Las obras de Alfredo Müller, Magenta Murillo, Carolina Sanjinés y Guido Bravo se encuentran en torno al erotismo y la sexualidad como motor de los seres vivos

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18 de mayo de 2019, 4:00 AM
18 de mayo de 2019, 4:00 AM

El término arte erótico está relacionado con el arte de contenido sexual, y, especialmente, al arte que celebra la sexualidad humana. Deriva de eros, la palabra griega para el amor físico por otra persona (en oposición a ágape, el amor espiritual y desinteresado por un dios).

Es la misma definición que ha inspirado la obra de Alfredo Müller, Magenta Murillo y Carolina Sanjinés, que por segunda vez exponen la muestra Erótico en la galería taller de Müller, esta vez con un invitado: Guido Bravo. Müller continúa con sus característicos óleos, que retratan a la mujer contemporánea, mientras que Murillo propone fotografías intervenidas digitalmente en las que ella es el personaje erótico e incluye textos propios. Sanjinés expone esculturas en bronce, cerámica, madera y resina de cuerpos abrazados y situaciones que sugieren más mostrar explícitamente.

Guido Bravo está presente con tres cuadros, uno inédito y dos que ya han sido expuestos, en los que la figura de la mujer cobra protagonismo. “Me parece una oportunidad muy interesante para recordar que el arte siempre ha tenido un apego muy especial por el erotismo. También ha sido censurado durante muchos años, sin embargo, acá estamos para reafirmar de que se trata de algo muy natural el graficar los sentimientos en una obra”, expresa Bravo.

Müller también se refiere a la censura, la que más de una vez apuntó a su arte cuando llegaba cargado de erotismo. Hoy celebra que la sociedad se abra a este tipo de propuestas y asegura que esa gente que se escandalizaba por sus cuadros es parte del pasado.

“Esas ideas conservadoras están desapareciendo, ya no tienen sentido, no somos un pueblo, sino una gran ciudad. Recuerdo a mucha gente que se incomodaba, que se ofendía y que llegó hasta amenazarme por hacer este tipo de arte”, comenta Müller. Magenta Murillo considera que una exposición sobre erotismo es muy necesaria cada cierto tiempo.

“Es como ponerle vitaminas a la gente, a una ciudad que de por sí es erótica en sus manifestaciones, en sus mujeres, en cómo la gente lo ve, sin que esto signifique llevarlo hacia lado del machismo y del sexismo”, expresa la artista, cuya obra parte de la experiencia propia.

“Es un juego que parte de mi propio erotismo, es cruzar de alguna forma las barreras. ¿De dónde más puedo hablar del erotismo si no es de mí misma’? Estas imágenes hablan de una reconciliación, de decir ‘yo soy la artista, yo soy la obra y de aquí parto’. Lo que proponemos es otra lectura, en esta exposición hay mucha sensualida”, añade Murillo. Carolina Sanjinés se adueña del centro de la sala con una variedad de obras que reafirman que la escultura también ocupa un lugar importante en el arte erótico. “Así como hay pintura, literatura y cine erótico, también hay escultura erótica. En esta muestra se presenta con diferentes materiales para que quede claro su carácter diverso. Lo erótico tiene que tener cierta magia, tiene que estar muy lejos de lo obsceno. Representa la pasión humana”, dice Sanjinés.