Una crítica a la serie española que se emite en Netflix y que tuvo un sorprendente éxito desde su primera temporada. La  historia de un robo singular perpetrado por un grupo todavía más original

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14 de abril de 2018, 4:00 AM
14 de abril de 2018, 4:00 AM

Podríamos explicarlo con hamburguesas. Una grasosa y calórica hamburguesa genera satisfacción y alborota las endorfinas. Yummie. Pero en el fondo, a veces ni tan en el fondo, sabemos que en ese universo de lo que podemos llevarnos a la boca, existen más y mejores cosas.

¿Esa sapiencia nos detiene  a la hora de desear, obtener o deglutir una hamburguesita? No, señores. No. 

Casa de Papel es nuestra hamburguesa gourmet. ¡Y qué hamburguesa!  

Esta es una serie española que ha trascendido las fronteras de la Madre Patria gracias a Netflix. La poderosa plataforma estrenó la semana pasada su segunda temporada y ya se confirmó que tendremos una tercera. 

Más hamburguesas para el mundo.

Ya podemos abrir el debate sobre si es una serie sobrevalorada o si nos tenemos que poner a cantar a grito pelado Bella Ciao. 

El creador

El creador del fenómeno no es otro que Álex Pina, un productor español que tiene una amplia trayectoria en televisión y en el 2016 fundó su propia compañía llamada Vancouver Media cuyo primer trabajito es ni más ni menos que Casa de Papel.  

Pina sigue fielmente la fórmula americana, y la sigue muy bien con un diseño de producción impecable y la capacidad de elegir un casting que es difícil de olvidar. A la fórmula americana le mete lo que yo identifico como la fórmula Pina: Mensajitos sobre temáticas varias como el aborto, delincuencia, policía mal pagada, violencia doméstica, y un aburrido etcétera. 

La historia arranca cuando El Profesor (Álvaro Morte) recluta a variopintos personajes para ejecutar un robo que lleva planeando toda su vida. Como no quiere robar plata de personas de a pie no se meterá en un banco sino al lugar que imprime los billetes en España. Así es. El sujeto planea robar La Casa de Moneda y Timbre e imprimir sus propios quintos mientras dura el atraco.

Bien jugao, Profesor.

El éxito de la serie descansa en ese ajedrez que juega El Profesor con las fuerzas del orden, mientras intenta mantener a sus secuaces dentro del boliche el tiempo suficiente para que logren sus objetivos. El Profesor es un personaje maquiavélico, que al llevar años preparando el robo, tiene milimétricamente medidas las variables y las respuestas a dichas variables. 

Los personajes
Otro de sus ganchos es el dibujo de sus personajes. Los ladrones vestidos de overoles rojos y con máscaras de Dalí. Esos que para no crear lazos afectivos se conocen solo por nombres de ciudades: 

1) Úrsula Corberó como Tokio, personaje femenino que tuvo como referente a la Matilda de Natalie Portman en El Profesional. Tokio fue el personaje que más detesté, porque hizo burreras desde el episodio uno hasta el final. Digo, si hay reglas cumplilas. CUMPLILAS.

2) Miguel Herrán como Río, el personaje más joven del grupete, el más ñoño, el más ingenuo. 

3) Paco Tous como Moscú, uno de los mejores actores del grupo y que crea más empatía con el espectador al ser el papá de Denver.

4) Jaime Lorente como Denver, cuya risa peculiar será muy difícil de olvidar, aunque junto con Río actoralmente era de los más bajos.

5) Darko Peric como el entrañable Helsinki, un serbio que dice poco o nada en la serie, y cuya actuación depende más de su físico.

6) Roberto García, como Oslo, actor que debuta con esta serie y cuyo papel como atracador es casi secundario.

7) Alba Flores como Nairobi, uno de mis personajes favoritos. Hija de Antonio Flores y nieta de la gran Lola. 

8) Y finalmente un extraordinario Pedro Alonso como Berlín, para mí el mejor personaje y el más coherente.
Desde el episodio uno me pregunté cómo harían los guionistas para estirar el zafarrancho tanto como para que la primera temporada tenga 9 episodios y la segunda 6. Y, claro, eso fue exactamente lo que los guionistas hicieron: ESTIRAR.

Estirar siempre pasa factura, porque la historia empieza a perder credibilidad y más aún en una situación tan delicada como un robo que tiene en vilo a un país y que requiere acciones por parte de la policía y por parte del gobierno que en la serie tienen poco o ningún sentido.

Pina no se despeina y además pone en el sancocho los mensajitos a la conciencia que ya mencioné y convierte el atraco en una telenovela donde se cuecen historias de amor y despecho. Es en esos momentos que ves que “surge el amor” cuando empezás a gritarle a la pantalla, a Netflix y a la Madre Patria: “¡SON SOLO TRES DÍAS LOS QUE LO/LA CONOCÉS! ¡TRES DÍAS!”.

Esta indignación que puede provocar en algunos espectadores se responde fácilmente: Pina sabe lo que hace. Claro, se trabajó con dos equipos de guionistas compuestos por el mismo Álex Pina, Esther Martínez-Lobato, David Barrocal, Fernando Sancristóval, Javier Gómez Santander, Esther Morales y Pablo Roa, cuyos nombres aparecen como responsables en distintos episodios. O sea, nuestro amigo Pina sabe que las historias de amor que se crean entre algunos personajes “venden”, y son puntos altos para una audiencia más amplia que la que se va a indignar o sentir estafada por el truco barato.  

De la misma manera, suceden miles de cosas que en la historia se atropellan unas a otras. Pina trabaja bajo la lógica de “tirar bombas”, término que él mismo usa para referirse a situaciones creadas en pizarra para generar estupefacción en el espectador y que este se obligue a pensar en cómo saldrán esos pobres desgraciados de tanto tole tole. Obviamente, son situaciones irreales que se resuelven de manera irreal, y que el público masivo celebra o disfruta.

Mal que mal, incoherencias y desbarranques narrativos de por medio, Casa de Papel es un producto de factura internacional, con una dirección impecable, un montaje frenético y una dirección de arte y vestuario que embellecen la propuesta española.

Eso no quita que después que la primera temporada termina, la segunda (a fuerzas de estirar) se vuelva más difícil de ver. Los últimos episodios se vivencian como cuando ya estás empachado de tu hamburguesa y solo estás esperando el momento que el cuerpo digiera y expulsés el asuntillo. 

Nuevamente ¿Importa? No. Ya te comiste la hamburguesa, la disfrutaste, y seguramente si aparece otra te la querrás comer también.

Curiosidades
IMDB, el portal con la mayor base de datos de cine, series, programas de televisión y videojuegos, califica Casa de Papel como “la mejor serie española de la historia” y además la posiciona como la número 22 entre las series más populares del momento en el mundo entero.  

El equipo de arte de Casa de Papel, trabajó en la realización de 2.600 fajos de billetes para la producción. Una labor minuciosas y de cuidado, pues el hurto a La Casa de la Moneda y Timbre no podía contar con algo menos que una perfecta copia del papel moneda. La impresión se hizo sobre papel periódico y se llevó a cabo en las instalaciones del diario ABC.

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