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20 de julio de 2019, 4:00 AM
20 de julio de 2019, 4:00 AM

Billie Eilish es algo más que la adolescente del año: es la primera enviada de la próxima generación de mentes maestras del pop y está reescribiendo el cancionero contemporáneo. Es una rebelde que se salteó los talleres de composición con superproductores para hacer sus propias canciones excéntricas junto a su hermano. Eilish canta sobre asesinatos, sangre y pesadillas eléctricas en su creep-show, y así fue como tomó a todos por sorpresa con When We All Fall Asleep, Where Do We Go?, su exitoso debut.

Pero es demasiado ambiciosa como para conformarse con eso. Esta chica se quiere comer el mundo, y lo quiere ya. Por otro lado, Eilish es la primera hitmaker nacida en este siglo. Tiene la misma edad que el iPod, lo que básicamente explica su insólita facilidad para saltar entre géneros: va del gangsta-rap al emo, del grunge a las baladas góticas, fusionando todo ese ruido que la mantiene despierta.

Escribió su primera canción a los 11: era una historia basada en la serie de zombis The Walking Dead. Pero el horror en su música se siente más bien como una manera de desahogar la rabia de una niña que lucha por crecer en sus propios términos. Como a prácticamente cualquier adolescente de esta época, a Eilish le encanta hablar sobre cómo la inspiran los raperos (“Childish Gambino me inventó, dude”, dijo). Pero ella no solo se quedó con la arrogancia del rap actual, sino que estudió su forma de trabajar por debajo del radar, encontrando su ritmo sobre la marcha. Nunca se preocupó por tener el hit perfecto para la radio -la manera en la que se supone que las nuevas popstars se dan a conocer-, sino que irrumpió como una artista “de discos”, con un álbum completamente desarrollado.

Todo esto en una época en la que los expertos nos dicen que los discos están obsoletos. “Mis hijas están obsesionadas con Billie Eilish”, dijo un padre de la generación X. “Está pasando lo mismo que con Nirvana en 1991”. Ese padre era Dave Grohl. Como si de una montaña rusa se tratara, Billie Eilish nos hace subir y bajar continuamente en este álbum debut, en el que exploramos sus muchos fantasmas y nos introducimos en su interior.

Pero lo más sorprendente de esto es que, mientras conocemos esa oscuridad, también hacemos una introspección personal. Cuando terminas de escucharlo, además de estar sumido en un estado total de tranquilidad que ya conocerán quienes hayan escuchado a Billie Eilish, la sensación que te invade es la misma que sientes cuando has hecho un viaje por carretera, a través de todo tipo de paisajes, pero sin interrupciones, a un ritmo agradable, dejándote llevar