Entrevista. El plan del líder del Grupo Hylea no es solo que Bolivia esté en la cima de la comercialización del producto amazónico, sino también que el mercado internacional confíe en la calidad que el país puede ofrecer

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11 de junio de 2019, 4:00 AM
11 de junio de 2019, 4:00 AM

Los cuadros que adornan la recepción social de Aimé Hecker (31), líder del Grupo Hylea, en Santa Cruz solo muestran los inicios de un emporio empresarial que nació hace 100 años y que hoy gesta un nuevo hito en la industrialización de la almendra amazónica. Pando es el núcleo donde la firma inyectó $us 18 millones para estructurar una nueva planta procesadora que exponga aún más a este producto no tradicional en la órbita global, que hasta ahora ve en la infraestructura vial su principal problema.

—¿Cómo ve el comportamiento de la almendra y qué balance hace del posicionamiento de Bolivia como principal proveedor del mercado mundial?

Bolivia es el mayor productor y exportador. Entre el 70 y el 80% de la oferta mundial proviene del país. Dependiendo del tamaño de la cosecha, Bolivia exporta entre 17.000 y 22.000 toneladas al año y los principales mercados son la Unión Europea, EEUU y Canadá.

—Este producto, no tradicional, ha mostrado un repunte en distintos mercados, según organismos económicos del país,¿cuánto de esto depende del Grupo Hylea?

Eso es algo relativo porque todo depende del año (la cosecha) y las proyecciones del mercado. Pero nuestra compañía tiene un ‘market share’ que está entre el 12% y 15% del mercado.

—Ustedes que vienen apostando por este mercado, ¿qué planes de fortalecimiento y expansión tienen en agenda?

Nuestra empresa cubre toda la cadena productiva de la almendra. Tenemos la recolección en Pando e inauguramos también nuestra planta procesadora aquí en el país. Asimismo, contamos con una empresa distribuidora de la Unión Europea -situada en Alemania- y hace pocas semanas constituimos nuestra oficinas en Shanghái (China) con proyecciones de abrir nuevos mercados e incrementar la demanda del producto.

—¿A cuánto asciende la inversión realizada en la planta procesadora de este producto y cuáles son sus carcaterísticas?

Invertimos $us 18 millones en esta planta -situada en Fortaleza, Pando, donde trabajamos con 80 comunidades- que tiene tecnología de punta y una capacidad de hasta 300 contenedores al año, cada uno de 16 toneladas. De momento no proyectamos ampliar esa cifra. La producción abastecerá la demanda de nuestros clientes y esa es la meta principal, explotar la capacidad máxima de la planta. Estamos generando 300 empleos.

—¿Ese know-how que ustedes perfilan para este mercado se podría transmitir de alguna manera a entidades estatales como la Empresa Boliviana de Almendra y Derivados (EBA)?

Nuestra meta no es solo que Bolivia sea el mayor exportador, sino también que los mercados confíen en la calidad que el país puede ofrecer. Nuestro producto depende de qué tan saludable esté el ecosistema en la selva amazónica. Desde luego tenemos que enfocarnos y hablar con comunidades y recolectores para preservar la selva. Nuestra familia está en el sector de la almendra desde hace 100 años y seguiremos apostando por el país.

—¿Cuál es la principal preocupación para cumplir las proyecciones de mercado?

Las carreteras. Pando y Riberalta (principal municipio productor de almendras) sufren en época de lluvias por el estado de los caminos, los viajes por carretera implican el doble de tiempo y esto perjudica a las empresas y los cronogramas de exportación de productos amazónicos, entre ellos la almendra. Hay que encontrar una solución.

—El empresariado busca un nuevo rumbo para la exportación con Puerto Busch, ¿ve posibilidades de gestar una iniciativa similar en el norte del país?

Hace mucho tiempo se buscan alternativas para exportar los productos bolivianos. Lamentablemente, el trámite y negociaciones bilaterales no se llevan a cabo en la velocidad adecuada. Brasil quiere que se exporte a través de su territorio, sí, pero hasta ahora no se concreta nada. La mejor salida por ahora es Chile, nosotros exportamos por Arica.

PERFIL

Se formó en Alemania como economista agrario, periodo en el cual analizó las potencialidades para explotar la almendra amazónica. Ese es el rumbo que tomó durante el último tiempo. Con 31 años, hoy Aimé Hecker es el CEO y líder de la cuarta generación de Hylea, un grupo empresarial que cumplió 100 años de trayectoria y que se especializa en ese sector. El ejecutivo divide su tiempo en controlar la operación entre Bolivia y Alemania.