunda esposa, Vivianne Salinas. La mayor es la ingeniera industrial Camila, que cumplirá 30 años. Le siguen Andrés (29), que estudió negocios en EEUU; Carlos Andrés (28), que estudió arte y vive en Nueva York; José Manuel (27), que radica en Texas; Tomás (25), que trabaja en Fassil; y José Ignacio (23), que estudia arquitectura en Madrid. Federico es su único nieto, de 5 años.

Su padre fue el diplomático y escritor Enrique Kempff Mercado. Es hermano por parte de madre del empresario Luis Saavedra Bruno, del médico ya fallecido Eduardo Saavedra Bruno y de Roberto Saavedra Bruno. Su única hermana es Mónica Kempff Bruno.

“Viví en Italia cuando mi padre era embajador. Después fuimos a Uruguay, de 1978 a 1980. Toda mi vida estudié en el colegio Alemán, lo mismo que mis hijos y mi nieto. Me fui a Alemania de intercambio antes de salir bachiller. Estudié ingeniería civil en la Universidad Católica de Chile y después hice una maestría sobre negocios en Massachusetts Institute of Technology”.

Cuando tenía solo 26 años, su hermano Luis lo invitó a que vuelva de EEUU para ocupar la gerencia de la fábrica SAO. Ahí ocupó funciones durante 10 años. “Los primeros accionistas eran del grupo del Banco Santa Cruz. En 1995 ellos vendieron e hicimos una nueva sociedad con Andrés Petricevic, Luis Saavedra, Roberto y yo. En 1998 negociamos con ADM. Vendimos primero la mitad y yo seguí como socio y gerente durante dos años. Después me dejé endulzar los oídos por otros proyectos empresariales con un grupo que tenía inversiones en bienes raíces. En 2001 vendimos la otra mitad. Después trabajé con el grupo de Roberto, Concretec, Empresas Unidas, Soferco. Cuando era presidente de la Cámara de Exportadores recibí la invitación de Tuto Quiroga al Ministerio de Desarrollo Económico”.

La experiencia en un ministerio

Le encantó ser ministro. Había conocido al entonces presidente Jorge Quiroga cuando él lideraba la Cámara de Exportadores y en algunas canchas en las que jugaban paleta. “Soy un demócrata liberal, pero nunca milité en un partido. Estuve a cargo de las áreas de energía, hidrocarburos, transporte y telecomunicaciones, industria, comercio y minería. Lo primero que hice fue buscar una persona de mucha confianza y conocimiento porque yo venía de la soya y agronegocios, que es mi pasión. Le pedí a Carlos Salinas Estenssoro que me acompañe como viceministro. Fue una ayuda fundamental para minería, transporte y telecomunicaciones. Crear el sistema boliviano de competitividad y productividad fue uno de los logros”.

Considera que uno de sus sellos ha sido traer inversiones externas. “Desde ADM, con SAO, La Llave de Ecuador, que es una sociedad de distribución Industrial, y Executive Fórum, que es una fórmula que viene del exterior. Aquí falta mucha tecnología y capital. No tenemos suficiente para desarrollar los proyectos”. Su paso por SAO le ayudó a conocer la cadena del sector productivo, desde financiar a los agricultores, con la entrega de semillas, agroquímicos y micronutrientes, hasta administrar la cartera financiera. “En esa época los bancos no financiaban a los agricultores. Había una trica entre SAO, Fino y Rico. Después entró Crisol. Se llegó a tener una cartera en esa época de 40 millones de dólares y el riesgo que tomamos fue muy alto”.

Otro de sus cargos fue la gerencia de Santa Mónica Cotton, en la que compró acciones para después emprender en Ecuador, donde no le fue bien. “Allí tuve una empresa verificadora de comercio exterior. Habíamos formado oficinas en 11 países. Volví a empezar de nuevo en 2008, con La Llave, el restaurante Tanta y el Executive Fórum”.

La Llave tiene su origen en un grupo empresarial ecuatoriano diversificado. “La industria produce empaques de hojalata, de mermeladas, tapas, también plástico. Tiene un área agroindustrial bastante buena, con producción de banana en Ecuador. Una de sus áreas es la distribución de válvulas, compresores, tuberías, accesorios y bombas”. Sobre su incursión en la gastronomía con Tanta, comenta que le tocó una época muy dura por los incrementos salariales. Se duplicó el costo de 46 personas en planilla y tuvo que cerrar. Entre sus negocios también tuvo durante 22 años ganadería que acaba de vender.

Con el Executive en Ecuador

En 2008 fue invitado al Executive Fórum de Guayaquil y participó en él durante tres años. “Cuando me tocó volver me sugirieron hacerlo en Bolivia. Pensé que no iba a funcionar el modelo, pero el resultado ha sido fantástico. En este momento la marca está en EEUU, en todos los países de Sudamérica y en España. Son círculos de confidencias formados por presidentes, dueños y gerentes de empresas que se reúnen una vez al mes. Tiene un componente educacional importante, pero el corazón del tema es que uno o dos empresarios aterrizan en una sola mesa un caso particular de disyuntiva personal y profesional. El resto de los miembros se ponen en sus zapatos y le dicen qué harían en su lugar”.

En este momento él es el único accionista de la franquicia y evalúa alguna sociedad. En el mundo tienen 1.500 miembros que ofrecen sus bases de datos.

Durante cinco años y medio trabajó también en Brasil con un grupo empresarial chino que tiene inversiones en agronegocios. Fue el CEO y compraron dos empresas. La idea era invertir en Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia. Llegó a ser presidente ejecutivo de la compañía, pero tuvo que volver al país.

En La Llave cuenta con unos 40 funcionarios y él solo está en el directorio. Actualmente evalúa un proyecto de energía renovable no convencional de hidrocarburos. Cuando se le consulta sobre su estilo de liderazgo, dice: “Solucionar problemas es el elemento número uno de los líderes. Los ejecutivos deben tener creatividad, solucionar conflictos y gestionar recursos humanos. Liderazgo es trabajo en equipo y se debe buscar gente más inteligente que uno”.

Respecto a la realidad boliviana, opina que se ha avanzado en lo económico y en inclusión social, ya que hubo un crecimiento de las clases emergentes.

“Hay que tener reglas claras para dar la bienvenida a la inversión extranjera. La propiedad de la tierra se debe respetar y tiene que haber biotecnología. Otro elemento es la logística. Lo último es educación”. Ha vuelto al gimnasio después de un par de años. Alrededor de las 8:30 de cada día ya está en su oficina. No trabaja en horario continuado. Es amante del cine e incluso fue productor ejecutivo de la película Dependencia Sexual, de Rodrigo Bellott.

También fue presidente de los jóvenes empresarios y lidera la fraternidad Vagabundos Sumuqué. Un año carnavalea y otro no. Jugó fútbol hasta sus 38 años. Es hincha de Oriente y de Boca Juniors. Ha planificado conocer Israel y Jordania en 2019. Sus ciudades favoritas son Madrid, Nueva York y Buenos Aires. Le gustan los museos y aprecia la música de Los Beatles, Joaquín Sabina, Silvio Rodríguez y Pink Floyd, entre otros. También disfruta de la ópera.