Causó un revuelo tanto en el Fondo de Cultura Económica, que ahora dirige, como en la Feria del Libro de La Paz, donde pidió bajar los precios de la editorial que dirige. Asegura que Bolivia avanzó más que México en alfabetización, pero su país adelantó más en la consolidación del lector

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10 de agosto de 2019, 4:00 AM
10 de agosto de 2019, 4:00 AM

“Ayotzinapa. Solo eso quería decirle”. Después de esa pregunta, el escritor hispano-mexicano Paco Ignacio Taibo II despliega toda su artillería con lo que dijo en el documental que hizo para Netflix, Los días de Ayotzinapa. Lo hace mientras responde a las preguntas de BRÚJULA en la Feria del Libro de La Paz.

El escritor se refiere a lo sucedido el 26 y 27 de septiembre de 2014, cuando 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, que se dirigían a conmemorar los ataques de mayo del 68 en Tlatelolco, fueron emboscados por la policía municipal de Iguala.

Siete muertos y 43 desaparecidos fue el resultado de esa trágica jornada, que Paco Ignacio califica como ‘crimen de Estado’ sin dudar. Expone, como siempre lo hizo, los intentos del Estado por proteger al Ejército en la matanza y la displicencia del ahora ex presidente Peña Nieto, que llegó a decir que se debe “superar esta etapa y dar un paso adelante”.

El Che, en reposo

Paco Ignacio Taibo II es un hombre de izquierda militante y comprometido. Fue un crítico lúcido del Gobierno de Peña Nieto, a veces desde la pulla, a veces desde el sarcasmo: “Soy ateo, pero después de cuatro años de Peña, ya creo en el diablo”, comenta.

Como autor de una de las biografías más respetadas (Ernesto Guevara, también conocido como el Che) sobre el guerrillero argentino y cubano, estuvo en 2015 en Bolivia. Recorrió varios lugares y entrevistó personas para un documental.

La investigación realizada considera los documentos desclasificados por la CIA y muestra las facetas de escritor, educador y combatiente de Guevara. Su libro se ha traducido a una decena de idiomas y ha alcanzado ventas millonarias. Pese a eso, afirma: “Creo que habría que revisar todo lo nuevo que ha salido a la luz en estos últimos diez años. No es una esquina, son todas. Pero no pienso hacerlo. Tengo otras prioridades”.

 

PARA ROMPER EL CÍRCULO

Las prioridades de Taibo II cambian constantemente y a veces se superponen. Sus comienzos como orador excepcional, capaz de explicar en los barrios pobres los conceptos más complicados. Tomó la bandera de la justicia social y pensó que su labor consistía en alfabetizar a los obreros. Corría el agitado año 1968 y tenía un compromiso político y muchos textos que escribía en los pocos ratos que le dejaba el activismo y la alfabetización.

Esta preocupación no lo ha abandonado. Desde la distancia, parecería que México tiene los mismos problemas que Bolivia para fomentar la lectura. Se le pregunta qué se puede hacer para estimularla en niños, jóvenes y adultos, porque en Bolivia faltan promotores de lectura; se sigue asignando lectura por obligación; ¿cómo romper ese círculo?

“Hay que romper el círculo”, dice con decisión. “Creo que no es el mismo problema. Bolivia va mucho más avanzada que México en materia de alfabetización. En México estamos mucho más atrás. A pesar de la riqueza del país y de los recursos, la corrupción de los viejos regímenes nos hizo retroceder en materia de alfabetización. Pero aquí les falta una política de consolidación del lector. Una vez que les enseñaste a leer, ¿qué le das para leer? Y ahí sí hemos avanzado mucho en México”. La lectura por obligación

No es un color

A sus tempranas colaboraciones periodísticas se suma su producción de novelas negras, con personajes desgarrados por paradojas, frecuentemente idealistas y a veces anclados en sucesos históricos.

Esa pasión por la novela negra, que empezó en 1976 con la publicación de Días de combate y la irrupción en el mundo literario de Belascoarán, el detective que a veces es su alter ego, con su humor tristón y a la vez festivo, un poco universal y un poco local, como todo buen personaje.

