El X Encuentro de Escritores Iberoamericanos reunió a siete autores de cinco países que abordaron las diversas perspectivas de la literatura en nuestro idioma

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24 de noviembre de 2018, 4:00 AM
24 de noviembre de 2018, 4:00 AM

Abordar las perspectivas y tendencias de la literatura iberoamericana actual fue la temá- tica que reunió a un puñado de autores nacionales e internacionales en el Centro Simón I. Patiño de Cochabamba.

El X Encuentro de Escritores Iberoamericanos concluye hoy en el histórico Palacio Portales de la capital del valle. Carmen Boullosa (México), Julián López (Argentina), Giuseppe Caputo (Colombia), Horacio Castellanos Moya (El Salvador) y los bolivianos Gonzalo Lema, Giovanna Rivero y Wilmer Urrelo han sido los invitados de esta cita bianual.

Las visiones
Antropoficción, una nueva era literaria fue la ponencia con la que se abrió el encuentro y estuvo a cargo de Giovanna Rivero. La escritora cruceña propuso una reflexión sobre los derroteros de la ciencia ficción en este siglo, las mutaciones en sus tópicos y los nuevos intereses de la narrativa.

“La ciencia ficción ha cruzado fronteras epistemológicas hasta conquistar un territorio literario equiparable a lo que las novelas de la tierra e indigenista significaron para la memoria del siglo XX”, expresa la autora de Tukson y 98 segundos sin sombra, que afirma que vivimos una crisis de ‘narratividad’ y que la tecnología ha tomado el poder que antes tenía la ciencia ficción.

“La tecnología del siglo XXI le ha arrebatado a la ciencia ficción la ilimitada capacidad de invención de la que gozó en otras épocas, cuando su naturaleza literaria funcionaba como la lúcida premonición de las posibilidades técnicas capaces de desplegar los secretos del mundo”, añade Rivero. A su lado se sentó el colombiano Giuseppe Caputo, que vino por primera vez a Bolivia para afirmar que “un hombre crucificado no es una cruz”. La intervención de Caputo abordó la cultura de la violencia, “a través de una representación verbal a partir de una representación visual”, es decir, una écfrasis.

“La violencia, al ser una realidad sempiterna que me ha tocado puede salir de nosotros en cualquier momento. Y su escritura no solo es necesaria sino también inevitable. Me pregunto si para escribir el mundo hay que escribir la violencia. Desde mi experiencia digo que, al infligir violencia, el pasado y el futuro desaparecen, es decir, se pierde el tiempo y al ocurrir esto todo se vuelve presente”, dijo el autor de las novelas Un mundo huérfano y Se va un hombre. Julián López, invitó a reflexionar sobre el escritor como figura política.

Una deriva política, fue el nombre de su ponencia, mediante la cual el argentino manifestó su interés de que haya unanimidad para poder crear mejores propuestas. “Lo que un escritor escribe no es más que la continuación de otras obras, y lo que escribe pertenece a la escritura de la comunidad; es decir, a la historia de ese lugar y a este se debe. También se trata de exigirles a nuestros representantes, políticas que tengan que ver con nuestra cultura y la garantía de un acceso libre y sin manipulación”, menciona López. En un texto muy íntimo y revelador titulado La mutación de las cosas, Wilmer Urrelo se refirió a la vida de un escritor con una experiencia físicamente dolorosa. Se trata de la desmielinización, una enfermedad que padece el autor paceño desde hace varios años.

“Mis lecturas y formas de ver la vida fueron cambiando desde 2012, cuando me detectaron esta enfermedad”, afirmó Urrelo, que explicó que su dolencia le está impidiendo la movilidad de las piernas y le causa mucho dolor. Paralelamente, habló de su sensibilidad como lector y su interés por la historia de Bolivia y Latinoamérica. Urrello tomó estos elementos y los vinculó.

El autor de Hablar con los perros abordó la obra de diversos escritores, como José Donoso, Javier Marías, Elena Garro, Guadalupe Dueñas y sobre la poesía de José Asunción Silva, una lectura que fue determinante para la formación de Urrelo. El salvadoreño Horacio Castellanos Moya no pudo asistir al encuentro, pero se conectó vía Skype con la audiencia.

El autor de El sueño del retorno (un relato sobre la violencia en El Salvador) se refirió a la represión de los escritores en tiempos de dictadura y la diferencia que existe al respecto en estos tiempos. “En democracia ya no se reprime al escritor. Las amenazas son más finas, operan de una forma más sutil”, mencionó. Castellanos Moya, a la vez, manifestó su idea del oficio de escribir ficción, el cual lo entiende como un arte: “En cada obra concentro todas mis energías creativas para lograr un texto artístico que responda a mis motivaciones más personales de expresión, a la mayor libertad de fabulación creativa de la que soy capaz, voluntad que se manifiesta a través del lenguaje”.

La mexicana Carmen Boullosa propuso establecer las diferencias y la cercanía entre la novela y el poema, y también entre otros géneros literarios. “Me gusta la palabra y considero el lenguaje como un milagro. Amo contar historias y lo hago en mis novelas haciendo uso de la palabra”, asevera Boullosa. Gonzalo Lema cerró el encuentro con Cercanía del griego, un ensayo sobre los clásicos de la literatura, los cuales el tarijeño considera que deben retornar para ocupar un lugar de preferencia entre los escritores y lectores como una forma de lograr una especie de equilibro necesario en las sociedades. “Actualmente vivimos una revolución transversal, un derrotero tan volátil, frágil y perdido que nos está dejando a la deriva. En ese sentido, pienso que debemos alimentarnos de los clásicos, de los grandes libros para fortalecernos mutuamente”, puntualiza Lema.

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