Fue el último en llegar al poder mediante golpe. No consideran que merezca una “capilla ardiente”

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30 de abril de 2018, 8:00 AM
30 de abril de 2018, 8:00 AM

No habrá capilla ardiente en la sede de la Asamblea Legislativa Plurinacional. Luis García Meza, será velado por sus familiares en la capilla militar de Irpavi y aún se desconoce dónde será enterrado. 

Tanto el ministro de Defensa, Javier Zabaleta, como asambleístas plurinacionales del oficialismo confirmaron que no habrá homenajes para el exdictador, que “no corresponde ningún tipo de honor”, dijo el ministro.

Consultado por EL DEBER, el expresidente Jaime Paz Zamora, que sufrió heridas en un atentado aéreo atribuido al exdictador y su entorno, lo ubica en la historia: “Fue el último representante del modelo boliviano del golpismo civil militar. Con su muerte se cierra una etapa, la del golpismo, que gobernó este país desde el inicio de la república”, dijo. 

Recordó que la última sangre que derramó el golpismo fue durante el ataque a la calle Harrington, cuando asesinaron a toda la cúpula del MIR.
Explicó que el de García Meza fue el último golpe de la “dolorosa transición hacia la democracia” entre 1978 y 1982, cundo Bolivia alternó siete gobiernos militares por dos civiles y tres elecciones en solo cuatro años.     

Otro expresidente, Carlos de Mesa, escribió en Twitter que la muerte del exdictador “testimonia la memoria de un periodo terrible de nuestra historia que él encarnó con dureza y arbitrariedad sin límites”. En esa misma plataforma colgó el link a un documental que produjo cuando ejercía el periodismo y que muestra de cuerpo entero a García Meza y Luis Arce Gómez en sus años de poder casi absoluto. 

No se registró ninguna reacción del presidente Evo Morales. En cambio, Samuel Doria Medina dijo en Twitter que el Estado hizo su tarea: “encarceló al que viola los derechos humanos. Contribuyeron  ciudadanos que buscaban justicia como Juan del Granado. Bolivia sigue hoy su lucha por la democracia y contra los gobernantes que no respetan el voto”. 

Para Paz Zamora, ese también es el desafío constante, consolidar una democracia cada vez más institucional. La familia Quiroga prefiere no hacer comentarios en este momento.