El método o más bien el no método del detective lo ha convertido en alguien querido por los lectores, al punto de que, cuando muere en una de las novelas, aparecieron grafitis en las paredes: “Belascoarán vuelve”. En la siguiente novela, Taibo II decidió resucitarlo. Nada complicado para un agnóstico, como lo son la mayoría de sus personajes.

Este trabajo ha sido tres veces reconocido con el Premio Hammet. Las voces de conocedores aseguran que con Taibo II, el género se ha enriquecido, y él mismo dice que su novela se escribe a partir de la realidad mexicana y no solo del género literario. Por eso, los asesinos a veces son los secretarios de gobernación o incluso, el jefe de Policía. Solo hay que cuidar de que la anécdota “no se coma a la novela”.

 

Además, hasta 2012, fue el organizador de la Semana de Gijón, que creó en 1988. Hoy, ese evento no solo reúne a los fanáticos de la novela negra, sino a los de otros géneros como la poesía o el cómic. En sus 11 días de duración, el evento roza el millón de visitantes, gracias a la presencia de personajes como Juan Gelman (1930-2014) y el cantautor Joaquín Sabina.

El precio de la lectura

Puesto que el país invitado de la Feria del Libro de La Paz es México, la presencia de Taibo II era casi un imperativo, debido a su reciente nombramiento -en enero de este año- como director del Fondo de Cultura Económica. Fue nombrado por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Para su nombramiento fue necesario modificar una ley que impedía nombrar en el cargo a un extranjero. Taibo II es mexicano y español. Su llegada a este fondo editorial causó un tsunami.

Conocido por llamar a las cosas por su nombre como postura estética del lenguaje, Taibo II criticó a los anteriores directores del Fondo, más interesados en asistir a un coctel en Guadalajara que a un encuentro de fomento a la lectura en localidades como Hidalgo o Tepecpan. Sabe que no podrá hacer que todos los mexicanos lean; sabe que no podrá hacer que todos los que quieran accedan a la lectura; pero cree que es posible aumentar el número de lectores.

Por eso, su primera medida ha consistido en bajar el precio de los libros. Hay ejemplares que cuestan menos de diez bolivianos en su equivalente en pesos mexicanos, y de 160 bolivianos han sido rebajados a 30 o 40. Grito en el cielo.

Pero las ventas subieron y los millones de ejemplares que dormían en las bodegas empezaron a moverse. Ningún libro será destruido, porque es política del Fondo jamás deshacerse de ningún ejemplar, así sea el texto que algún político escribió para quedar como intelectual. Dentro de una semana, empezará una venta nocturna en varias librerías relacionadas con el Fondo en México.

“¿Así o más barato?”, dice la campaña, que incluye a los libros electrónicos y a los ejemplares que se venden en Amazon. Los ejemplares se venden en 18 bolivianos. Cuando estuvo en La Paz, comenzó a bajar los precios de algunos stands, ante la sorpresa de los vendedores.

“Si hay problemas, envíenme un correo para arreglarlo”. Pese a toda esta actividad, dice que seguirá organizando ferias.

“Afortunadamente, esa parte la mantengo. Sigo organizándolas con el Fondo”, dice. Tiene la energía suficiente para seguir incomodando a quienes se lo merecen. “La próxima semana usaré una polera que dice ‘Algún día el pueblo tomará todos los palacios’.

Es una frase de mi padre”. Está planificando una serie para Netflix y una novela en proceso “porque no he terminado de aprender sobre el oficio de escribir”.

1.- Fue uno de los primeros intelectuales en pronunciarse por la desaparición de los 43 estudiantes Ayotzinapa. Incluso lo plasmó en sus originales poleras.

2.- Ha escrito diez novelas en las que Belascoarán, el detective, indaga sobre la realidad mexicana.
3.- Los jóvenes se cuentan entre sus numerosos lectores. Siempre lo asedian en sus presentaciones.

4.- Un afiche humorístico en el que se anuncia una de sus presentaciones en una universidad de México.

5.- Fue una de las voces más crí- ticas y lúcidas durante varios gobiernos, como el de Peña Nieto.