Una mirada a la polémica surgida hace unas semanas por el dibujo de la artista orureña Rilda Paco y la indignación causada a los fieles de esta figura religiosa

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10 de marzo de 2018, 4:00 AM
10 de marzo de 2018, 4:00 AM

Parece que en este país últimamente todo es una pugna de poder, lo que hace uno, el otro no está de acuerdo y viceversa.
Aun así y por confuso que se ve el panorama, lo único que está claro en este caso, es que una artista joven orureña, premeditadamente difundió una imagen de la Virgen María en ropa interior y entonces pasó lo que para mí es inimaginable, ciertos grupos enloquecieron y buscaron la manera de castigar a la artista por cualquier medio y del otro lado aparecieron grupos que vieron la oportunidad de hacer promoción de sus ideologías a través de la artista, la obra y la difusión masiva que el asunto obtuvo tan repentinamente.

Pese a que entiendo la intención de la artista y veo el propósito sugerido claramente plasmado en la obra, me parece que la obra es formalmente pobre y está más cercana a la caricatura o a la propaganda que al arte, vamos a llamarlo “de caballete”, y por esto mismo me queda claro que la intención de la artista no estaba en juguetear en el mundo del arte, o en ganarse un espacio dentro de este, sino de hacer una clara crítica al comportamiento pagano y frívolo que prima en el actual Carnaval de Oruro.

La crítica a la banalidad con la que la sociedad se aproxima a la creencia religiosa y a la espiritualidad se ha dado antes en la historia del mundo, la más notoria es seguramente la etapa conocida como la iconoclastia, que destruyó gran parte de las imágenes religiosas entre el siglo VII y el VIII acusándolas de desviar al público de la verdadera fe.

No es la primera vez que se censura una obra de arte o una expresión artística en este país, casi siempre se hace por protestas de los ciudadanos directamente a la dirección de los museos públicos, que ciertamente son los más flexibles a escuchar las quejas de los espectadores, para no atenerse a la mala publicidad que esto puede generar. Ciertamente en la misma red uno puede encontrar sin dificultad obras que atentan a la estructura básica de los dogmas religiosos o de exhibición sexual explícita que se han expuesto en este país desde los años 80, varias de ellas de artistas aclamados y en colecciones de museos importantes del país. 

Creo que la novedad o la gran diferencia con el resto de las obras censuradas o de sexualidad explícita y que se han realizado en el país desde los años 80, es la utilización de las redes sociales como mecanismo de difusión del problema y de la confrontación, exigiendo a líderes y figuras públicas a tomar una posición sobre un tema que no tiene que ver con política, sino con libertad de expresión.