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17 de septiembre de 2019, 4:00 AM
17 de septiembre de 2019, 4:00 AM

La oferta cerámica de la India, otro jugador importante a escala global, se visibiliza como una amenaza para las industrias nacionales, de acuerdo con los actores del sector.

Y es que, las compras externas de productos cerámicos desde el país asiático crecieron en más del 100% el año pasado, con respecto a 2017, según datos del Instituto Nacional de Estadística de Bolivia (INE). En 2018, las importaciones de esos artículos sumaron $us 459.245, mientras que un año antes totalizaron $us 229.571.

Esa tendencia creciente continúa este año. En el primer semestre, las compras externas de productos cerámicos de origen indio sumaron $us 484.663; es decir, casi el doble del monto registrado en los primeros seis meses de la gestión pasada.

En la estructura de las importaciones, en criterio del representante de las industrias cerámicas, Gonzalo Taborga, los más grandes e importantes, en este momento, son Brasil y China. El primero representa el 36% de las importaciones de productos cerámicos y China acapara el 39%.

El ejecutivo señaló que la India también es uno de los principales productores de cerámica en el mundo. “Si ellos devaluaran su moneda, eventualmente pueden provocar un mayor ingreso de productos cerámicos porque son grandes fabricantes. Se podría convertir en una amenaza para la producción nacional, aunque no en la misma magnitud de lo que representa, en la actualidad, Brasil y China”, manifestó.

Por su parte, Sandra Bruno de Ferra, gerenta general de Cerabol, indicó que si bien India es uno de los mayores fabricantes de cerámica en el orbe, las cifras de importación hacia Bolivia aún no son significativas. “Nuestros mayores competidores del exterior son China y Brasil”, expresó.

Además de los factores externos, al sector lo están afectando factores internos, señaló el economista José Alberti. El primero son la crecida exponencial de costos laborales debido a los incrementos salariales y dobles aguinaldos. Asimismo, menciona el contrabando y la competencia desleal (informalidad) y las prácticas anticompetitivas que se han exacerbado debido a la sobrerregulación y a la desinstitucionalización.

Finalmente, y como tercera causa, a decir de Alberti, se encuentran la falta de incentivos y estrategias para dar un salto hacia el futuro y la modernidad. “Bolivia no cuenta con una política económica de industrialización y competitividad”, exclamó.

En ese sentido, la Cámara Nacional de Industrias (CNI), en su reciente Consejo de Presidentes, demandó al Gobierno una lucha frontal contra el contrabando y la informalidad, como también incentivos fiscales para dinamizar a la industria en general, y, por ende, a la industria cerámica.